El cambio más rápido y profundo que ha experimentado el modo de vida de la humanidad es el que se inició en Europa bajo el impacto de lo que algunos historiadores han denominado la "Doble Revolución", es decir, la revolución industrial que comenzó en Inglaterra y la revolución "política" iniciada en EE.UU. y Francia. Tras esta "Doble Revolución", Europa pasa de tener una sociedad anclada en características y valores casi medievales (Antiguo Régimen) a otra más moderna (Nuevo Régimen).
Enlaces relacionados:
- El Antiguo Régimen.
- La revolución demográfica y agrícola.
La tendencia general de las monarquías del Antiguo Régimen fue la de concentrar toda la autoridad política en la persona del monarca y reforzar los poderes del Estado, a expensas de todas las instituciones y cuerpos que se interponían entre el rey y sus súbditos, para lo cual habían de ser recortados los tradicionales poderes de la Iglesia y la nobleza, de los parlamentos, provincias y ciudades. Esta tendencia se apoyaba en la doctrina del absolutismo. Según la cual el rey era la única fuente de poder legítimo, ya que le venía directamente de Dios.
Sin embargo, en el siglo XVIII, la filosofía de la Ilustración va a contribuir a socavar, desde el punto de vista intelectual, el Antiguo Régimen, aportando argumentos a los descontentos para implantar un nuevo sistema basado en el liberalismo democrático. La principal excepción al predominio del absolutismo se dio en Inglaterra, donde la revolución de 1688 convirtió al país en una monarquía parlamentaria. De ahí que los principales teóricos de este movimiento intelectual (Voltaire, Locke, Montesquieu y Rousseau) partieran en sus escritos de la situación que se vivía en ese momento en Inglaterra, que había experimentado en el último siglo más cambios que el resto del continente. Por lo que constituía un impresionante laboratorio para averiguar las posibilidades de otros sistemas políticos.
Voltaire visitó en plena juventud Inglaterra y lo que allí vio lo expuso en sus “Cartas filosóficas”, que fueron publicadas en 1734 e inmediatamente quemadas por el Parlamento de París. En realidad, lo que Voltaire vio en Inglaterra y describió en su libro fueron la tolerancia religiosa y la libertad política, comercial e intelectual; que según él no se daban en Francia. Atento observador, Voltaire captó también la importancia decisiva del desarrollo comercial y su interrelación con la libertad política y con una estructura social en la que los prejuicios aristocráticos pesaban menos que en la Europa continental. Los ataques de Voltaire contra el Antiguo Régimen son muy destructivos, empleando un lenguaje mordaz e irónico contra la Iglesia y el absolutismo.
Tras un período de tranquilidad, en
1773 se rompe la calma. La Compañía
inglesa de las Indias tenía
dificultades. Contaba con un gran excedente
de té chino y quería nuevos privilegios: en 1773 el Parlamento
concedía a la Compañía el derecho exclusivo a vender el té mediante
sus propios agentes a los comerciantes locales americanos.
De este modo, el consumidor colonial podría pagar menos por él, pero el
comerciante intermediario americano quedaría excluido y marginado. El
té de la Compañía fue boicoteado en todos los puertos
americanos, e incluso en Boston, para impedir su desembarque
por la fuerza, se arrojaron las cajas al mar (es el llamado Motín del Te). A este acto de
vandalismo respondió Inglaterra con el cierre
del puerto de Boston, amenazando
así a la ciudad con la ruina económica.
Por tanto, no era
ya sólo una cuestión de impuestos. Eran los inconvenientes de
pertenecer
a un sistema económico global dirigido desde
el otro lado del océano. La política británica había provocado un antagonismo
en las colonias. Estaba en cuestión la libertad de los americanos para determinar
su propia vida política y paulatinamente
se estaba gestando la idea de independencia.
Comenzaba una guerra en la que
los americanos, con la ayuda francesa y española vencían
a los ingleses, quienes en el
Tratado de Versalles se veían obligados a reconocer la independencia del nuevo país.
En los nuevos estados la
igualdad democrática hizo muchos progresos, pero sólo se aplicó
realmente a los varones blancos. La población negra se veía
sometida a la esclavitud en el sur, y aunque en los estados del norte eran
libres, estaban privados de voto, de la instrucción adecuada y de las mismas
oportunidades que los blancos.
Los 13 nuevos estados tuvieron, desde el
principio, constituciones escritas y en todas ellas se defendían los mismos
principios. Todas seguían la idea de que había que proteger los derechos
inalienables del individuo, que los gobiernos se instituían entre los hombres,
y que en caso de que cualquier gobierno amenazase con la destrucción de ese
objetivo, el pueblo tenía derecho a instituir otro gobierno. Todas las constituciones
se proponían limitar al gobierno mediante una separación de poderes. Todas
tenían un apéndice de derechos fundamentales, que establecía los derechos de
los ciudadanos y las cosas que ningún gobierno podía hacer con justicia.
Posteriormente, la Constitución federal de 1787, y su ampliación en 1789, creó la Unión americana y se convirtió en la base de la nueva nación.
- El Antiguo Régimen.
- La revolución demográfica y agrícola.
EL MODELO POLÍTICO DEL ANTIGUO RÉGIMEN
En la segunda mitad del siglo XVIII, la mayor
parte de los estados europeos del Antiguo Régimen eran monarquías, y
este era el sistema de gobierno de los estados más ricos y poderosos del mundo.
En el mapa dominado por las monarquías, las repúblicas eran escasas, pequeñas
y
carecían de prestigio, aunque algunas de ellas jugaron un papel importante en
la historia europea, como es el caso de Venecia o de las Provincias Unidas de
los Países Bajos.
Mapa sobre los modelos políticos a mediados del siglo XVIII |
La tendencia general de las monarquías del Antiguo Régimen fue la de concentrar toda la autoridad política en la persona del monarca y reforzar los poderes del Estado, a expensas de todas las instituciones y cuerpos que se interponían entre el rey y sus súbditos, para lo cual habían de ser recortados los tradicionales poderes de la Iglesia y la nobleza, de los parlamentos, provincias y ciudades. Esta tendencia se apoyaba en la doctrina del absolutismo. Según la cual el rey era la única fuente de poder legítimo, ya que le venía directamente de Dios.
Esquema sobre el modelo político del Antiguo Régimen |
El desarrollo del sistema fiscal, de la
burocracia y del ejército reales permitieron, efectivamente, acrecentar a los
reyes su poder aunque en el Antiguo Régimen nunca se llegara a un estado
plenamente centralizado; ya que había multitud de privilegios estamentales y
locales consagrados por la tradición, frente a los cuales poco podían hacer los
monarcas. Sin embargo, el absolutismo llegó a predominar en casi toda
Europa, especialmente en
el siglo XVIII, cuando se combinó con
ciertas ideas reformistas defendidas por los escritores ilustrados y
dio lugar a lo que
se denominó como «despotismo ilustrado».
Esquema sobre las características básicas del despotismo ilustrado |
Sin embargo, en el siglo XVIII, la filosofía de la Ilustración va a contribuir a socavar, desde el punto de vista intelectual, el Antiguo Régimen, aportando argumentos a los descontentos para implantar un nuevo sistema basado en el liberalismo democrático. La principal excepción al predominio del absolutismo se dio en Inglaterra, donde la revolución de 1688 convirtió al país en una monarquía parlamentaria. De ahí que los principales teóricos de este movimiento intelectual (Voltaire, Locke, Montesquieu y Rousseau) partieran en sus escritos de la situación que se vivía en ese momento en Inglaterra, que había experimentado en el último siglo más cambios que el resto del continente. Por lo que constituía un impresionante laboratorio para averiguar las posibilidades de otros sistemas políticos.
Voltaire visitó en plena juventud Inglaterra y lo que allí vio lo expuso en sus “Cartas filosóficas”, que fueron publicadas en 1734 e inmediatamente quemadas por el Parlamento de París. En realidad, lo que Voltaire vio en Inglaterra y describió en su libro fueron la tolerancia religiosa y la libertad política, comercial e intelectual; que según él no se daban en Francia. Atento observador, Voltaire captó también la importancia decisiva del desarrollo comercial y su interrelación con la libertad política y con una estructura social en la que los prejuicios aristocráticos pesaban menos que en la Europa continental. Los ataques de Voltaire contra el Antiguo Régimen son muy destructivos, empleando un lenguaje mordaz e irónico contra la Iglesia y el absolutismo.
John Locke, en su “Tratado sobre el gobierno civil”,
afirma que el gobierno debe basarse en un contrato entre soberano y
súbditos y en la separación de poderes (legislativo y
ejecutivo). El punto de partida del análisis de Locke es el «estado de
naturaleza», es decir, la situación en que se encontrarían los hombres si no
hubiera leyes y cada uno tuviera que defenderse a sí mismo, por contraposición
a la «sociedad civil», en la que existe el poder arbitral de las leyes. Su
conclusión es que sin división de poderes no hay realmente sociedad civil.
Françoise Marie Arouet (Voltaire), por Nicolás de Largillière (1725 aprox.) Fuente: Wikimedia Commons |
La obra cumbre de Montesquieu es “El
espíritu de las leyes”.
Inspirándose también en el ejemplo de Inglaterra,
Montesquieu afirmó que la separación
de poderes es el requisito básico de la Libertad política: el
poder legislativo deberá estar en manos
del Parlamento; el poder ejecutivo
en el rey y los ministros; y, por último, el poder judicial
en los tribunales legalmente constituidos. Este proyecto de estructura política es un
ataque directo a la concentración de poderes
en manos de la monarquía absolutista.
Charles-Louis de Secondat, barón de Montesquieu (1728) Fuente: Wikimedia Commons |
Por último, Jean-Jacques Rousseau fue uno de los escritores más leídos de su
época. En su obra política más importante, “El contrato social”, Rousseau
planteó el problema de la formación de la sociedad civil a partir del «estado
de naturaleza», llegando a la conclusión de
que el individuo tenía que ceder a la colectividad sus derechos naturales. Según Rousseau, el Estado debe basarse en el «Pacto social», que es un contrato entre gobernantes y gobernados, por
el que el pueblo libremente se constituye en soberano y expresa su voluntad
mediante la ley. Con ello, niega rotundamente que el poder real provenga de
derecho divino alguno. Rousseau también considera necesaria la división de
poderes, dando supremacía al poder legislativo, porque lo ejercen todos los
ciudadanos. Defiende, por tanto, una democracia directa, y sólo en los grandes
estados admite la representación del pueblo por diputados.
Esquema sobre las principales tendencias en las reformas ilustradas |
Todas estas ideas fueron divulgadas y
encontraron aceptación en las sociedades de pensamiento, logias masónicas,
clubes de distinta índole, etc., que se convirtieron en focos de crítica
al Antiguo Régimen.
EL PRIMER ANTECEDENTE: LA REVOLUCIÓN AMERICANA DE 1776
El comportamiento de los americanos
en la Guerra de los Siete Años entre Inglaterra y Francia dejó
mucho que desear. Durante la guerra, fueron el
ejército y la escuadra ingleses
los que expulsaron de América a los
franceses. Posteriormente,
los hombres de las colonias tuvieron que
vérselas con los
indios del interior y una vez más los
coloniales se mostraron incapaces de resolver un problema vital para su futuro,
la
paz tuvo que ser conseguida por los británicos.
El gobierno británico trató de conseguir
que los coloniales contribuyesen con una cuota mayor a
los gastos del Imperio. Hasta entonces, los
americanos habían disfrutado de un cierto grado de exención de
impuestos y fue contra esto contra lo que empezó
a actuar el Parlamento inglés. Así, intentó extender a
las colonias un impuesto sobre todos los usos del papel, pero este
impuesto,
el llamado Acta del Timbre (Stamp Act), provocó una gran resistencia en las colonias.
Los americanos sostenían que el Parlamento
británico no tenía
autoridad para imponerles cargas, porque
no estaban representados en él.
Washington en Valley Forge (1778) Fuente: Flickr / Jim Surkamp / CC BY-NC 2.0 |
Recreación del Motín del Te, copia de litografía de Sarony & Major (1846) Fuente: Wikimedia Commons |
Delegados de las 13 colonias se reunieron
en un congreso en Filadelfia donde se acordó
un boicot a los artículos británicos. En 1775 comenzó la
lucha. El Segundo Congreso Continental, reunido unas semanas después, procedía
a crear un ejército americano. En este congreso, los radicales convencieron a
los moderados de que había que romper con Inglaterra. El 4 de julio de 1776 el
Congreso adoptaba la Declaración de Independencia.
Presentación de la Declaración de Independencia ante el Congreso, por John Trumbull (1819) Fuente: Wikimedia Commons |
La Declaración de Independencia afirmaba que
todos los hombres son creados iguales pues son dotados por Dios de ciertos
derechos inalienables, como son la vida, la libertad y la búsqueda de la
felicidad.
Para la mayoría blanca, en
cambio, la Revolución tuvo un efecto democratizador. En algunos estados, el
derecho al voto se amplió. Se adoptó el principio, todavía desconocido en
Europa, de que cada miembro de una asamblea legislativa representase
aproximadamente al mismo número de ciudadanos. El mayorazgo y la vinculación
desaparecieron; los diezmos se
acabaron
y las iglesias perdieron sus privilegios. Pero el
significado más importante de la
Revolución fue el político, y más concretamente, el constitucional.
Los americanos, influidos por las ideas de Montesquieu
y Locke, llegaron a creer que el
gobierno debía poseer unos poderes limitados y actuar únicamente
dentro de los términos de un documento constitucional escrito.
La Revolución Norteamericana,
subida por Miorelis Cordero a https://www.youtube.com
Posteriormente, la Constitución federal de 1787, y su ampliación en 1789, creó la Unión americana y se convirtió en la base de la nueva nación.