En los artículos referentes a este epígrafe se intentará realizar un análisis dirigido al surgimiento y evolución de los partidos políticos en España hasta la configuración actual de los mismos. En este artículo veremos como la muerte de Fernando VII marcará la polarización de las ideas políticas de la España del momento y cómo surgen los nuevos partidos políticos al abrigo de un nuevo marco histórico. Esta época está marcada por la génesis del nuevo liberalismo que gozará del apoyo de la Corona, por el enfrentamiento carlista y por la inseguridad generada por las regencias.
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LA MONARQUÍA ISABELINA
En 1.829 falleció la tercera esposa de Fernando VII,
estéril en su matrimonio. La avanzada edad del rey de cuarenta y cinco años lo
forzó a buscar esposa enseguida. El porvenir del infante Carlos
María Isidro, sucesor legal del rey, parecía inseguro ya que al no
permanecer éste viudo, su situación cambiaría si tuviera hijos.
María Cristina de Borbón-DosSicilias, por Vicente López Portaña (1830) Fuente: Museo Nacional del Prado Galeria online |
La legalidad dinástica antes del matrimonio
real era la siguiente: Felipe V, siguiendo la antigua costumbre borbónica,
había establecido un tipo de Ley Sálica en
1.713 que ordenaba la preferencia de los descendientes varones “en línea
recta de varonía a las hembras y sus descendientes aunque ellas y los suyos
fuesen de mejor grado y línea”. En abril de 1.830 se publica la Pragmática
Sanción que ya las Cortes habían aprobado en 1.789 pero que, por
razones de índole exterior, el gobierno había aplazado hasta otro instante más
oportuno. Con esta ley, el infante quedaba prácticamente excluido de la
sucesión, puesto que si el embarazo de la reina llegaba a buen fin, el hijo o
la hija que naciese sucedería directamente al rey.
La única descendiente del rey sería una niña:
Isabel, que a la postre sería la futura soberana. El reinado de Isabel II se extiende desde 1.834 a 1.868, dependiendo de quién ocupara el gobierno, en
él se pueden diferenciar varias etapas según el siguiente esquema:
1. Regencia
de María Cristina (1.834 – 1.840)
2. Regencia
de Espartero (1.840 – 1.843)
3. Década Moderada (1.844
– 1.854)
4. Bienio Progresista (1.854
– 1.856)
5. Gobierno
de la Unión Liberal (1.856 – 1.864)
6. Crisis de la monarquía (1.864-1.868)
6. Crisis de la monarquía (1.864-1.868)
En todo este intervalo de tiempo podemos
distinguir la presencia de cuatro grandes partidos: los moderados, los
progresistas, la Unión Liberal y el partido demócrata (o republicano). Éstos
serán los primeros partidos políticos propiamente dichos que se dan en España.
Hasta entonces, sólo podían distinguirse distintas tendencias o facciones que
aglutinaban a personas con ciertas ideas generales en común.
GRUPOS POLÍTICOS DURANTE LA
REGENCIA DE MARÍA CRISTINA
Tras la muerte de Fernando VII, los
absolutistas más reaccionarios apoyaron la causa del infante Carlos María Isidro. Por su parte, la reina María Cristina encontrará apoyo en los liberales para defender los derechos
dinásticos de su hija, la futura Isabel II, recogidos en el testamento de su
marido y amparados legalmente en la Pragmática Sanción (a pesar de no tener
punto político en común ningún con ellos). Por ello, en 1.834, constituye una
monarquía constitucional (mediante una carta otorgada), lo que obliga al exilio
a los ministros absolutistas más duros y favorece la vuelta de cientos de
exiliados.
Carlos María Isidro de Borbón, por Vicente López Portaña Fuente: Wikimedia Commons |
En un primer momento, Francisco Cea
Bermúdez se hizo cargo de las riendas del gobierno tras la muerte de
Fernando VII, siguiendo una línea de reformismo administrativo y
conservadurismo político. Su propósito era tranquilizar a los realistas que no
se habían pasado al bando carlista, pero que desconfiaban del aperturismo. Sin
embargo, su deseo de concordia no prosperó y en vez de una transición pacífica
hubo una ruptura y estalló la guerra.
Las insurrecciones carlistas empezaron a
producirse en octubre de 1.833 y se generalizaron por todo el país, aunque sólo
cuajaron plenamente en Cataluña, País Vasco y la zona del Maestrazgo. Seis años
más tarde, el 31 de agosto de 1.839 el general carlista Maroto se avino a
firmar el Convenio de Vergara con el general isabelino Espartero, del que fue compañero
de armas en Chile y Perú, y que reconocía, finalmente, los derechos de Isabel
al trono español (aunque dicha firma fue considerada por muchos
como una traición de Maroto). Carlos María Isidro tuvo que abandonar
España el 14 de septiembre de ese mismo año.
La Primera Guerra Carlista (1.833-1.839)
subido por maraldi40 a https://www.youtube.com
El Estatuto Real,
reconocido por la reina en 1.834, consolida el liberalismo político censitario,
lo que implica que sólo pueden votar los mayores propietarios y los más ricos.
Es, por tanto, un sistema oligárquico y el carácter del gobierno, moderado.
Estas condiciones y la lentitud con la que se implantaba la monarquía
plenamente constitucional provocarán revueltas en pueblos y ciudades, donde la
elección de dignatarios se realiza por nombramiento real.
Toreno fue el primer jefe del gobierno tras
la dimisión de Martínez de la Rosa, a quien se debe la obra del Estatuto Real, pero los altercados
referidos provocarán su dimisión. La situación provoca que la reina llame
a Mendizábal para
formar el nuevo gobierno. Su política da frutos en poco tiempo. La
desamortización provoca el cambio de titularidad de miles de propiedades,
fincas tanto urbanas como rústicas, pertenecientes a la Iglesia. Los beneficios
de tal política son usados, entre otras cosas, para mejorar el armamento del
ejército isabelino.
Juan Álvarez Mandizábal, por Antonio María Esquivel (1842) Fuente: Wikimedia Commons |
Las características principales del Estatuto
Real podrían resumirse en:
PRINCIPIOS CONSTITUCIONALES
|
Carta otorgada.
|
PODER LEGISLATIVO |
CORTES con dos cámaras:
- Próceres.
- Procuradores.
|
DURACIÓN
PERÍODO LEGISLATIVO
|
3 años.
|
CONVOCATORIA DE LOS CUERPOS LEGISLATIVOS
|
Sólo por el rey.
Para aprobar
presupuesto.
|
DISOLUCIÓN
|
Por el rey.
|
ADMINISTRACIÓN LOCAL
|
Nombramiento real.
|
En 1.836, Mendizábal convoca elecciones en las que se aprecia la división irreconciliable de los liberales. Hasta esta fecha resulta comprometido hablar en España de partidos políticos. Desde la revolución liberal, a comienzos de siglo, se habían observado tendencias en el seno del liberalismo que cristalizaron durante el Trienio Liberal en la formación de dos grupos: los moderados y los exaltados, sin que ninguno de ellos formule un programa concreto con sus aspiraciones políticas. Ahora nos encontramos por un lado, a los moderados apoyan como ley fundamental el Estatuto Real, que muestra una especie de soberanía compartida entre la reina y los diputados; y por otro, a los progresistas (o exaltados), que apoyaban la abolición del Estatuto y la recuperación de la Constitución de 1.812, o bien, la redacción y elaboración de una nueva. De esta forma, el esquema de fuerzas que se presentan a Cortes en 1.836 es el siguiente:
El resultado de las elecciones muestra una
amplia mayoría del partido progresista (120 diputados de 149) encabezado por
Mendizábal, pero que no cuenta con el apoyo de la reina porque era un exaltado
(y no estaba dispuesta a entregar las riendas del gobierno a una persona que en
poco tiempo se convirtió en la esperanza de los protagonistas de los tumultos
de los meses anteriores) lo que le obligó a dimitir en abril de 1.836, siendo
sustituido por Francisco
Javier de Istúriz. Esto significaba un paso atrás en el viraje hacia la
izquierda del régimen. El nuevo jefe de gobierno tenía el apoyo de la reina
pero no de las Cortes, lo que obstaculizaba su labor de gobierno, por lo que se
ve obligado a someterse a una moción de confianza cuyo resultado es el
siguiente:
Rechazo de 78 diputados.
|
Núcleo del
partido
progresista.
|
Apoyo de 29 diputados.
|
Núcleo del
partido
moderado.
|
Abstención
de 13 diputados.
|
Se aplicó entonces, por
primera vez, una medida que consistía en disolver las Cortes para proceder a
unas nuevas elecciones con el objeto de fabricar una mayoría adicta en el
órgano legislativo. María Cristina firmó el decreto de disolución de las Cortes,
un precedente que se convertiría más tarde en táctica ordinaria cuando se
producía un contraste entre el ejecutivo y el legislativo. Estos hechos
desembocaron en una revuelta y en la “Sargentada
de La Granja” que culminó con la firma de un decreto por parte de la
reina que imponía la Constitución de 1.812 y el nombramiento del nuevo jefe de
gobierno: José María
Calatrava, liberal exaltado.
Esquema sobre el establecimiento del régimen liberal isabelino: