Esta serie de artículos está centrada en el surgimiento de una nueva forma de pensar con respecto a la economía y que es heredera directa del nuevo contexto en que se mueve la Europa del momento. Los siglos modernos alumbran un nuevo concepto del hombre y su lugar en el mundo: el humanismo y el renacimiento subrayan el papel del hombre frente al pensamiento medieval (centrado en el concepto de Dios). El cambio de mentalidad imperante y una mayor tendencia de los países europeos hacia el reforzamiento de su autoridad como garante de la solidez del estado, acentuará el aligeramiento de las férreas posturas económicas medievales que ya poco a poco estaban desapareciendo frente al nacimiento de un nuevo pensamiento económico, traído de la mano de los hombres de negocios más influyentes, los funcionarios más preocupados por el desempeño de su profesión y de otros pensadores laicos que se centran en los problemas económicos del estado.
Enlaces relacionados:
- El Mercantilismo 1.
- El Mercantilismo 2.
- La Riqueza de las Naciones.
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APARICIÓN
DE LA FISIOCRACIA
En la década de los años 50 del siglo XVIII se edita
en
Francia una serie de obras cuyos autores manifiestan un interés importante
sobre los asuntos económicos en general y la agricultura, en
particular. En este ambiente es en el que hay que ubicar el nacimiento y
desarrollo de una nueva escuela de pensamiento económico conocida por el
nombre de fisiocracia.
Podemos decir que con
los fisiócratas aparece por primera vez una escuela de pensamiento económico
con una cabeza reconocida, un grupo de seguidores íntimamente unidos para
exaltar y extender las doctrinas del maestro (François Quesnay) y una
publicación periódica para contribuir a su difusión. Sería a partir de los
fisiócratas, cuando fueron surgiendo nuevas escuelas de pensamiento como la
clásica o la marxista.
François Quesnay, por Johann-Georg Wille y Jean Chevalier (1747) Fuente: Wikimedia Commons |
Fisiocracia significa textualmente
"gobierno o riqueza de la naturaleza". Los
fisiócratas se caracterizan por su oposición frontal frente al mercantilismo. De
este modo, si bien los mercantilistas habían defendido la hegemonía y el fomento
del sector mercantil y habían
aparcado a la agricultura;
esta actividad
económica, en cambio, será defendida por los fisiócratas, porque
es la riqueza
que nos proporciona
la madre naturaleza. Sin embargo, el punto de partida tanto de
los fisiócratas como el de los mercantilistas es el mismo. Ambas doctrinas se
cuestionan en qué consiste y cómo puede acrecentarse la riqueza de un país.
François
Quesnay era médico personal de Luis XV. Para él, el estudio de la economía fue
una fase de transición en su carrera intelectual, y que abandonaría años
después para dedicarse a las investigaciones matemáticas. El interés de Quesnay
por los asuntos económicos de Francia, le sobreviene a una edad bastante tardía
porque hasta los 62 años no publica ningún trabajo sobre asuntos económicos. Sus
primeras obras son una serie de artículos que dicta o publica en "La Enciclopedia".
Así, en 1756 publica un primer artículo que lleva por nombre "Arrendatarios" y al año
siguiente, también en "La Enciclopedia", publica "Granos". El
primero de estos es un alegato en favor de la agricultura francesa
y su
objetivo es modernizarla imitando el modelo inglés, es
decir, que defiende la desaparición de la pequeña explotación campesina y su sustitución por
grandes fincas de explotación. El segundo artículo es donde, por primera
vez, aparecen algunos conceptos claves para identificar a la
fisiocracia. Con posterioridad, Quesnay publicaría otros dos
artículos, uno titulado "Hombres"
y el otro "Impuestos". En 1758,
Quesnay publica "El cuadro
económico" que puede ser considerado como el manifiesto del
pensamiento fisiocrático aunque, en realidad, se trata de una memoria dirigida
al rey de Francia. Sin embargo, a pesar del papel desempeñado por Quesnay, el
gran impulsor
de las ideas de la fisiocracia en Francia, e incluso más allá de
sus fronteras, fue Victor Riquetti, el Marqués de Mirabeau; que tenía por el hecho de ser noble,
facilidades para propagar esas ideas, no sólo en la corte de Versalles, sino
también en las academias y círculos ilustrados franceses.
Otros miembros de la
escuela de la fisiocracia pueden ser, por ejemplo, Mercier de la Rivière que es autor de "Orden natural y esencial de las sociedades
políticas" (1767) y Pierre Dupont de Nemours que publicará en 1768 "El
origen y los progresos de una nueva ciencia". El maestro
y los discípulos de la fisiocracia fundaron su propia revista, "Efemérides
del ciudadano", para poner por escrito sus planteamientos. La escuela
de la fisiocracia alcanzó su máximo apogeo en torno a los años 60.
DISCURSO DE LA ESCUELA FISIOCRÁTICA
Hoy
día, se estudia la
fisiocracia a través de dos niveles de análisis: por un lado, se
analiza como una doctrina estrictamente económica, y por otro también
se considera que es un sistema filosófico. Obviamente, nosotros
no nos interesaremos en este último aspecto.
La
fisiocracia es un producto de la Ilustración, su discurso económico arranca de
un análisis de cuál es la situación de la agricultura francesa. El evidente
atraso de esta contrastaba,
además, con
la riqueza y modernización de la agricultura al
otro lado del Canal de la Mancha (en Inglaterra). De inmediato, comprendieron
los fisiócratas que había que rescatar a la agricultura francesa de ese atraso
y colocarla al mismo nivel de la agricultura rival. Y para ello propugnan una
serie de reformas que se pueden resumir en la defensa de la abundancia de capital, y
no la abundancia de hombres.
Así,
se ponía en tela de juicio las tesis poblacionistas del mercantilismo. El
problema que se les planteaba era cómo conseguir que el capital se invirtiese en el
campo, puesto que ese capital era imprescindible para
transformar las pequeñas explotaciones rurales en otras mayores y
perfectamente equipadas. Textualmente
decían lo siguiente: "Que
las tierras destinadas al cultivo de granos
se concentren en la medida de lo posible en forma de grandes
granjas explotadas por agricultores ricos porque es inferior
el gasto en el mantenimiento y reparación de las
instalaciones y, proporcionalmente, es menor el coste y mayor
el producto neto en las grandes explotaciones agrícolas que en las pequeñas.
La proliferación de pequeños agricultores es nociva para la población”. Los fisiócratas
creían que el factor humano que habría de permitir la transformación de la agricultura
serían los
agricultores situados en un nivel de renta medio-alto, es decir; los que
se conocían como "fermiers"
(grandes arrendatarios). Pero los obstáculos eran enormes, aunque en concreto;
podemos resumirlos en dos:
1. Un mal
sistema impositivo
2.
Una equivocada política
económica.
Respecto
a lo primero, se refiere al hecho de que la fiscalidad de la Hacienda francesa
repercutía muy negativamente sobre los productores
agrícolas,
por tanto, los fisiócratas consideraban como paso previo necesario
para la puesta en ejecución de su programa, la reforma fiscal en Francia. Dicha
reforma debía concretarse en la desaparición de la pluralidad de impuestos
y su sustitución
por otro único.
El ministro de finanzas, Turgot,
fue el encargado de llevarla a cabo y debido a su fracaso, le
costó su puesto.
Anne Robert Jacques Turgot, por Charles Dupin Fuente: Wikimedia Commons |
En la fisiocracia el concepto nuclear es el de riqueza.
Los fisiócratas la
definen como el conjunto de valores que pueden ser consumidos sin
empobrecerse. Partiendo de esta definición, la fisiocracia
elabora otro concepto clave en su doctrina, el
concepto de producto neto. De ambos conceptos se infiere que únicamente
es riqueza aquella clase especial
de valores en la cual se encuentra un producto neto. Esto quiere
decir que la
riqueza se halla en aquellas actividades productivas que son capaces
de reproducirse
mediante
un excedente. Y este tipo de producto neto, o centro de riqueza,
sólo se da en la agricultura; ya que, en la agricultura además
del factor humano intervienen
las fuerzas de la naturaleza que trabajan junto al hombre de
forma que
ambos logran que el producto final sea muy superior a los
elementos que el hombre aporta al proceso productivo. Partiendo de ese concepto
de riqueza, la fisiocracia diferencia entre riqueza primaria y riqueza representativa.
La
riqueza primaria son los bienes primarios, los productos de la tierra,
entre los que se incluyen también
la caza
y la pesca
(no sólo la agricultura). La riqueza representativa, en cambio, son los metales
preciosos y aquellos objetos a los cuales,
por distintas razones, atribuimos
un valor económico (como el diamante, el oro o las perlas).
El comercio no es más que el cambio de unas mercancías por otras; cada venta es
al mismo tiempo una compra. Para poder vender, hay que comprar. El oro y la
plata no constituyen riqueza, sino que son simplemente los efectos de la
producción real que ha cambiado de forma. Cuanto mayor sea esta última, será necesaria una menor cantidad de oro y plata. Por ello, las conclusiones sacadas de la balanza
comercial por los mercantilistas son erróneas y la doctrina que identifica la
ganancia nacional con el superávit de la exportación es una idea quimérica.
Partiendo
de los conceptos de riqueza
y producto neto dividen las diferentes actividades económicas en productivas y estériles.
Las productivas
son aquellas que permiten
multiplicar
el producto, como la agricultura. Los fisiócratas
entienden que las agrícolas son las únicas actividades productivas. Y las estériles
son todas las demás, que no
consiguen multiplicar
el producto neto sino que únicamente consiguen crear el efecto
suma; de
tal forma
que el producto final no es más que la suma de los valores añadidos. Ahora bien, la
calificación de “estériles” no pretende indicar que sean inútiles para la
sociedad y el consumidor. El concepto de esterilidad que manejan los fisiócratas sólo refleja
la incapacidad de tales actividades para generar un producto neto. Es
muy ilustrativo el ejemplo de la cuerda y el pozo. La primera es necesaria para
conseguir el agua del pozo, pero nunca aumenta el manantial. Lo que no quiere
decir que la cuerda sea inútil. Por ejemplo, las actividades industriales que tanto
defendió el mercantilismo son, en opinión de los fisiócratas, estériles. En
concreto, los trabajadores industriales viven legítimamente con su trabajo,
pero no hacen vivir a otros. Todos estos conceptos económicos también tienen su traducción
en la sociedad; el discurso económico de la fisiocracia es también un discurso
social. Para los fisiócratas existen tres clases de ciudadanos:
1. La clase productiva es la más importante y
está formada por los cultivadores directos de la tierra.
Esta clase genera
un producto, parte del cual permite alimentar al campesino
productor y a su familia. El resto, dicho productor lo paga en
concepto de renta a
la clase de los propietarios, a los terratenientes.
2. Los terratenientes. Desde el punto de
vista del sistema social, esta clase productiva es la
clase dinámica,
porque de ella depende que el sistema avance y, por consiguiente,
merece ser honrada. Los fisiócratas incluyen en estos al soberano, porque el rey era,
teóricamente o supuestamente, el propietario de todas las tierras.
3. La clase estéril está
formada por el resto
de los productores,
los cuales viven de
lo que
le entregan
tanto la clase primera, es decir, la clase productiva, como la
segunda, los terratenientes. Un ejemplo es, por ejemplo, el artesano o el
mercader, que
viven de lo que le compran las clases anteriormente citadas.
Este
sistema social determina que hay una circulación de la riqueza entre las
distintas clases económicas y entre las distintas clases sociales. Por eso,
cuando se habla de la riqueza se habla de la teoría del flujo
circular de la renta. En
"El
cuadro económico"
se expone el desarrollo de cómo funciona esta teoría del flujo circular
de la
riqueza.
Estos
fisiócratas en su discurso económico propugnan también distintos medios
concretos para
asegurar la prosperidad de la agricultura. Por ejemplo, aconsejan el cultivo
directo; la plena
libertad
por parte del
cultivador para producir lo que él estime que es más ventajoso y, en
tercer lugar, la libre circulación para los productos agrícolas,
porque entienden que los precios racionales o justos son aquellos que resultan
de un mercado en libertad.
Esta defensa de la libertad de mercado y
cultivo procede
del concepto filosófico de individuo de la fisiocracia. El individuo es el agente de la
actividad económica, puesto que nadie mejor que él conoce sus propios
intereses. Esa idea de que la libertad individual produce un
mejor resultado económico y, por tanto, social, se fundamenta en un concepto de la
sociedad en el que el interés social no es otra cosa que la suma de
los intereses individuales. Además, esta idea de sociedad es conforme
al orden natural porque ha sido establecida por el Sumo Creador
y ahí radica la
felicidad.
La felicidad es el
motor y el sumo derecho de toda persona, pero esa felicidad necesita para ser real de
una base de abundancia material, la riqueza.
Ésta última se basa en
el trabajo y en la propiedad privada. Este desarrollo del
discurso filosófico fisiocrático nos lleva a que la propiedad es un derecho
natural y,
además, constituye
la garantía del orden social. Por ello, según los fisiócratas, "la seguridad de la propiedad es el
fundamento esencial del orden económico de la sociedad".
Este discurso de
la fisiocracia, propio de la Ilustración, está fuertemente influenciado por el
pensamiento del filósofo inglés John Locke. Siguiendo su razonamiento, los
fisiócratas hablan de tres tipos de propiedad:
1. La propiedad personal: La
que el hombre tiene sobre sí mismo; es decir, es el derecho básico a
disponer del propio cuerpo y de las propias facultades individuales.
Equivale, por tanto, a la libertad individual; por eso están en contra de la
esclavitud.
2. La propiedad mobiliaria: Consiste en el
derecho que el hombre tiene sobre los frutos de su trabajo.
3. La propiedad agraria: Es
la que el hombre tiene como consecuencia
de las dos anteriores. Sólo que ésta corresponde únicamente a los
agricultores y demás trabajadores del campo.
Las
consecuencias que se derivan de este discurso ideológico
son que la desigualdad
social existe porque la ley de la propiedad excluye la igualdad. Los
fisiócratas hablan de la propiedad de un hombre como la medida de la libertad
de la que disfrutan. Quesnay resalta que la libertad y la igualdad son
incompatibles. Los fisiócratas apoyan explícitamente la desigualdad de las
posesiones, por ejemplo, si yo he adquirido la propiedad exclusiva de una cosa,
ninguna otra persona puede poseerla al mismo tiempo. Sin embargo, esta desigualdad debe
tener unos límites de tolerancia. Precisamente para evitar la transgresión
de dichos límites
es para lo que
es necesario el poder político; es decir, esa es la razón de ser de
un Estado. De esta forma, la fisiocracia entra en su dimensión política.
Esquema sobre las características y objetivos principales de la fisiocracia |