A principios del siglo XX, la situación económica rusa era de atraso con respecto a las naciones europeas vecinas. El gigantesco Imperio Ruso no tenía el peso real que se le podría suponer. Con casi un 90 % de población campesina, luchaba a marchas forzadas por lograr una industrialización que materializara su potencial económico. Para enlazar su crecimiento con el de los países más desarrollados, desde el poder se procedió a modernizar sus estructuras de forma rápida, intentando modernizar sus antiguas estructuras. Sin embargo, la modernización y la industrialización trajeron un desfase entre los grandes propietarios y la clase asalariada, que toma conciencia de su situación e iniciará una lucha por sus derechos que alcanzará consecuencias imprevistas.
Enlaces relacionados:
- La Revolución Rusa: La Revolución de 1917.- La Revolución Rusa: La Guerra Civil y la formación de la URSS.
- La Revolución Rusa: La NEP, la III Internacional y la era de Stalin.
RUSIA A PRINCIPIOS DEL SIGLO XX
Desde la década de 1860, el atrasado Imperio Ruso
se desplazaba lentamente desde el absolutismo feudal (con características casi
medievales) hacia el capitalismo, bajo el régimen de la autocracia zarista.
Sin embargo, aunque estos cambios habían liberalizado las estructuras sociales,
económicas y culturales, el sistema político que les daba cabida permaneció
prácticamente inalterado. Los distintos intentos de reformar dicho sistema fueron
duramente rechazados por la monarquía y la burocracia. Para aquellos que tenían
esperanzas de mejora, el limitado alcance del programa de reformas, trajo consigo
una sensación de frustración que desembocó en distintas rebeliones. La necesidad
de económicas y sociales sólo podía satisfacerse mediante la revolución.
Procesión de Pascua en la región de Kursk, de Ilya Repin (1880-83) Fuente: Wikimedia Commons |
En las últimas décadas del siglo XIX, Rusia
empezó a entrar en la Revolución Industrial. En el país entró capital europeo
para la financiación de ferrocarriles, minas y fábricas. Esta industrialización originó un incremento
de las diferencias entre la clase patronal y la clase asalariada. Los obreros de las fábricas se
hallaban en las mismas malas condiciones que los obreros de Inglaterra o
Francia y su número aumentó en gran
medida. Pero había un
rasgo distintivo del proletariado ruso: la
industria rusa estaba muy concentrada, la
mitad de los obreros rusos estaban
empleados en
fábricas en las que trabajaban más de 500 personas. En estas circunstancias,
era más fácil para los obreros organizarse económicamente y movilizarse
políticamente.
La crisis económica internacional propiciada por la superproducción y el subconsumo, sufrida entre 1901 y 1903 tendrá especial virulencia en un país ruralizado y atrasado como el ruso. El parón industrial y la mala situación en el campo provocan protestas y huelgas en los centros urbanos e industriales. La crisis servirá de acicate para la toma de conciencia de la injusticia de las desigualdades económicas, sociales y jurídicas existentes en Rusia.
Los sirgadores del Volga, de Ilya Repin (1870-73) Fuente: Wikimedia Commons |
La clase patronal y capitalista rusa era numéricamente la más débil. De todos modos, esta clase patronal, reforzada por
terratenientes, llegó a formar en 1905 el Partido Democrático Constitucional (los K. D. o kadetes).
A pesar de todos estos cambios, Rusia seguía
siendo con el nuevo siglo predominantemente agrícola. Los campesinos, libres de sus antiguos
señores desde 1861, vivían
en sus comunas
aldeanas o mirs, gobernadas por los zemstvos o asambleas locales.
Estos campesinos estaban muy presionados económicamente por los impuestos y a causa de sus
primitivos métodos de cultivo. La única solución que encontraban para solucionar su situación estaba en la exigencia de más tierras (que estaban muy desigualmente repartidas). Por
ello, constituyeron una tradicional fuente de inquietud revolucionaria.
El mir, de Sergéy Korovin (1893) Fuente: Wikimedia Commons |
Otro grupo revolucionario importante
eran los marxistas, que en 1898 fundaron el Partido Social Demócrata Ruso.
Éstos veían la revolución como un
movimiento internacional. Pensaban que Rusia debía desarrollar el capitalismo,
un proletariado industrial y la forma moderna de la lucha de clases, y
consideraban al proletariado urbano como la clase auténticamente
revolucionaria. Los marxistas rusos celebraron un segundo congreso del partido
en Londres (1903) con el objetivo de unificar el marxismo ruso, aunque en
realidad lo rompió para siempre, surgiendo dos facciones irreconciliables: mencheviques (más moderados y partidarios de retrasar la revolución hasta alcanzar un mayor grado de desarrollo económico, aunque eso implique sufrir una etapa de dominio burgués) y bolcheviques (más radicales y partidarios de la acción inmediata y de la instauración de un sistema socialista-proletario).
Esquema sobre las fuerzas políticas de la época |
LA REVOLUCIÓN DE 1905
La casi simultánea fundación, a principios de
siglo, de los partidos Democrático Constitucional, Social Revolucionario y
Social Demócrata era un claro signo de descontento. Al propio tiempo, a partir
de 1900, hubo signos de creciente inquietud popular. Los campesinos invadían
las tierras de la clase media e incluso se alzaban en insurrecciones locales
contra los terratenientes y los recaudadores de impuestos. Los obreros de las
fábricas, esporádicamente, convocaban huelgas y se negaban a trabajar. El gobierno, mientras tanto, se negaba a hacer
concesiones de ningún tipo. El zar Nicolás II era
un hombre de miras estrechas, que consideraba antirrusas todas las ideas que
cuestionasen la autocracia de la gran Rusia.
El ministro Plehve, y los círculos de
la Corte esperaban que una guerra corta y victoriosa contra el Japón crearía una mayor adhesión al
gobierno. Pero la guerra fue un fracaso para Rusia, y hubo un sentimiento
general de que el gobierno, torpe, obstinado e incapaz, había revelado su
incompetencia al mundo entero.
Sesión solemne del Consejo de Estado, de Ilya Repin (1903) Fuente: Wikimedia Commons |
La policía había autorizado a un sacerdote,
el Padre Gapon, a que actuase entre los obreros fabriles de San Petersburgo y a
que los organizase, esperando contrarrestar así la propaganda de los revolucionarios.
El Padre Gapon tomó completamente en serio las reivindicaciones de los obreros.
Estos creían que, sólo con que pudieran llegar al zar, éste escucharía sus
quejas y corregiría los males que aquejaban a Rusia. Redactaron una solicitud
pidiendo una jornada de 8 horas, un salario mínimo diario de un rublo, la
destitución de los políticos incapaces, y una Asamblea Constituyente elegida
democráticamente para introducir un gobierno representativo en el imperio.
Pacífica y respetuosa, una multitud de casi 200.000 personas se reunió ante el
Palacio de Invierno del zar, el domingo 9 de enero de 1905. Pero el zar había
huido, y los oficiales se asustaron. Las tropas avanzaron y dispararon contra
los manifestantes, matando a varios centenares.
El Domingo Sangriento de San Petersburgo acabó con el lazo moral sobre el que descansa
todo gobierno estable. Los obreros vieron que el zar no era su amigo. Se
produjo una oleada de huelgas políticas. Los socialdemócratas surgieron de la
clandestinidad o del destierro para dar una dirección revolucionaria a
aquellos movimientos. Se formaron consejos o soviets de trabajadores
en Moscú y San Petersburgo. Los campesinos comenzaron a levantarse
espontáneamente, invadiendo las tierras y ejerciendo la violencia contra sus propietarios.
Todos los partidos estaban de acuerdo en que debía haber más representación
democrática en el gobierno.
Manifestación del 17 de octubre de 1905, de Ilya Repin (1906-11) Fuente: Wikimedia Commons |
El zar accedió de mala gana y concedió lo
menos posible. Accedió a convocar una especie de Estados Generales, pero la
revolución seguía extendiéndose. El Soviet de Obreros de San Petersburgo
declaró una gran huelga general. Con el país paralizado, el zar lanzó el día 17 su
«Manifiesto de Octubre», en el que prometía una constitución, libertades
civiles, sufragio universal y la elección de una Duma (asamblea
representativa) como órgano legislativo. Con este manifiesto, el zar y sus
consejeros consiguieron dividir a la oposición. Mientras los intelectuales
excitaban a continuar la revolución, liberales y demócratas aceptaban el
manifiesto. El gobierno logró mantenerse; las autoridades detuvieron a los
miembros del Soviet de San Petersburgo, y se hizo la paz con Japón. Los
dirigentes revolucionarios se exiliaron, o volvieron a la clandestinidad,
fueron detenidos y enviados a la cárcel o a Siberia.
El más importante resultado de la Revolución
de 1905 fue el de convertir a Rusia, al menos aparentemente, en una especie de
estado parlamentario. Pero la nueva Duma
fue reformada, apenas tenía poderes, y en la práctica el zarismo no permitía
ningún tipo de participación del pueblo en el gobierno.
Revolución Rusa: Antecedentes
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Algunos funcionarios creían que el modo de
acabar con los revolucionarios y de fortalecer el poder de la monarquía
consistía en que el gobierno atrajese el apoyo del pueblo razonable y moderado
mediante un programa de reformas.
Uno de estos funcionarios fue Piotr Stolypin, primer
ministro desde 1906 a 1911. Este trató de llevar a cabo un amplio programa de
reformas, pero en 1911 caería asesinado. Esto desató una campaña de persecución
de terroristas que conllevó el ajusticiamiento de más de mil personas (la soga
de la horca recibió el sobrenombre de «corbata de Stolypin»).
Así pues, en vísperas de la Primera Guerra
Mundial, en una Europa en la que convivían otros grandes imperios (Alemania,
Austria- Hungría, Turquía…), Rusia seguía desarrollándose. Sus industrias
crecían, sus ferrocarriles se extendían y aunque no tenía un gobierno
parlamentario, tenía un parlamento. Pero este desarrollo
estaba amenazado por la derecha, por obstinados reaccionarios que defendían el
zarismo absoluto, y por la izquierda, por revolucionarios a quienes nada podía
satisfacer, excepto el fin del zarismo y la total transformación de la sociedad
rusa. Así que, aunque el país seguía inalterado en la práctica (el zar tenía el poder político absoluto y la riqueza y la propiedad de la tierra seguían en manos de la nobleza), sí existía una idea de que la situación tendría que cambiar tarde o temprano ya que el número de desfavorecidos era amplio y diverso.
Revolución Rusa - Canal Encuentro
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