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Artículos referidos al pasado del hombre en una época entre el conocimiento de la escritura y la caída del Imperio Romano.

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Artículos referidos al pasado del hombre en una época situada entre la caída del Imperio Romano y el descubrimiento de América.

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HISTORIA CONTEMPORÁNEA

Artículos referidos al pasado del hombre en una época situada entre la Revolución Francesa y la época actual.

domingo, 31 de agosto de 2014

La Revolución Rusa: La Revolución de 1917

A principios del siglo XX, la situación económica rusa era de atraso con respecto a las naciones europeas vecinas. La modernización y la industrialización trajeron un desfase entre los grandes propietarios y la clase asalariada, que toma conciencia de su situación e iniciará una lucha por sus derechos que alcanzará consecuencias imprevistas. En 1917, el levantamiento de las clases populares acabará por derrocar el régimen zarista e instaurar otro en el que el Partido Comunista regirá el devenir de la nación durante la práctica totalidad del siglo XX. La fórmula será exportada posteriormente fuera de Rusia.    

Enlaces relacionados:
La Revolución Rusa: Rusia a principios del siglo XX.
La Revolución Rusa: La Guerra Civil y la formación de la URSS.
La  Revolución Rusa: La NEP, la III Internacional y la era de Stalin.


 LA REVOLUCIÓN DE FEBRERO 

En 1914, las políticas internacionales de las grandes potencias europeas chocaron en el conflicto bélico más sangriento que había vivido la humanidad: la Gran Guerra, a la que Rusia no fue ajena. Una vez más, a imagen de lo ocurrido en 1905, la guerra sometió al régimen zarista a una prueba que no pudo resistir. Con el estallido bélico, los miembros de la clase media ofrecieron su apoyo al gobierno y todos los partidos (salvo el POSD) apoyaron la participación en la guerra. Aunque éste recelaba de aquellos signos de actividad que surgían fuera de los círculos oficiales. Sin embargo, la entrada rusa en la Primera Guerra Mundial, podría satisfacer las ansias expansionistas del zarismo pero no iba a repercutir en ningún beneficio para las clases humildes que sangrarían en el campo de batalla. El obrero y el campesino se incorporaban al ejército sin ninguna convicción y, para colmo de males, la guerra comenzaba con varios desastres.

Petrogrado en marzo de 1917
Fuente: Wikimedia Commons

Las duras derrotas (especialmente sangrantes en el frente prusiano) eran un reflejo de unas tropas desmoralizadas e irregularmente adiestradas, dirigidas por oficiales mal preparados. La infraestructura de la guerra era claramente insuficiente (con una deficiente red ferroviaria, y falta de recursos armamentísticos e incluso alimenticios). Como resultado, las cifras de bajas eran escandalosas. Mientras los insuficientes recursos eran destinados al frente por las necesidades de la guerra, el hambre y la escasez se extendieron lentamente por el país originando huelgas y una gran inestabilidad.

Fuerzas cosacas en la Primera Guerra Mundial, por Ray Mentzer (1914)
Fuente: Wikimedia Commons
Por otra parte, la vida en la corte rusa era pintoresca. La zarina Alejandra, de origen germano (de hecho, no hablaba ruso con fluidez), miraba con desprecio a todos los rusos ajenos a su círculo, incitaba a su marido a comportarse como un autócrata orgulloso, y escuchaba los consejos de un hombre que se autodefinía como santo, Rasputín, que ejercía una enorme influencia sobre la pareja real. El asesinato de éste fue un signo más de la desafección de todos los estratos del pueblo ruso hacia el régimen zarista.

Durante la guerra, en 1915, se suspendió la Duma, aunque al año siguiente fue reunida de nuevo, y a pesar de haber sido siempre tan conservadora, expresó su enérgica indignación por la forma en que se llevaban los asuntos. Entre todos los elementos de la población aumentaba el descontento por el curso de la guerra y por la ineptitud del gobierno. El zar comenzó a pensar en la represión y suspendió nuevamente la Duma. Incluso los más moderados llegaban a la conclusión de que la situación sólo podía resolverse por la fuerza.

Rasputín y sus admiradoras, por Karl Bulla (1914)
Fuente: Wikimedia Commons
Una vez más fueron los obreros de Petrogrado los que precipitaron la crisis. Los alimentos habían empezado a escasear, como en todos los países beligerantes, pero la administración zarista era demasiado torpe y estaba demasiado desmoralizada por la corrupción para establecer los controles que en los demás países se habían hecho habituales, como fijación de precios máximos o distribución de cartillas de racionamiento. En marzo de 1917, estallaron motines para reclamar alimentos, que pronto desembocaron, con la ayuda de los intelectuales revolucionarios, en insurrecciones políticas. El zar ordenó sofocar la rebelión pero, finalmente, las tropas de la ciudad se negaron a continuar disparando contra los insurgentes; el motín y la insubordinación se extendían. En unos pocos días, se había organizado en Petrogrado un Soviet de Diputados de los Obreros y de los Soldados.

Los dirigentes de la clase media pedían la destitución del gobierno y la formación de otro nuevo que contase con la confianza de una mayoría de la Duma. El zar se vengó disolviendo la Duma. Ésta creó un comité ejecutivo que se hiciese cargo de la situación, con lo que había dos autoridades en la ciudad: el Comité de la Duma, relativamente legal, y el Soviet de Petrogrado, que representaba a las fuerzas revolucionarias.

Ataque a la policía del zar durante los primeros días de la Revolución
Fuente: Wikimedia Commons
El Comité de la Duma, bajo presión del Soviet, creó el 14 de marzo un Gobierno Provisional, bajo la presidencia del príncipe Lvov, del partido K.D., y accedió a pedir la abdicación del zar. El ejército estaba poniéndose del lado de la revolución; los propios generales, incapaces de garantizar la lealtad de sus hombres, aconsejaron la abdicación del monarca. Nicolás II cedió y su hermano, el Gran Duque Miguel, se negó a sucederle. Y el día 17 de marzo de 1917 Rusia se convirtió en una República.


 LA REVOLUCIÓN DE OCTUBRE 

El Gobierno Provisional convocó elecciones mediante sufragio universal masculino para una Asamblea Constituyente, que prepararía una constitución para el nuevo régimen. Trató de continuar también la guerra contra Alemania. En julio se organizó una ofensiva, pero los ejércitos, desmoralizados, fueron derrotados rápidamente. Entre tanto, los campesinos invadían los distritos rurales, incendiando y saquean­do. En el frente los ejércitos se desvanecían; muchos altos oficiales se negaban a servir a la república y masas de soldados desertaban. El Soviet de Petrogrado, en oposición al Gobierno Provisional, exigía la inmediata terminación de la guerra.

Asamblea del soviet de Petrogrado (1917)
Fuente: Wikimedia Commons
Los soviets se generalizaron por el país cumpliendo la función de constituir tanto organizaciones de representación de trabajadores y ciudadanos como órganos de poder político en la casi totalidad del territorio ruso y donde se llevaba a cabo una democracia directa, a través de asambleas.

Las cuatro líneas básicas en las que se centraban las aspiraciones políticas de los soviets eran el establecimiento de una república democrática, la consecución de una paz inmediata en la Primera Guerra Mundial, la obtención de la propiedad de la tierra por los campesinos que la trabajaban y la consecución de una jornada laboral de ocho horas. En un Gobierno Provisional compuesto mayoritariamente por el partido que representaba a la burguesía liberal estas aspiraciones parecían difíciles de conseguir.

Lenin presentando sus "Tesis de abril" en el Palacio Táuride de Petrogrado (1917)
Fuente: Wikimedia Commons
Sin embargo, los soviets parecían respetar de una forma más íntegra el espíritu de la Revolución de Febrero, por la que los trabajadores se expusieron a sangrar. Estaban integrados por socialistas, mencheviques y bolcheviques (aunque éstos eran minoría), y socialrevolucionarios, mayoritariamente. Su apoyo al gobierno era dubitativo, pues eran conscientes de las evidentes diferencias sociales y políticas con sus representantes, y tenían el apoyo de la inmensa masa de trabajadores. Por ello, el Gobierno Provisional difícilmente conseguiría gobernar de forma efectiva sin el apoyo de los soviets.

Así pues, la revolución estaba ya muy avanzada cuando Lenin (procedente del exilio en Zurich) y los otros bolcheviques llegaron a Petrogrado, a mediados de abril. Inmediatamente, Lenin postula las llamadas «Tesis de abril» que explican la que debería ser la siguiente fase de la Revolución: la conquista del poder por parte del proletariado y el campesinado. Es decir, desde un principio se pusieron al lado del Soviet de Petrogrado y contra el Gobierno Provisional. Éste, en busca de apoyo popular, nombró presidente al socialista Kerensky.

Retrato de Aleksandr Kerenski
Fuente Wikimedia Commons
Los bolcheviques adaptaron su programa a las circunstancias del momento. Lenin se concentró en 4 puntos: la paz inmediata con las Potencias Centrales; redistribución de la tierra a los campesinos; entrega de las fábricas, de las minas y de otras instalaciones industriales a los comités obreros; y reconocimien­to de los soviets como poder supremo. Con este programa, y mediante infiltraciones y estratagemas, los bolcheviques alcanzaron una mayoría en el Soviet de Petrogrado y en los soviets de todo el país.

Estaba claro que la nueva situación no contentaba a nadie. En septiembre de 1917 se produce el fallido intento de golpe de estado de Kornílov. Contrarrevolucionario, el comandante en jefe del Ejército ruso, el general Lavr Kornílov, deseoso de aplicar una serie de reformas conservadoras, planeó un asalto al poder. Sin embargo, el Gobierno Provisional y los soviets, apoyados por la mayoría de la población, lo hicieron fracasar.

Lenin consideraba ahora que había llegado el momento de tomar el poder. En la noche del 6 al 7 de noviembre de 1917, los bolcheviques se apoderaron de la oficina central de teléfonos, de las estaciones de ferrocarril y de las instalaciones de energía eléctrica de la ciudad. Un barco de guerra apuntó sus cañones hacia el Palacio de Invierno, donde se hallaba reunido el gobierno de Kerensky. El Congreso de los Soviets declaró depuesto el Gobierno Provisional y nombró en su lugar a un Consejo de Comisarios del Pueblo, cuyo presidente fue Lenin. Trotsky fue nombrado comisario para asuntos exteriores y Stalin, comisario para las nacionalidades.

Esquema sobre los acontecimientos de las Revoluciones de 1917

Así se produjo la Revolución Bolchevique o Revolución de Octubre (según el calendario juliano). La Asamblea Constituyente, recientemente elegida, se reunió en enero de 1918. De 36 millones de votantes, sólo 9 habían votado al partido bolchevique. Pero Lenin disolvió la Asamblea al segundo día de sus sesiones. Se estableció entonces la dictadura del proletariadoUna guerra civil que asolaría el país estaba próxima a acontecer. Dos meses después, en marzo de 1918, los bolcheviques pasaron a llamarse Partido Comunista. 

La Revolución Rusa,
subido por Brian Canric a https://www.youtube.com

miércoles, 20 de agosto de 2014

La Revolución Rusa: Rusia a principios del siglo XX

A principios del siglo XX, la situación económica rusa era de atraso con respecto a las naciones europeas vecinas. El gigantesco Imperio Ruso no tenía el peso real que se le podría suponer. Con casi un 90 % de población campesina, luchaba a marchas forzadas por lograr una industrialización que materializara su potencial económico. Para enlazar su crecimiento con el de los países más desarrollados, desde el poder se procedió a modernizar sus estructuras de forma rápida, intentando modernizar sus antiguas estructuras. Sin embargo, la modernización y la industrialización trajeron un desfase entre los grandes propietarios y la clase asalariada, que toma conciencia de su situación e iniciará una lucha por sus derechos que alcanzará consecuencias imprevistas.    

Enlaces relacionados:
- La Revolución Rusa: La Revolución de 1917.
- La Revolución Rusa: La Guerra Civil y la formación de la URSS.
- La  Revolución Rusa: La NEP, la III Internacional y la era de Stalin.


 RUSIA A PRINCIPIOS DEL SIGLO XX 

Desde la década de 1860, el atrasado Imperio Ruso se desplazaba lentamente desde el absolutismo feudal (con características casi medievales) hacia el capitalismo, bajo el régimen de la autocracia zarista. Sin embargo, aunque estos cambios habían liberalizado las estructuras sociales, económicas y culturales, el sistema político que les daba cabida permaneció prácticamente inalterado. Los distintos intentos de reformar dicho sistema fueron duramente rechazados por la monarquía y la burocracia. Para aquellos que tenían esperanzas de mejora, el limitado alcance del programa de reformas, trajo consigo una sensación de frustración que desembocó en distintas rebeliones. La necesidad de económicas y sociales sólo podía satisfacerse mediante la revolución.

Procesión de Pascua en la región de Kursk, de Ilya Repin (1880-83)
Fuente: Wikimedia Commons
En las últimas décadas del siglo XIX, Rusia empezó a entrar en la Revolución Industrial. En el país entró capital europeo para la financiación de ferrocarriles, minas y fábricas. Esta industria­lización originó un incremento de las diferencias entre la clase patronal y la clase asalariada. Los obreros de las fábricas se hallaban en las mismas malas condiciones que los obreros de Inglaterra o Francia  y su número aumentó en gran medida. Pero había un rasgo distintivo del proletariado ruso: la industria rusa estaba muy concentrada, la mitad de los obreros rusos estaban empleados en fábricas en las que trabajaban más de 500 personas. En estas circunstancias, era más fácil para los obreros organizarse económicamente y movilizarse políticamente. 


La crisis económica internacional propiciada por la superproducción y el subconsumo, sufrida entre 1901 y 1903 tendrá especial virulencia en un país ruralizado y atrasado como el ruso. El parón industrial y la mala situación en el campo provocan protestas y huelgas en los centros urbanos e industriales. La crisis servirá de acicate para la toma de conciencia de la injusticia de las desigualdades económicas, sociales y jurídicas existentes en Rusia.

Los sirgadores del Volga, de Ilya Repin (1870-73)
Fuente: Wikimedia Commons
La clase patronal y capitalista rusa era numéricamente la más débil. De todos modos, esta clase patronal, reforzada por terratenientes, llegó a formar en 1905 el Partido Democrático Constitucional (los K. D. o kadetes).

A pesar de todos estos cambios, Rusia seguía siendo con el nuevo siglo predominantemente agrícola. Los campesi­nos, libres de sus antiguos señores desde 1861, vivían en sus comunas aldeanas o mirs, gobernadas por los zemstvos o asambleas locales. Estos campesinos estaban muy presiona­dos económicamente por los impuestos y a causa de sus primitivos métodos de cultivo. La única solución que encontraban para solucionar su situación estaba en la exigencia de más tierras (que estaban muy desigualmente repartidas). Por ello, constituyeron una tradicional fuente de inquietud revolucionaria.

El mir, de Sergéy Korovin (1893)
Fuente: Wikimedia Commons
El otro tradicional núcleo de inquietud revolucionaria era la intelligentsia, que aspiraba al derrocamiento del zarismo. No se trataba de un grupo homogéneo sino de distintos grupos con ideario propio. En su mayoría, estos intelectuales revolucionarios aprobaban el terrorismo y el asesinato como moralmente necesarios en un país autocrático. Tenían una fe mística en el inmenso poder del campesinado ruso. En 1901 fundarían el Partido Social Revoluciona­rio.

Otro grupo revolucionario importante eran los marxistas, que en 1898 fundaron el Partido Social Demócrata Ruso. Éstos veían la revolución como un movimiento internacional. Pensaban que Rusia debía desarrollar el capitalismo, un proletariado industrial y la forma moderna de la lucha de clases, y consideraban al proleta­riado urbano como la clase auténticamente revolucionaria. Los marxistas rusos celebraron un segundo congreso del partido en Londres (1903) con el objetivo de unificar el marxismo ruso, aunque en realidad lo rompió para siempre, surgiendo dos facciones irreconciliables: mencheviques (más moderados y partidarios de retrasar la revolución hasta alcanzar un mayor grado de desarrollo económico, aunque eso implique sufrir una etapa de dominio burgués) y bolcheviques (más radicales y partidarios de la acción inmediata y de la instauración de un sistema socialista-proletario).

Esquema sobre las fuerzas políticas de la época

Dentro de éstos últimos destaca la figura de Vladimir Ulianov (Lenin). Este aceptaba las ideas básicas de Marx: que el capitalismo explotaba a los obreros, que necesariamente producía y precedía al socialismo, que la historia está predeterminada lógicamente, que la lucha de clases era la ley de la sociedad, que las formas existentes de religión, gobierno y filosofía eran armas en la lucha de clases. Pero Lenin desarrolló y transformó en un elemento de primer orden dentro del marxismo ciertas teorías del imperialismo y del desarrollo desigual del capitalismo. Según Lenin, el imperialismo era exclusivamente un producto del capitalismo en su etapa de grandes negocios. Este capitalismo tiene que exportar su capital excedente e invertirlo en áreas subdesarrolladas, en busca de mayores beneficios. El incesante afán de colonias y mercados en un mundo ya casi totalmente repartido conduce a guerras imperialistas internacionales para la redistri­bución de las colonias, así como a la intensificación de luchas nacionales de las colonias por su independencia. Unas y otras facilitan nuevas oportunidades revolucionarias al proletariado. Lenin desarrolló la idea de Marx de la función del partido. Éste era una organización en la que los intelectuales proporcionaban la dirección y la comprensión a los obreros.

Esquema sobre el pensamiento político de Lenin


 LA REVOLUCIÓN DE 1905 

La casi simultánea fundación, a principios de siglo, de los partidos Democrático Constitucional, Social Revolucionario y Social Demócrata era un claro signo de descontento. Al propio tiempo, a partir de 1900, hubo signos de creciente inquietud popular. Los campesinos invadían las tierras de la clase media e incluso se alzaban en insurrecciones locales contra los terrate­nientes y los recaudadores de impuestos. Los obreros de las fábricas, esporádicamente, convocaban huelgas y se negaban a trabajar. El gobierno, mientras tanto, se negaba a hacer concesiones de ningún tipo. El zar Nicolás II era un hombre de miras estrechas, que consideraba antirrusas todas las ideas que cuestionasen la autocracia de la gran Rusia.

El ministro Plehve, y los círculos de la Corte esperaban que una guerra corta y victoriosa contra el Japón crearía una mayor adhesión al gobierno. Pero la guerra fue un fracaso para Rusia, y hubo un sentimiento general de que el gobierno, torpe, obstinado e incapaz, había revelado su incompeten­cia al mundo entero.

Sesión solemne del Consejo de Estado, de Ilya Repin (1903)
Fuente: Wikimedia Commons
La policía había autorizado a un sacerdote, el Padre Gapon, a que actuase entre los obreros fabriles de San Petersburgo y a que los organizase, esperando contrarrestar así la propaganda de los revolucionarios. El Padre Gapon tomó completamente en serio las reivindicaciones de los obreros. Estos creían que, sólo con que pudieran llegar al zar, éste escucharía sus quejas y corregiría los males que aquejaban a Rusia. Redactaron una solicitud pidiendo una jornada de 8 horas, un salario mínimo diario de un rublo, la destitución de los políticos incapaces, y una Asamblea Constitu­yente elegida democráticamente para introducir un gobierno representativo en el imperio. Pacífica y respetuosa, una multitud de casi 200.000 personas se reunió ante el Palacio de Invierno del zar, el domingo 9 de enero de 1905. Pero el zar había huido, y los oficiales se asustaron. Las tropas avanzaron y dispararon contra los manifestantes, matando a varios centenares.

El Domingo Sangriento de San Petersburgo acabó con el lazo moral sobre el que descansa todo gobierno estable. Los obreros vieron que el zar no era su amigo. Se produjo una oleada de huelgas políticas. Los socialdemócratas surgieron de la clandesti­nidad o del destierro para dar una dirección revolucionaria a aquellos movimientos. Se formaron consejos o soviets de trabajadores en Moscú y San Petersburgo. Los campesinos comenzaron a levantarse espontáneamente, invadiendo las tierras y ejerciendo la violencia contra sus propietarios. Todos los partidos estaban de acuerdo en que debía haber más representación democrática en el gobierno.

Manifestación del 17 de octubre de 1905, de Ilya Repin (1906-11)
Fuente: Wikimedia Commons
El zar accedió de mala gana y concedió lo menos posible. Accedió a convocar una especie de Estados Generales, pero la revolución seguía extendiéndose. El Soviet de Obreros de San Petersburgo declaró una gran huelga general. Con el país paraliza­do, el zar lanzó el día 17 su «Manifiesto de Octubre», en el que prometía una constitución, libertades civiles, sufragio universal y la elección de una Duma (asamblea representativa) como órgano legislativo. Con este manifiesto, el zar y sus consejeros consiguieron dividir a la oposición. Mientras los intelectuales excitaban a continuar la revolución, liberales y demócratas aceptaban el manifiesto. El gobierno logró mantenerse; las autoridades detuvieron a los miembros del Soviet de San Petersburgo, y se hizo la paz con Japón. Los dirigentes revolucionarios se exiliaron, o volvieron a la clandestinidad, fueron detenidos y enviados a la cárcel o a Siberia.

El más importante resultado de la Revolución de 1905 fue el de convertir a Rusia, al menos aparentemente, en una especie de estado parlamentario. Pero la nueva Duma fue reformada, apenas tenía poderes, y en la práctica el zarismo no permitía ningún tipo de participación del pueblo en el gobierno.

Revolución Rusa: Antecedentes
subido por Ana María Prieto Hernández a https://www.youtube.com

Algunos funcionarios creían que el modo de acabar con los revolucionarios y de fortalecer el poder de la monarquía consistía en que el gobierno atrajese el apoyo del pueblo razonable y moderado mediante un programa de reformas. Uno de estos funcionarios fue Piotr Stolypin, primer ministro desde 1906 a 1911. Este trató de llevar a cabo un amplio programa de reformas, pero en 1911 caería asesinado. Esto desató una campaña de persecución de terroristas que conllevó el ajusticiamiento de más de mil personas (la soga de la horca recibió el sobrenombre de «corbata de Stolypin»).

Esquema sobre los últimos años del zarismo
Así pues, en vísperas de la Primera Guerra Mundial, en una Europa en la que convivían otros grandes imperios (Alemania, Austria- Hungría, Turquía…), Rusia seguía desarrollándose. Sus industrias crecían, sus ferrocarriles se extendían y aunque no tenía un gobierno parlamentario, tenía un parlamento. Pero este desarrollo estaba amenazado por la derecha, por obstinados reaccionarios que defendían el zarismo absoluto, y por la izquierda, por revolucionarios a quienes nada podía satisfacer, excepto el fin del zarismo y la total transformación de la sociedad rusa. Así que, aunque el país seguía inalterado en la práctica (el zar tenía el poder político absoluto y la riqueza y la propiedad de la tierra seguían en manos de la nobleza), sí existía una idea de que la situación tendría que cambiar tarde o temprano ya que el número de desfavorecidos era amplio y diverso.

Revolución Rusa - Canal Encuentro
subido por cageta07 a https://www.youtube.com

miércoles, 13 de agosto de 2014

La Primera Guerra Mundial: los Tratados de Paz y las consecuencias a largo plazo

A principios del siglo XX, el aumento de la tensión en las relaciones internacionales europeas debido a los continuos conflictos nacionalistas e imperialistas desencadenaría la guerra de mayores proporciones que la humanidad había vivido hasta la fecha. Los tratados de paz que pusieron fin a la "Gran Guerra" (Paz de París) resultaron de una gran complejidad; fruto, por un lado, de los complicados  sistemas de alianzas entre los distintos participantes del conflicto (cada uno con sus propios intereses), y de las ansias de revancha, por otro. En cualquier caso, las consecuencias de estos tratados tendrán una amplia trascendencia y todavía en el mundo actual podemos vislumbrar su herencia. 

Enlaces relacionados:
La Paz Armada: los Sistemas Bismarckianos.
La Paz Armada: la Europa posterior a Bismarck.
La Primera Guerra Mundial: características y consecuencias inmediatas
- La Primera Guerra Mundial: el desarrollo de la contienda.


 EL FIN DE LA GUERRA: LOS TRATADOS DE PAZ 

Tras la derrota de los Imperios Centrales, en 1919 los vencedores se reunieron en París para reconstruir el mundo. Durante 1919 firmaron 5 tratados: St. Germain con Austria, Trianon con Hungría, Neuilly con Bulgaria, Sèvres con Turquía, y, muy especialmente, con Alemania el Tratado de Versalles.


Clemmenceau presenta los términos de los aliados a la delegación alemana (1919)
Fuente: Wikimedia Commons / Wide World Photos

El mundo miraba con respeto y expectación a un hombre, el presidente estadounidense Woodrow Wilson. Vencedores, vencidos y neutrales admitían que la intervención de EE.UU. habla decidido el conflicto. Los puntos de vista de Wilson eran bien conocidos; los había formulado, en enero de 1918, en sus Catorce Puntos, que eran los principios sobre los que, según él, había de establecerse la paz después de la victoria. Los Catorce Puntos exigían que se pusiera fin a los tratados secretos y a la diplomacia secreta; libertad de los mares; eliminación de las barreras y de las desigualdades en el comercio internacional; reducción de armamentos por parte de todos los países; reajustes coloniales; evacuación de territorios ocupados; autodeterminación de las nacionalidades y nuevo trazado de las fronteras europeas a lo largo de líneas nacionales; y como punto final, una organización política internacional para evitar la guerra.

George, Orlando, Clemenceau y Wilson durante un descanso en las negociaciones 
del Tratado de Versalles, por Edward Jackson (1919)
Fuente: Wikimedia Commons / U.S. Army Signal Corps
Veintisiete naciones se reunieron en París en enero de 1919, pero las sesiones plenarias no tuvieron interés. Las cuestiones se decidían en conferencias entre los cuatro grandes: Wilson por EE.UU., Lloyd George por Gran Bretaña, Clemenceau por Francia y Orlando por Italia.

Wilson empezó librando una dura batalla por una Sociedad de Naciones, organismo internacional permanente en el que todas las naciones, sin sacrificar su soberanía, se reunirían para discutir sus disputas, prometiendo todas no recurrir a la guerra. Pocos estadistas europeos tenían confianza alguna en aquella Sociedad, pero aceptaron la propuesta de Wilson.

La gran exigencia de los franceses en la conferencia de paz fue la de la seguridad contra Alemania. Proponían que la parte de Alemania al oeste del Rhin se estableciera como un estado independiente, pero los aliados se opusieron. Los franceses cedieron a cambio de una promesa de E.E.U.U. e Inglaterra de ir en su ayuda si eran atacados de nuevo por los alemanes. Francia obtenía el control de las minas de carbón del Sarre por 15 años; durante este tiempo una comisión de la Sociedad de Naciones administraría el territorio del Sarre y en 1935 se celebraría un plebiscito. Lorena y Alsacia volvieron a Francia.


Karl Renner, jefe de la delegación austriaca, se dirige a los otros delegados
al recibir las condiciones de paz del Tratado de Saint-Germain (1919)
Fuente Wikimedia Commons

En el este, los aliados querían asentar fuertes estados amortiguadores contra el bolchevismo ruso. Las simpatías con Polonia eran profundas. Las partes del antiguo imperio alemán habitadas por polacos fueron asignadas al nuevo estado polaco. Esto daba a Polonia un corredor hacia el mar; pero, al mismo tiempo, separaba a la Prusia oriental del núcleo de Alemania. Danzig se convirtió en una ciudad libre.

Alemania perdió todas sus colonias, que fueron conferidas a la Sociedad de Naciones que, a su vez, bajo "mandatos", las asignó a diversas potencias para administrarlas. Los aliados se adjudicaron la flota alemana, pero las tripulaciones alemanas, en lugar de rendirlas, las hundieron. El ejército alemán quedó reducido a 100.000 hombres: el tratado prohibía a Alemania tener artillería pesada, aviación y submarinos.

Los franceses habían estipulado que Alemania debía pagar daños de guerra y los otros aliados formularon la misma exigencia. En la conferencia, Wilson quedó estupefacto ante el volumen de las facturas presentadas. En el tratado no se establecía ninguna suma total por reparaciones; quedó claro que la suma sería muy elevada pero su determinación quedó al arbitrio de una futura comisión.

Esquema básico del Tratado de Versalles
Fue con la concreta finalidad de justificar las reparaciones por lo que se incluyó en el tratado la famosa cláusula del "delito de guerra". Mediante aquella cláusula, Alemania explícitamente aceptaba la responsabilidad de todas las pérdidas y de todos los daños resultantes de la guerra. Los alemanes, ciertamente, no se sentían tan responsables como ahora se veían obligados a reconocer y consideraban que se ofendía a su honor como pueblo. La cláusula del "delito de guerra" inducía incluso a los alemanes más moderados a considerar el tratado como algo que sería necesario eludir, por una cuestión de propio respeto.

El Tratado de Versalles se terminó en 3 meses. La ausencia de los rusos, la decisión de no conceder ninguna audiencia a los alemanes y la inclinación de Wilson a hacer concesiones a cambio de la obtención de la Sociedad de Naciones, permitió resolver problemas complicados con una considerable facilidad. Los alemanes, cuando se les presentó el documento terminado, se negaron a firmar. Los aliados amenazaron con una reanudación de las hostilidades y, finalmente, se vieron obligados a firmar.


El mapa europeo en 1923 tras la Paz de París, traducido por Dove
Fuente: Wikimedia Commons / Map Europe 1923-fr.svg /CC BY-SA 3.0

Los demás tratados redactados por la Conferencia de París, en conjunción con el Tratado de Versalles (St. Germain, Trianon, Neuilly y Sèvres), trazaron un nuevo mapa para la Europa oriental, y registraron la recesión de los imperios ruso, austriaco y turco. Ahora existían 7 nuevos estados independientes: Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, Checoslovaquia y Yugoslavia. Rumanía se amplió mediante la agregación de áreas anteriormente húngaras y rusas; Grecia se amplió a expensas de Turquía. Austria y Hungría eran ahora pequeños estados, y no había conexión alguna entre ellos. El Imperio Turco desapareció surgiendo Turquía como una república reducida a Constantinopla y Asia Menor.


 CONSECUENCIAS A LARGO PLAZO DE LA CONTIENDA 

Los cuatro años que duró el conflicto implicaron grandes cambios para el futuro de Europa y el mundo, sembrando la semilla de transformaciones de largo alcance para la sociedad del nuevo siglo: 

  • Demográficamente, Europa perdió entre 9 y 10 millones de personas. El país más afectado fue Alemania. La mayoría estaba constituida por hombres jóvenes en edad de procrear, lo que provoca una superpoblación femenina en esas edades y un importante descenso de natalidad. Habría que añadir el gran número de heridos y mutilados. Este descenso demográfico implicaba importantes barreras para el desarrollo económico y social, sobre todo para aquellos países en los que la guerra tuvo una mayor incidencia.  

Gráfico comparativo de las bajas sufridas por los principales contendientes

  • Tecnológicamente, se producen grandes cambios. Si algo había demostrado esta guerra es que los avances técnicos podían pesar más que la superioridad numérica. Las tácticas militares conocidas habían quedado obsoletas ante los avances tecnológicos. La investigación de nuevos armamentos dio pie no sólo a la creación de nuevas armas de combate sino al desarrollo de industrias, como la química, que permitió el impulso de nuevos productos con distintos usos (como los pesticidas), o la aeronáutica, tras ver las posibilidades que ofrecieron los primeros combates aéreos. En líneas generales, se mejoraron las técnicas de producción y organización en la industria y se conciben los procesos de investigación y desarrollo que cristalizarán durante los años venideros.
  • Socialmente, la llamada "Gran Guerra" por sus contemporáneos, al producir un fuerte descenso de la población activa masculina, ésta se reemplaza con la incorporación de la mujer al trabajo. Esto tendrá importantes repercusiones de cara al futuro. La diversificación del empleo de mujeres en las distintas actividades laborales (agrícolas, fabriles, administrativas, educacionales, etc.) ante la falta de efectivos masculinos, permite a aquellas adquirir una nueva posición en la sociedad. El feminismo se convierte en un fenómeno en expansión y que no podrá ser ignorado fácilmente. El derecho al voto constituye el primer paso, en el que hay que destacar la labor de las llamadas sufragistas. Por otro lado, surgirán movimientos políticos de amplio calado social como el comunismo y el fascismo que irán polarizando la sociedad de la primera mitad del siglo XX.
  • En el campo económico, hay que destacar las destrucciones materiales. Los estados, fuertemente endeudados, difícilmente pueden hacer frente a tanta destrucción. El tejido productivo se orientó hacia las necesidades bélicas, es la llamada economía de guerra, que generó un desequilibrio en la producción de bienes que repercutió muy negativamente en los sectores más necesitados y que generó numerosas revueltas e inestabilidad. Serán necesarios procesos de reconversión industrial. La inflación y las devaluaciones de las monedas serán medidas frecuentes; el intervencionismo estatal en la economía es, por tanto, en esta época, otra consecuencia del conflicto. Alemania será la que sufra las más duras consecuencias económicas en los años de posguerra, como resultado tanto de las destrucciones materiales como de las duras condiciones de paz que se ve obligada a firmar. Por otro lado, se produce el hundimiento del patrón oro ante las graves pérdidas de este metal sufridas durante el conflicto por los países beligerantes que lo necesitaron para llevar a cabo sus transacciones económicas. Así se puso en marcha una cadena de acontecimientos que cristalizarán en las depresiones de los años 20 y el crack financiero de 1929.
Desempleados viviendo en chabolas en Manhattan, por Berenice Abbott (1935)
Fuente: Wikimedia Commons
  • Políticamente, se producen intensos cambios en el mapa europeo tras 1919. La desaparición del Imperio Alemán (sustituido por la República de Weimar) marcó el inicio de un período de humillación para este país que sufrió graves pérdidas territoriales y económicas; en el que se despierta un cierto deseo de revanchismo que cristalizará en la Segunda Guerra Mundial. El Imperio Otomano se transformó en una Turquía reducida a la península de Anatolia. El imperio zarista a su vez se configuró en un estado gobernado por el partido comunista. El Imperio Austrohúngaro se dividió en varias entidades: Austria, Hungría y Checoslovaquia. Por otro lado, nace un nuevo país en los Balcanes: el Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos (futura Yugoslavia), una monarquía bajo la dinastía de los Karadjorjevic.
  • Se produce un nuevo orden mundial en el que las que eran las grandes potencias mundiales se ven relegadas a un segundo plano. Las pérdidas materiales, la debilitación de los lazos con las colonias, que en muchos casos inician un largo proceso de descolonización, y la incapacidad de estas potencias de poner fin a un conflicto que ellas mismas han generado marcan el inicio del fin de la hegemonía europea en la esfera política mundial.
Frente a este panorama europeo, dos países llevaron a cabo un fuerte despegue económico con sus préstamos y ventas a los países beligerantes: son Estados Unidos y Japón, que, con el hundimiento de Europa, se convierten en primeras potencias económicas.


Esquema general sobre las consecuencias de la Primera Guerra Mundial