Tras la gran expansión económica y financiera que Estados Unidos experimenta durante los llamados "felices años veinte", el nuevo orden económico sufre un duro golpe al entrar en una fuerte depresión que marcaría la marcha económica durante una década. Si los garantes de la economía mundial entran en una recesión sin precedentes, sus consecuencias no tardarían en dejarse sentir en el resto del globo. Esta crisis del sistema capitalista propicia un inestable marco económico que sólo puede superarse gracias a la intervención estatal lo que implica la quiebra del sistema económico liberal proporcionando un excelente caldo de cultivo para quienes se muestran contrarios a las ideas democráticas. los regímenes totalitarios se verán beneficiados de una depresión que afecta a todos los estratos de la sociedad.
Enlaces relacionados:
- Crisis económica en el período de entreguerras: el Crack de 1929.- La Primera Guerra Mundial: los Tratados de Paz y las consecuencias a largo plazo.
LA GRAN DEPRESIÓN
Tras el Crack de la Bolsa de Nueva York en octubre de
1929, nadie podía negar la existencia de una crisis económica sin precedentes.
El rápido paso de la expansión económica de los años veinte a la crisis tuvo un
gran impacto social. El aumento del desempleo
contraería la demanda de productos lo que provocaría sobreproducción y una caída
de los precios, de la que el crack financiero sería un síntoma. Se redujo
la inversión y el sistema capitalista sufrió una crisis inesperada de grandes
consecuencias. Los años siguientes estuvieron protagonizados por una profunda depresión que marcó la década de los
30.
Florence Owens Thompson, por Dorothea Lange (1936), de la serie: "Madre migrante" o "Cosechadores desposeídos en California" Fuente: Wikimedia commons |
En poco tiempo, el desempleo adquiría proporciones
gigantescas. Los salarios del obrero desaparecían y los ingresos del granjero
tocaban fondo. El descenso del poder
adquisitivo de las masas imponía una mayor inactividad de la maquinaria y
un mayor desempleo. Millones de personas se veían reducidas a vivir y a
sostener a sus familias gracias a las raciones de caridad, al socorro del gobierno,
a las limosnas. Se multiplicaron los poblados chabolistas en las grandes ciudades (bautizadas popularmente como Hooverville, en honor del presidente norteamericano).
Los optimistas de la época declaraban que aquella
depresión, aunque dura, no era más que otro punto periódico bajo en el ciclo
económico, y que la prosperidad estaba a la vuelta de la esquina. Otros creían
que la crisis representaba el hundimiento de todo el sistema capitalista.
Cola de reparto del pan en Nueva York (1932) Fuente: Wikimedia Commons |
Independientemente de su postura, todos los gobiernos adoptaron medidas para
facilitar trabajo e ingresos a sus pueblos. De un modo u otro, todos se
esforzaron por liberarse de la dependencia de las incertidumbres del mercado
mundial. La consecuencia económica más acusada de la depresión fue una fuerte
tendencia al nacionalismo económico.
Para proteger sus exportaciones y sus industrias, los
países devaluaron sus monedas. La
depresión, al agregar sus efectos a los de la Guerra Mundial y a la inflación
de la posguerra, condujo al caos en el intercambio monetario internacional. Los
gobiernos manipulaban sus monedas para sostener sus decrecientes exportaciones
o imponían determinados controles de intercambio: exigían que los extranjeros a
quienes su población compraba y a quienes, por tanto, entregaba su moneda,
utilizase esa moneda para comprarles a ellos. El comercio, que había sido
multilateral, se hacía cada vez más bilateral.
Esquema sobre algunos de los factores que confluyeron en la Gran Depresión |
El control de la
moneda era un medio de mantener activas las fábricas propias, a través de
la conservación o de la conquista de mercados para la exportación en un período
de depresión. Otro procedimiento para mantener en actividad las fábricas
propias consistía en cerrar el paso a las importaciones competitivas echando
mano del viejo recurso de las tarifas
proteccionistas. Pero tampoco las tarifas fueron suficientes siempre, y en
muchos estados se adoptaron cuotas o restricciones cuantitativas. Por este
sistema, un gobierno decía no sólo que los artículos que entrasen en el país
tendrían que pagar una alta tarifa aduanera, sino que, ponía límites a la
cantidad, es decir, que por encima de dicho límite no podrían introducirse más
artículos. Tanto los importadores como los exportadores trabajaban, cada vez en
mayor medida, con licencias del gobierno, a fin de que todo el comercio
exterior de un país pudiera estar centralmente planificado y dirigido. Así, la
economía mundial se desintegró en sistemas
económicos nacionales ferozmente competidores. Cada estado trataba de crear
una isla de seguridad económica para su propio pueblo. La cooperación económica
internacional estaba terminando en una intensificación sin precedentes de la
rivalidad económica y del autocentrismo nacional.
CONSECUENCIAS DE LA DEPRESIÓN
Respecto a las consecuencias de la depresión, hemos de
hablar de consecuencias psicológicas. La opinión pública pierde
confianza en las instituciones
democráticas, a las que identifica con el capitalismo, y en la inspiración
liberal de la democracia parlamentaria. En Europa, sectores muy amplios de la
opinión pública se hallan bruscamente disponibles para cualquier tipo de
aventura y dispuestos a escuchar las llamadas de los agitadores.
En cuanto a las consecuencias
objetivas, hay que destacar la quiebra
del sistema liberal y la impotencia de la iniciativa privada, que obligan
al poder público a intervenir. Los gobiernos son empujados a violar las máximas
liberales que prohibían al Estado intervenir en el ámbito reservado a la
iniciativa privada. Los gobiernos se encargan de la dirección de la economía,
emprendiendo grandes trabajos para poner en marcha los mecanismos. La
expresión más completa de este cambio de política es la revolución que
constituye el New Deal en EE.UU.
Construcción de una carretera según un proyecto de la Works Progress Administration (New Deal) Fuente: Wikimedia Commons |
Por otra parte, la política económica de los gobiernos
afecta a las relaciones exteriores.
Para proteger la producción nacional de la competencia extranjera, los países
se cierran a las importaciones, elevan sus tarifas aduaneras, establecen
restricciones. En todas partes, el nacionalismo
económico alienta un egoísmo a ultranza en las relaciones comerciales.
Así pues, en cuestión de varios años, entre 1929 y 1932,
la gran depresión acarreó el abandono de los principios liberales, la quiebra
de la economía liberal, el trastorno de las relaciones entre grupos sociales e
incluso las relaciones entre naciones. La democracia
política sufre las repercusiones de la crisis que atraviesa el liberalismo
económico. Es un argumento más a favor de las doctrinas autoritarias y de los regímenes autoritarios. Al fascismo
italiano o al comunismo soviético les es fácil usar como pretexto la crisis del
liberalismo para demostrar el fracaso de la democracia.
Esquema sobre algunas propuestas generales del keynesianismo |
LA SOLUCIÓN NORTEAMERICANA: EL NEW DEAL
En 1933 los demócratas sustituyen a la administración
republicana de Hoover,
tras el triunfo electoral del presidente Franklin D. Roosevelt.
A la llegada de éste al poder, la situación
económica era alarmante: la población estaba cada vez más empobrecida, las
enormes cifras de desempleo implicaban una reducción en el gasto que acarreaba
la ruina y quiebra de empresas (aumentando las cifras mencionadas y destruyendo
una estructura económica que poco antes era floreciente), los mercados
financieros se precipitaron y la economía se estancó.
Franklin Delano Roosevelt, por Elias Goldensky (1933) Fuente: Wikimedia Commons |
El nuevo presidente propone una nueva política económica sustentada en las teorías keynesianas.
Se trata de un New Deal ("Nuevo
Acuerdo", en castellano), que se propone reactivar el consumo y la inversión, y
poner fin a ciertos abusos que han estado en la base del origen de la crisis.
Esta política se mantendrá hasta 1938, cuando el esfuerzo económico encontró en
la Segunda Guerra Mundial una válvula de escape para la mejoría.
El New Deal pone en acción un conjunto de medias de
intervención gubernamental en el terreno de la economía (aunque no se recurre a
la nacionalización de empresas). El primer objetivo es la deflación: hay que lanzar los precios al alza, devolver la
confianza a los inversores, distribuir poder de compra a los consumidores.
Roosevelt procedió a la devaluación del
dólar con el objetivo de provocar un aumento
de los precios (se llegó a abandonar momentáneamente el patrón oro).
Entre las primeras medidas del presidente Roosevelt, planteadas
para surtir efecto a corto plazo, los objetivos se centraron en reformas
agrícolas, del sistema bancario (en el que el Departamento del Tesoro pasó a
investigar la solvencia de los bancos, provocando el cierre y la fusión de
miles de bancos en situación inestable y mejorando la garantía del sistema) y
la creación de programas de asistencia social y de ayuda al trabajo.
Sin embargo, la intervención del Estado en la economía
era uno de los factores contra los que luchaba el sistema capitalista, por lo
que este plan fue recibido con reticencia. No obstante, se crearon distintas
agencias con el objetivo de intervenir en la vida económica proporcionando un
respiro a los sectores más castigados por la depresión. En el sector industrial
se obligó a las empresas a adoptar un código de buena competencia, creando un
organismo de regulación, la NRA, al que las empresas se adhirieron libremente.
En el orden agrícola, ante la acumulación de excedentes,
se invita a los agricultores a que
consientan en reducir voluntariamente sus cosechas a cambio de una
indemnización. El efecto inmediato de la reducción de las cosechas era la
subida de los precios aunque en un país con menos capacidad adquisitiva y con
un comercio internacional a escala más reducida que en años anteriores, los
resultados de la Ley de Ajuste Agrícola tardaron en ser alentadores para los
agricultores.
Una ley autoriza al presidente a acuñar monedas de plata
en cantidades ilimitadas. Con ello se producía una fuerte inflación, pero se
acepta como medio de estimular la economía.
Esquema básico sobre las principales reformas que formaron el New Deal |
Pero todo esto sería inútil si no se mejoraban las cifras
del desempleo de la población. Por ello, éste será uno de los grandes
indicadores de la crisis y las reformas encaminadas a mejorar esta situación
serán una prioridad: los sindicatos, las jubilaciones y los parados serán sus
principales objetivos. Desde el punto de vista social, la ayuda a los parados
reforzó las medidas de subidas de
salarios. Se creaba una masa con cierto poder de compra, única salida de
una etapa en la que por superproducción o por subconsumo se había generalizado
la ruina.
Económicamente, la situación mejoró al final de la
década, con importantes matices: la inversión privada en la industria se
contrajo (como era inevitable) a pesar de que la producción industrial volvía a
cifras parecidas a las de finales de los veinte. El número de parados era aún
alarmante (17% de la población activa), aunque ahora muchos de ellos recibían
un subsidio que les permitía sobrevivir. En el orden agrícola, la subida de los
precios no pudo sostenerse y la situación de los agricultores se agravó.
En la esfera de lo social, el Estado inauguró una mayor
preocupación por la protección de sus ciudadanos frente a un marco económico
que auguraba nefastas consecuencias para el ciudadano de a pie.
Historia del siglo XX - Roosevelt y el New Deal
subido por Félix Rodríguez Sanjurjo a https://www.youtube.com