El impacto de la llamada Revolución Francesa intentó ser minimizado por los monarcas europeos y quienes se enfrentaron a Francia y derrotaron a Bonaparte en combate. Sin embargo, una total vuelta atrás era ya imposible. Europa, tras vivir una oleada liberal que transforma el modo de vida de sus moradores, se niega a tener que mantenerse dentro de los límites del Antiguo Régimen, impuestos por los defensores de la tradición monárquica y los enemigos de la expansión napoleónica. El enfrentamiento entre ambas posturas se resolverá con el surgimiento de una serie de revoluciones que salpicarán la práctica totalidad de las naciones europeas y que paulatinamente irán imponiendo las directrices liberales a las naciones europeas de corte absolutista.
Enlaces relacionados:
- La Revolución Francesa: El dominio y ocaso de Napoleón.
- La Restauración europea y el Congreso de Viena.
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El liberalismo es una doctrina política regida por una idea según
la cual la sociedad política debe estar basada en la libertad. Esto trae
consigo una serie de consecuencias
prácticas. La más importante es que, al no vivir en una
sociedad libre, se produce la lucha de los liberales contra el orden
establecido y contra toda autoridad empezando por la del Estado. El liberalismo desconfía profundamente
del Estado y del poder, y afirma que el poder en sí es negativo, por lo que hay
que reducirlo el máximo. De ahí que rechace por completo cualquier tipo de
poder absoluto. Para evitar el retorno el absolutismo, el liberalismo propone una serie de fórmulas:
Cuando las ideas liberales lleguen al poder, se pondrán en práctica medidas que cambiarán la idea misma de estado y la forma de ver a la propia sociedad, con respecto a los conceptos que se manejaban en el Antiguo Régimen. Pero, ¿cuáles serán las características generales de los regímenes políticos liberales?
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EL LIBERALISMO
Los
movimientos liberales constituyen la primera oleada de asaltos al Antiguo
Régimen, cuya pervivencia habían procurado las grandes potencias desde 1815. La
restauración dinástica, la obra del Congreso de Viena o la existencia de
alianzas supranacionales con el objetivo de aplastar a los movimientos
revolucionarios liberales no son más que manifestaciones del temor subyacente
de las poderosas potencias europeas hacia el surgimiento de las nuevas ideas
procedentes del pueblo mismo.
La
Europa de la Restauración, surgida tras el Congreso de Viena de 1815, fue
sacudida por tres oleadas sucesivas de revoluciones burguesas que recibieron su
soporte ideológico en el liberalismo y el nacionalismo y que se iniciaron en
1820 y concluirán en 1848, acabando con el "Sistema Metternich". Pero,
¿en qué consiste la ideología liberal y cómo se manifestó durante el siglo XIX?
Esquema sobre los principales movimientos de la época opuestos a la labor de la Restauración |
- La separación de poderes (legislativo, ejecutivo y judicial) y el equilibrio de esos mismos poderes, ya que si fueran desiguales se correría el riesgo de que el más poderoso absorbiera el resto.
- La descentralización del Estado.
- Limitar el campo de acción del Estado, lo que explica la doctrina de no intervención en materia económica y social propia del liberalismo económico. Es la concepción del «estado-gendarme», que no interviene más que en caso de auténtica necesidad.
- La organización del poder debe estar definida por unas reglas de derecho consignadas en textos escritos (constituciones).
- Defiende la aparición de partidos políticos, la soberanía nacional y los derechos inalienables del individuo como la integridad personal y familiar o la propiedad privada.
- Por otro lado, el liberalismo se manifiesta también en contra de las autoridades eclesiásticas de toda índole y se muestra claramente anticlerical.
Pero
el liberalismo no es sólo una ideología, sino también la expresión de un grupo
social determinado, es la doctrina que mejor sirve a los intereses de una clase: la burguesía.
Ideológicamente,
el pensamiento liberal se inspiraba en las ideas de los filósofos de
la Ilustración del siglo XVIII. El liberalismo político tuvo en el francés
Benjamin Constant a su mayor ideólogo.
Durante la primera mitad del siglo XIX, el liberalismo fue una ideología
revolucionaria impulsada por la burguesía y las clases populares urbanas. A
partir de 1830, los intereses de ambos fueron separándose respecto al alcance
de los derechos individuales, de ahí que surgieran dos tendencias liberales: el
liberalismo doctrinario o moderado, que impuso el sufragio censitario del que
se beneficiaba la burguesía y libertades recortadas, y el liberalismo democrático que era
partidario del sufragio universal masculino y de más amplias libertades.
Esquema sobre la evolución del pensamiento liberal a lo largo del siglo XIX. |
Cuando las ideas liberales lleguen al poder, se pondrán en práctica medidas que cambiarán la idea misma de estado y la forma de ver a la propia sociedad, con respecto a los conceptos que se manejaban en el Antiguo Régimen. Pero, ¿cuáles serán las características generales de los regímenes políticos liberales?
- La existencia de una constitución, que tiende a limitar el poder.
- La decisión política es compartida, en adelante, por la Corona y la representación nacional (Cámara, Cortes o bien Dieta). Esta representación es, en general, bicameral. A una cámara baja se le contrapone una cámara alta, de forma que cuantos más poderes haya, menor es el riesgo de que uno de ellos se haga con el poder.
- El liberalismo no adopta en ninguna parte el sufragio universal, sino un sufragio censitario. A los liberales, el hecho de que sólo una minoría disponga de derecho de voto, les parece normal y legítimo. Además, esta discriminación no excluye de por vida al individuo: basta con poseer los requisitos indispensables (por ejemplo, alcanzar los 300 francos de renta) para convertirse en elector.
- El liberalismo reconoce la libertad de opinión, de prensa, de discusión parlamentaria, de expresión, de reunión. Para asegurar estas libertades es primordial el papel de la educación. Por ello, esta preocupación por la libertad se extiende a la enseñanza, y una de la tarea de los liberales es quitarle el dominio de la enseñanza a la Iglesia, su principal adversaria en este campo.
- El liberalismo tiende a reducir a la Iglesia sus privilegios y a establecer la igualdad de derechos entre la religión tradicional y las otras confesiones religiosas.
El
liberalismo
transformó la Europa de 1815, a veces por medio de reformas, cosa que sólo
ocurrió en Inglaterra, Países Bajos y
Países Escandinavos, y otras recurriendo a métodos
revolucionarios, como ocurrió en el resto de los
países.
Esquema básico sobre las diferentes corrientes liberales |
LA REVOLUCIÓN DE 1820
Fue la primera de las llamadas oleadas revolucionarias que sacudieron Europa con
posterioridad a las Guerras
Napoleónicas y que se repitieron
sucesivamente en las de 1830 y las
de 1848.
Los procesos revolucionarios de 1820 se
localizan en la Europa mediterránea y oriental (España, Portugal, Rusia,
Estados Pontificios Nápoles-Sicilia, Piamonte, colonias americanas españolas y
Grecia). Fueron protagonizados por la burguesía, que intenta imponer los
ideales del liberalismo y del nacionalismo, por lo que supusieron un ataque al
Antiguo Régimen impuesto por la Restauración.
Mapa sobre los estallidos revolucionarios de 1820 |
Previamente
a las revoluciones de 1820, Europa experimenta una crisis económica que se
inicia en 1816 y se prolonga hasta 1819. Se trata, en parte, de una crisis de
reconversión de la economía de guerra en otra economía de tiempos de paz. Los
efectos de este reajuste dieron lugar a oscilaciones violentas de los precios
agrícolas, situación de paro en la industria y, en consecuencia, un fuerte
descontento social.
Ante la desigualdad de fuerzas, como forma de organización de
los revolucionarios de 1820 predominó
la conspirativa, a través de sociedades
secretas, como la masonería o
como los carbonarios. El afán
conspirador, lleno de iniciaciones y ritos misteriosos, de juramentos sagrados
y de secretismo, enlazaba perfectamente con el nuevo espíritu romántico que
estaba despuntando. Entre 1815 y 1820 proliferaron este tipo de conspiraciones,
detrás de las cuales casi siempre había intelectuales y/o militares. Unos eran
inspirados por sus ideas y a otros los empujaba su precaria situación
económica. Además, hay que tener en cuenta que muchos de aquellos militares se
encontraban en la reserva, innecesarios tras el cese de las Guerras
Napoleónicas.
Esquema básico sobre las revoluciones liberales de 1820 |
En España, las conspiraciones fueron numerosas pero todas
fracasaron hasta que, en 1820, el pronunciamiento de los militares liberales
españoles del coronel Rafael de Riego,
orquestado por logias gaditanas en Las Cabezas de San Juan, obligó a Fernando VII a jurar
la Constitución de Cádiz de 1812, suprimida por el rey a su regreso ocho años
antes, e inició el llamado Trienio Liberal. Durante tres años hubo en España un gobierno liberal que gobernaba
amparado por una constitución liberal. España
se convirtió en el único país liberal de Europa, y con ello en asilo de
refugiados y aliento de otras revoluciones. Esto supuso un efímero
triunfo para la causa liberal y el pistoletazo de salida para que otros
territorios europeos siguieran su ejemplo.
Proclama de Riego,
subido por Jon Valera a https://www.youtube.com
Sin embargo, la fuerza y determinación intervencionista de la Santa Alianza se puso pronto en
marcha. La llegada de un cuerpo expedicionario, los Cien Mil Hijos de San Luis, al mando
del Duque de Angulema,
invadió España consiguiendo evitar la
posibilidad de una generalización del contagio revolucionario y sofocando el foco revolucionario, al
tiempo que ayudó a Fernando VII y restaurar el absolutismo.
Batalla de Elviña, intervención francesa en España en 1823, de Hippolyte Lecomte (1828) Fuente: Wikimedia Commons |
La
mayoría del resto de intentos fracasó debido a la reacción de las fuerzas de la
Restauración, todavía con cierta fortaleza y unidad. La excepción fue la
independencia de las colonias americanas españolas y de Grecia, que estaba bajo el dominio del Imperio otomano desde hacía varios siglos. En
estos casos podemos ver el auge de la idea del nacionalismo.
El
ciclo revolucionario de 1820, aunque circunscrito a focos muy determinados,
puso en peligro el orden ideado por el Congreso de Viena. La maquinaria ideada
por Metternich funcionó y la Europa de los Congresos se apresuró a restaurar
el orden. Sin embargo, a partir del Congreso de Verona el sistema empezó a
resentirse: los intereses contrapuestos sobre el mapa europeo de las grandes
potencias, la oposición de Inglaterra a la intervención en España y el lento y progresivo
avance de las ideas liberales en muchos países europeos, buscando un equilibrio
entre el Antiguo Régimen y el Nuevo, minaron la fuerza equilibradora del
sistema.