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Artículos referidos al pasado del hombre antes del conocimiento de la escritura.

HISTORIA ANTIGUA

Artículos referidos al pasado del hombre en una época entre el conocimiento de la escritura y la caída del Imperio Romano.

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Artículos referidos al pasado del hombre en una época situada entre la caída del Imperio Romano y el descubrimiento de América.

HISTORIA MODERNA

Artículos referidos al pasado del hombre en una época situada entre el descubrimiento de América y la Revolución Francesa.

HISTORIA CONTEMPORÁNEA

Artículos referidos al pasado del hombre en una época situada entre la Revolución Francesa y la época actual.

viernes, 14 de diciembre de 2012

El mundo minoico - Parte 2

Desde los inicios de la edad del bronce en el Egeo, hacia 2.800 a. c. hasta la denominada Edad Oscura (hacia 1.200 aproximadamente), se desarrollan en la región unas culturas con entidad propia, que tienen su origen en la evolución de las comunidades neolíticas -como la cultura minoica- y que conocen la aportación de elementos culturales nuevos de la mano de poblaciones de origen indoeuropeo -como la micénica- sin que entre ambas culturas exista una cesura cultural o cronológica. Por el contrario, les caracteriza la continuidad de elementos comunes, la coexistencia durante cierto período de tiempo y ciertas semejanzas en sus modelos culturales. 

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 LA SOCIEDAD CRETENSE  

En el palacio reside el monarca o «Señor del Palacio», cuyo mejor exponente es el mítico Minos, fundador de una dinastía que da nombre a la civilización minoica. El monarca cumple funciones religiosas, siendo el responsable del ritual, como se manifiesta en los frescos palaciales. Los ritos tauromáquicos -la tradición del minotauro- parecen asociarse a rituales de renovación del poder real.

Salón del Trono del Palacio de Cnosos, por Lapplaender (2008)
Fuente: Wikimedia Commons / CC-BY-SA 3.0

Ostenta símbolos de su poder (cetro) y de sus funciones religiosas (Labrys o hacha de doble filo ritual). Rinde culto a la Diosa Madre, de la que es representante en la tierra. El monarca de Cnosos parece tener una cierta hegemonía sobre los que gobiernan otros palacios, ocupando así Cnosos la cúspide de la jerarquía del sistema palacial cretense. Sin embargo, debemos destacar que el monarca cretense carece de funciones militares.

La sociedad cretense, desde el Minoico Medio, se muestra como una sociedad jerarquizada y compleja. Destaca una élite restringida, compuesta por los dirigentes y oficiales de alto rango, que ostentan y emplean lujosos objetos de prestigio. También existe una desarrollada clase artesanal. El resto del cuerpo social cretense no presenta grandes diferencias entre sí.

Sello minoico sobre el salto del toro y su impresión (1700 a. c.), por Andree Stephan (2001)
Fuente: Wikimedia Commons / CC-BY 3.0

En el Minoico Reciente se destaca el papel de cierta nobleza cretense, asociada al sistema de Grandes Residencias, que parece disfrutar de un estatus privilegiado (a juzgar por los elementos de cultura material que se documentan en estos asentamientos, similares a los palaciales). Una clase artesanal desarrollada y disfrutando de buenas condiciones de vida se documenta en las ciudades. La aparente ausencia de conflictividad social es una nota característica del período. Sobre la propiedad de la tierra, la situación de la población campesina, la organización del comercio, carecemos de testimonios directos.

Con respecto a las creencias de la cultura minoica, podemos decir que la religión egea no es una simple derivación de los cultos orientales, como algunos autores defendieron en un momento dado, ya que si bien potencia algunos aspectos de éstos, ignora otros fundamentales como la existencia de dioses celestes, o la construcción de grandes templos. Lo que sí es cierto es que la religión antropomorfa cretense pudo suponer el germen de la futura religión griega clásica, algo de lo que los propios griegos parecían ser conscientes –el propio Zeus nació en el monte Ida-.


Riton minoico con forma de cabeza de toro (1550-1500 a.c.), por Jebulon (2015)
Fuente: Wikimedia Commons / CC0 1.0

Aunque éste es un tema aún en revisión y en búsqueda de nuevos conocimientos, sí podemos señalar que durante el largo desarrollo de la civilización minoica, la religión debió sufrir múltiples transformaciones cuya historia la arqueología tiene dificultades en reconstruir. Esto es lo que parece indicar la persistencia de betilos y etapas de zoolatría y dendrolatría junto a un antropomorfismo dominante. Hay que tener en cuenta que la religión cretense nos es conocida por las representaciones artísticas de todo tipo –pintura, escultura, cerámica, glíptica-, cuya interpretación siempre es arriesgada.

De modo análogo a las grandes civilizaciones agrarias orientales, debió estar muy extendido el culto a la Gran Diosa Madre, una diosa femenina de formas esteatopígicas –anchas caderas, senos desnudos, acusados rasgos sexuales- que simboliza la fecundidad y la vida. Con las figurillas de la diosa se relacionan determinadas representaciones muy frecuentes: el pilar o columna, supervivencia de antiguos betilos –minerales adorados como dioses-; la paloma y la serpiente –animal subterráneo que apunta la conexión entre la gran diosa y la tierra-. Sin embargo, los rituales relacionados con la religión antropomorfa no son únicos en la isla. Como se ha comentado, también se practicaron otros cultos como la dendrolatría –culto a seres arbóreos- o la zoolatría –culto a animales-.


Diosa de las serpientes o sacerdotisa (1600 a.c. aprox.), por Olaf Tausch
Fuente: Wikimedia Commons / CC-BY 3.0

Junto a la divinidad femenina, la existencia de un dios masculino pudo completar el mapa antropomorfo de la religión minoica. El toro encarnaba el principio generador masculino, era el compañero de la diosa y estaba unido a la esencia de la monarquía cretense. Introducido su culto por influencia siria y chipriota, adquirirá gran desarrollo. Estrechamente unido a él, aparecerá el símbolo del labrys o la doble hacha. El término labrys pudo estar en el origen de la palabra "laberinto" estrechamente unida a la disposición palacial cretense y que pudo estar relacionada con la fábula mitológica.


Labrys o doble hacha ritual minoica, por Wolfgang Sauber (2009)
Fuente: Wikimedia Commons / CC-BY-SA 3.0

Es difícil comprender la relación del significante y el significado en lo que respecta al símbolo del toro. Sin embargo, podemos recordar que, según la fábula griega, Minos era hijo de Europa y de Zeus y que para poseerla éste se convirtió en toro. No hay duda de que alguna relación debían encontrar los cretenses entre el toro y el principio femenino, que era el centro de su culto.

Asimismo, también es difícil saber a ciencia cierta, si dicha divinidad femenina era la única del panteón minoico o había otras que participaban de la adoración de aquellas gentes. La mayoría de los investigadores se inclinan hoy por defender la idea de que los amplios atributos que tenía la diosa femenina de Creta fueron desdoblándose, tras la invasión de los dorios, y pasaron a metamorfosearse en las distintas divinidades conocidas de la Grecia clásica como Afrodita, Hera o Artemisa.

Los lugares de culto eran variados: desde pequeñas capillas en las viviendas a cuevas excavadas en la roca. Las fiestas religiosas coincidentes con los cambios agrícolas, danzas y representaciones sagradas, juegos públicos con combates rituales y ejercicios gimnásticos formaron parte de la liturgia minoica.

Fresco de los boxeadores de Acrotiri (1600-1500 a.c.), por Yann Forget
Fuente: Wikimedia Commons

La creencia en la vida de ultratumba muestra signos de gran complejidad ideológica. Los cadáveres son inhumados en grandes tumbas con un rico ajuar de objetos a ellos familiares, como si más allá de la muerte se creyese en la prosecución de una vida no demasiado distinta a la terrena.

 LA ECONOMÍA CRETENSE 

La economía minoica se basa en la explotación del territorio agrario, en el desarrollo de una importante actividad artesanal y el mantenimiento de un activo comercio marítimo por el Mediterráneo oriental.

«Minos fue el más antiguo de los que conservamos recuerdo que se hizo con una escuadra y, dominando la mayor parte del mar de Grecia, ejerció su poder en las Cicladas y fue el primer colonizador de las más de ellas, expulsando a los carios y estableciendo como jefes a sus propios hijos. Y como es lógico, limpió el mar de piratas en la medida que pudo para que le llegaran mejor los tributos.»
Tucídides 1,4.

Las tierras explotadas parecen estar bajo la supervisión de los funcionarios que ocupan las Grandes Residencias, como instituciones descentralizadas cuya función era canalizar las producciones (no sólo agrícolas, también las que sufrían procesos de transformación) hacia el Palacio. Aquí existen depósitos y almacenes palaciales, bien documentados arqueológicamente. La red de caminos mencionada agiliza este trasiego de producciones. La artesanía cretense alcanzó una gran cota de desarrollo. Sus productos más destacados se basaban en la metalurgia del bronce, en el trabajo de la orfebrería y la glíptica y en el desarrollo de unas producciones cerámicas de alta calidad, que las convierte en productos de lujo aptos para la comercialización.

Pendientes y collares de oro (1400-1350 a.c.), por AlMare (2008)
Fuente: Wikimedia Commons / CC-BY-SA 3.0

Sobre esta base artesanal, que descansaba a su vez en una bien organizada explotación agrícola y ganadera, se desarrolló un sistema marítimo comercial cuya característica más destacada parece ser su vinculación al poder político, es decir, la existencia de un comercio administrado.

Las manufacturas cretenses han sido encontradas dispersas por gran parte de oriente, prueba de la actividad de su comercio. Este sistema comercial, unido al presumible carácter pacífico de la cultura minoica, junto a las tradiciones literarias transmitidas por Heródoto y Tucídides, han sido las bases sobre las que se apoyan los historiadores para hablar de la talasocracia minoica.

Los minoicos mantuvieron relaciones comerciales con los pueblos de Asia Menor, frigios, lidios e hititas. De sus relaciones políticas con Egipto quedan pruebas abundantes en el país del Nilo. De hecho, para el comercio con el valle del Nilo, los cretenses establecieron una factoría en la isla donde más tarde se ubicaría el Faro de Alejandría. En Palestina establecieron otra factoría en Gaza, asimismo estuvieron presentes en zonas como Sicilia o Marsella y se presume su presencia en otras áreas del Mediterráneo.

Así, el auge de la cultura cretense se sostendría sobre la existencia de una amplia flota que le garantizaría el dominio, control y explotación del mar y sus rutas. Un imperio marítimo con amplias ramificaciones que viene siendo discutido y matizado por las investigaciones recientes.

El legado de las civilizaciones antiguas - Los minoicos 1
subido por alxaris78 a https://www.youtube.com



 EL FIN DEL MUNDO MINOICO  

Algunos autores defienden la idea de que las antiguas ciudades helénicas tuvieron que sufrir el yugo de Minos. La presencia de escritura minoica en la Grecia continental podría reforzar dicha idea. Por otro lado, las semejanzas culturales con la cultura continental y la cicládica y de estas con la helénica; así como la literatura de épocas posteriores, podría apoyar dicha tesis. La fábula según la cual el rey Minos exigía un tributo a Atenas de siete jóvenes de uno y otro sexo; o el gran número de naves que los cretenses aportan a la flota que se reúne para la guerra de Troya narrada por Homero, pueden resultar ejemplarizantes del recuerdo que los griegos tenían de su pasado lejano.


La caída del sistema minoico es consecuencia de la suma de diversos factores. La paulatina expansión de las comunidades micénicas, que van ocupando espacios económicos y comerciales minoicos, es una de las causas más importantes. También las catástrofes naturales continuas influyeron en el abandono de ciertas áreas, que pasaban en ocasiones a ser ocupadas por los micénicos.

En 1450 aproximadamente, se destruyen todos los centros cretenses, menos Cnosos. La reedificación de los palacios no se produce con la rapidez que caracterizó la edificación de los Segundos Palacios, dato significativo sobre la caída de la pujanza minoica. También se documenta por estas fechas la destrucción y el saqueo en las Grandes Residencias.

La propuesta para explicar este declive parece combinar varios factores. Además de la presión micénica aludida, diversas catástrofes naturales debieron facilitar el camino hacia razzias externas y saqueos. Aun cuando los fenómenos del 1450 no acaban totalmente con el sistema minoico, sí está en la base de su destrucción definitiva. La degradación de la cultura minoica se produce gradualmente hasta llegar a una etapa oscura en la que las noticias desaparecen completamente tras la invasión doria. Según Evans, nada posterior a 1.200 a. c. puede llamarse minoico.


La civilización minoica,
subido por Meli San Martín a https://www.youtube.com



jueves, 13 de diciembre de 2012

El mundo minoico - Parte 1

Desde los inicios de la edad del bronce en el Egeo, hacia 2.800 a. c. hasta la denominada Edad Oscura (hacia 1.200 aproximadamente), se desarrollan en la región unas culturas con entidad propia, que tienen su origen en la evolución de las comunidades neolíticas -como la cultura minoica- y que conocen la aportación de elementos culturales nuevos de la mano de poblaciones de origen indoeuropeo -como la micénica- sin que entre ambas culturas exista una cesura cultural o cronológica. Por el contrario, les caracteriza la continuidad de elementos comunes, la coexistencia durante cierto período de tiempo y ciertas semejanzas en sus modelos culturales. 

Enlaces relacionados:

 LA PERIODIZACIÓN DE EVANS 

A finales del siglo XIX, el descubrimiento de la civilización cretense por Arthur Evans revolucionó la historiografía mediterránea, cuyos hallazgos hasta la fecha eran bastante limitados con respecto a épocas tan tempranas. Hacia 1900, Evans había hallado ya numerosos restos en Cnosos y más de 700 fragmentos de tabletas de arcilla en las que aparecían unos signos que el propio Evans consideró como «la escritura prehistórica de Creta». Los resultados fueron tan maravillosos que al año siguiente, Evans llegó a afirmar que había encontrado el famoso «Laberinto de Creta», el palacio de Minos en Cnosos.

Fresco de la taurocatapsia en el palacio de Cnosos
Fuente: Wikimedia Commons
Con frecuencia, hallaremos en los manuales unas referencias abreviadas que aluden a la periodización cronológica del Bronce Egeo. Esta periodización se basa en las propuestas de Evans. Los estudios y las tesis de Evans lo convirtieron en uno de los pioneros en el estudio de la historia de la región y sirvieron de base para el conocimiento no sólo de la civilización cretense sino para todo el Mediterráneo. El sistema de Evans tiene una base tripartita. Dividió, a efectos cronológicos, la zona en una región minoica (Creta), heládica o micénica (Grecia continental) y, por último, otra cicládica (en referencia a las Islas Cicladas). La cronología de cada región se organizaba en tres fases (Antiguo, Medio y Reciente), cada una de las cuales se subdividía nuevamente en tres estadios (I, II y III) que a su vez se dividían en tres períodos (a, b y c).

Esta periodización abarcaba desde el 2.800 a. n. e. al 1.050 a. n. e. Sin embargo debemos tener presente que no se plantean como fases coetáneas en las tres áreas propuestas. Así, el Minoico Medio no es coetáneo con el Micénico Medio, por ejemplo.


Sir Arthur Evans (1936)
Fuente: Biografía y vidas
Siguiendo este esquema, la abreviatura HRIIc correspondería al «Heládico Reciente Fase II período c», aplicable en la Grecia Micénica continental. Este esquema permitiría ubicar con precisión, dentro de la cronología del Egeo, cualquier hallazgo producido. Otros autores han aplicado correcciones a este modelo ante los nuevos hallazgos encontrados desde la época del inglés, pero esta periodización ha seguido empleándose. Sin embargo es en la dificultad de la correspondencia entre regiones y en la rigidez de este modelo teórico, donde el método de Evans no es plenamente satisfactorio ya que la realidad escapa siempre de modelos explicatorios simplistas; a pesar de su evidente utilidad didáctica, razón de su amplio uso durante décadas.

 CRETA EN EL BRONCE EGEO  

Creta es la isla mayor del Mediterráneo oriental. Cerrando el Egeo por el Sur, está abierta a las influencias próximo-orientales, manteniendo contactos con Egipto, Siria y Anatolia desde tiempos remotos.

En Creta se va a manifestar una evolución cultural, que llevará a las comunidades agrícolas neolíticas de la isla al desarrollo de un modelo social de corte palacial, similar a los que estudiamos en el cercano oriente. Es el mundo minoico. Según el propio Evans, los pueblos de las islas del Mediterráneo oriental desarrollaron su cultura sin grandes influencias exteriores gradualmente desde la edad de piedra a inicios del III milenio a. c.


Palacio de Cnosos, por Deror_avi (2011)
Fuente: Wikimedia Commons / CC-BY-SA 3.0

Así, el bronce cretense se organiza para su estudio en función de la existencia del palacio como elemento destacado de su civilización (estableciendo un sistema palacial) en tres períodos:

  1. Minoico Antiguo o Creta Prepalacial, desde el 2.800 hasta el 2.000 a. c. es el momento de gestación de la cultura cretense, del crecimiento demográfico que será la base del desarrollo cultural posterior.
  2. Minoico Medio (Creta Protopalacial o de los Primeros Palacios), entre 2.000-1.600 a. c. Lo más notable es la aparición de ciudades y palacios en Creta, especialmente los de Cnosos y Malia, los mejor conocidos del período, y también los de Festos, Zakros y Hagia Tríada. Destaca también su evolución cerámica hacia el tipo de vasos de Camares. Comienza a usarse la escritura, inicialmente el jeroglífico y poco a poco aparece el Lineal A. Durante este tiempo se consigue una cierta unificación política de la isla en torno a Cnosos.
  3. Minoico Reciente (Creta Palacial o de los Segundos Palacios), abarca entre el 1.700-1.200 a. n. e. Es la fase de esplendor cultural y caída, a partir de las destrucciones de 1450. Aparece el Lineal B, que convive durante un tiempo con el Lineal A y termina sustituyéndolo. Los incendios que siguieron a las destrucciones han permitido la conservación de tablillas de arcilla con escritura, que de otro modo habrían sido reutilizadas antes de cocer, según la costumbre de la época. Hacia 1370 podemos hablar de una progresiva influencia micénica en la Isla, no que no excluye la permanencia de rasgos cretenses.
Mapa de asentamientos minoicos en la isla

Posteriormente, muchas estructuras continuaron utilizándose por otras culturas, sin embargo, los propios griegos tenían escasos conocimientos de su pasado anterior a la invasión de los dorios más allá de las simples leyendas transmitidas oralmente. Para ellos, su historia comenzaba con la llegada de este grupo y su cronología comenzaba en 776 a. c. con la primera Olimpiada.

 LOS PALACIOS CRETENSES  

Las estructuras palaciales en comunidades en próximo oriente funcionan como ejes económicos y sociales de la vida. En Creta se desarrollará un sistema similar. De ahí que la historia de la región se estudie en función de dichas estructuras.

Hacia el 2.000 ya existen estructuras palaciales cretenses -fase de los Primeros Palacios- que fueron destruidos, según se admite generalmente, por efecto de la actividad sísmica en la región (fenómeno que junto con el vulcanismo caracterizó parte de la Historia Antigua del Egeo), aunque se han propuesto otras causas diversas. La destrucción de los palacios marca el final del Minoico Medio. Estos palacios fueron rápidamente reconstruidos, mejorando y ampliando su disposición, lo que nos habla de una coyuntura socio-económica favorable en estos momentos en el mundo minoico, que inicia así el Minoico Reciente.

El Palacio cretense carece de elementos defensivos, de fortificaciones, lo que ha llevado a los historiadores a hablar de una sociedad pacífica, idealizándola en gran medida. A esta idea contribuyen las muestras artísticas que se han conservado: frescos con escenas de vida cotidiana, ritos y paisajes, que muestran una cultura refinada y aparentemente pacífica.

Palacio de Cnosos en Creta,
subido por kriezias a https://www.youtube.com

Los palacios cretenses son centros de diversos principados, siendo cada estructura palacial sede del poder real de un principado (conocemos palacios en Cnosos, Festos, Mallia, Hagia Triada). En torno al palacio aparecen áreas densamente urbanizadas, constituyéndose estas estructuras como el centro del urbanismo cretense.

La estructura de los Primeros Palacios en Creta, que data de principios del Minoico Medio, es poco conocida. Articulados en torno a un gran patio central rectangular, se han reconocido diversos espacios identificados como zonas o barrios de almacenaje. Mejor conocemos la organización interna de los Segundos Palacios, reedificados en el Minoico Reciente. Continúan el modelo con base en el patio central, existiendo áreas residenciales, salas de recepción, talleres, áreas administrativas, almacenes, residencias de servicio, piscinas rituales, salas hipóstilas...

Estos palacios son también centros religiosos, administrativos y de almacenaje. Como centros religiosos explican algunos de los motivos que los decoran y algunas de sus áreas funcionales. Aunque  en el mundo cretense también existen otros espacios sagrados y las actividades religiosas se centraron en santuarios de tipo silvestre: fuentes, cumbres montañosas, cuevas (como la de Camares, en el monte Ida), el palacio cretense tiene mucho de centro religioso, de lugar propicio para los ritos, por lo que son en parte palacios-santuarios.

También cumplen funciones administrativas y de almacenaje. Asociadas a estas funciones se desarrollan en Creta sistemas de escritura con personalidad propia. Dos tipos de escritura aparecen en el ámbito palacial de Creta: el Jeroglífico cretense y el Lineal A.

El Jeroglífico es un tipo de representación gráfica que se desarrolló exclusivamente sobre los sellos de control de los excedentes. Sólo conservamos unos 270 documentos de este tipo. A veces parece tener una función puramente decorativa, y otras veces contable, coexistiendo con el Lineal A y desapareciendo en el período de los Segundos Palacios. Esta escritura no está descifrada e incluso se desconoce si ambos modos gráficos reflejaban el mismo idioma.

Tablillas minoicas en Lineal A y B
Tampoco se ha descifrado el Lineal A (que se encontrado en unos 1500 documentos). Se trata de un lenguaje que combina los logogramas con la composición silábica, para lo cual desarrolló unos 70 signos silábicos. Más extendido que el jeroglífico, sus soportes son también más variados. Las tablillas de barro que se han conservado lo hicieron accidentalmente, puesto que no se solían cocer intencionadamente.

La sociedad cretense tendría según la tradición una importante base urbana (Homero menciona la existencia de 100 ciudades) que no ha sido corroborada por la arqueología. Como se ha comentado anteriormente, la organización territorial de Creta durante el Minoico Medio se basa pues en diversos principados, controlados desde el palacio correspondiente. Se plantea sin embargo la posibilidad de una unificación política bajo el control del palacio de Cnosos, tras la reconstrucción que inicia el Minoico Reciente, aunque es una hipótesis aún por demostrar.

Reconstrucción en 3D del palacio de Cnosos
subido por MrCustardCustard a https://www.youtube.com

Una institución intermedia entre el territorio y los palacios eran las Grandes Residencias. A modo de villas rústicas que imitan la organización palacial, se vinculan a las explotaciones agrícolas de las áreas fértiles y a una descentralización del control palacial sobre las mismas. También aparecen en contextos urbanos, en aglomeraciones de entidad media, donde cumplen las funciones del palacio en las grandes urbes. Parecen haber sido residencias de altos funcionarios. Es frecuente hallar en estas residencias documentos de archivos, que demuestran su vinculación a la administración del país. También en las Grandes Residencias existe un cuerpo de artesanos especializados desempeñando labores de transformación de la producción agrícola y otras actividades manufactureras.

Así, la ciudad cretense en torno al palacio es el vértice de la organización territorial, es un organismo que articula el espacio, empleando el sistema de las grandes residencias y una amplia red viaria que, partiendo de la ciudad, enlaza el territorio y abre el camino al transporte de los excedentes y a la concentración de las riquezas agrícolas.


Reconstrucción en 3D del interior del palacio de Cnosos
subido por Dragan Maric a https://www.youtube.com

Sir Arthur Evans y el palacio de Cnosos

Desde los inicios de la edad del bronce en el Egeo, hacia 2.800 a. c. hasta la denominada Edad Oscura (hacia 1.200 a. c. aproximadamente), se desarrollan en la región unas culturas con entidad propia. Tanto la cultura minoica, como la micénica y la del resto del Egeo de épocas tan tempranas, constituía un verdadero enigma tan sólo escasamente satisfecho por la aportación de la mitología clásica hasta la aparición, en el siglo XIX, de personalidades como Heinrich Schliemann o sir Arthur Evans cuya aportación, tomando como base los relatos mitológicos, ha resultado básica para el conocimiento actual del pasado del Mediterráneo.

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 LA FIGURA DE EVANS  

La figura de sir Arthur Evans ha sido primordial para el entendimiento de la cultura griega y mediterránea. Nacido en 1851 en Nash Mills (Reino Unido), era hijo del arqueólogo sir John Evans, estudioso de las civilizaciones antiguas. Arthur John Evans estudió en las universidades de Oxford y Gotinga y realizó varias excavaciones en Italia, Escandinavia y los Balcanes. Ya había sido nombrado conservador del Ashmolean Museum de Oxford en 1884, pero sin embargo, fue su aventura cretense la que le catapultó a la fama mundial. 

Sir Arthur Evans (1936)
Fuente: Biografías y vidas

Durante la segunda mitad del siglo XIX, la figura emergente dentro del mudo de la arqueología era el alemán Heinrich Schliemann quien se había abierto camino entre la leyenda con los relatos de Homero bajo el brazo y había desenterrado de las entrañas de la tierra las legendarias Troya, Micenas o Tirinto. Sus espectaculares descubrimientos minusvaloraban las críticas de compañeros de profesión hacia sus métodos de excavación poco científicos, pues los resultados le avalaban. 

En una época (finales del siglo XIX y principios del XX) en la que los descubrimientos arqueológicos eran seguidos con avidez por una élite social burguesa, con una aparente gran formación cultural; la figura del arqueólogo alemán era muy conocida y su trayectoria era seguida por sus contemporáneos. Estos eran los momentos en los que la arqueología despertaba como ciencia y en los que ésta podía constituir una auténtica aventura para quienes disponían de recursos económicos. En estas circunstancias, personas como Evans podían convertirse en pioneras del saber perdido de la humanidad.

Tras entrevistarse en Grecia con la figura estrella de la arqueología de la época, el inglés se dispuso a buscar huellas de una civilización anterior a la micénica. Quizás buscando una gloria aún mayor que la del prusiano. Tomando como base testimonios populares, llevó a cabo una investigación le condujo a la búsqueda de una civilización perdida y olvidada en Creta, de la que apenas quedaban recuerdos fragmentados y traducidos al lenguaje fabuloso y mitológico. 

Su pretensión era desentrañar la leyenda del rey Minos y su célebre laberinto. Según los relatos mitológicos, Minos era rey de Creta e hijo de Zeus y Europa -a la que el dios sedujo y llevó a Creta desde Tiro (Fenicia) en forma de toro-. En la isla, el rey mandó construir un laberinto que encerrara a la bestia del Minotauro al que satisfacía entregándole un sacrificio de siete jóvenes y siete doncellas procedentes de Atenas, ciudad a la que Minos había derrotado.


Copa ática: El Minotauro (515 a. c. aprox.), por Marie-Lan Nguyen
Fuente: Wikimedia Commons /  CC-BY 2.5

La figura de Minos, situada entre las fronteras del mito y la historia, aparece como el primer soberano de Cnosos y es al que se le atribuye haber civilizado a los cretenses, sobre quienes reinó con justicia y bondad. El nombre de Minos refleja míticamente la potencia marítima cretense que, desde el segundo milenio antes de nuestra era, se extendió por todo el mar Egeo. El tributo humano exigido por Creta a Atenas parece ser testimonio del eco legendario de su poder. 


En 1900, se produce su primera campaña de excavaciones, una vez adquirida la colina de Cnosos, y ya entonces se consiguieron descubrimientos sensacionales que llamaron la atención del mundo sobre una cultura milenaria que hasta aquel entonces era desconocida y a la que bautizó como minoica (en honor al mítico rey Minos). Durante los primeros años del siglo XX, Evans se dedicó a desenterrar el palacio de Cnosos, al que relacionó, por su construcción laberíntica, con el palacio de Minos. En apenas unos años, excavó una enorme extensión de terreno que le permitió sacar a la luz el laberíntico palacio de Cnosos y sus alrededores: la sala del trono, el patio central, la gran escalinata, etc. En su época, el palacio debió despertar admiración a todo aquel que lo viera. 


Mégaron de la Reina en Cnosos, por Deror_avi (2011)
Fuente: Wikimedia Commons / CC-BY-SA 3.0


 EL DESCUBRIMIENTO DEL PALACIO DE MINOS  

Sir Arthur Evans, comenzó las excavaciones con treinta obreros. Aún hoy sorprende el ritmo de los trabajos. Al final de la tercera campaña, casi todo el palacio se hallaba excavado, por lo que la atención debía centrarse en la excavación de otros edificios exteriores y en la consolidación y la reconstrucción del palacio, discutida por muchos autores.

El conjunto arquitectónico de Cnosos ocupaba una superficie total de cerca de 17.000 metros cuadrados. El palacio posee aproximadamente unas 1.500 habitaciones, además de edificios anexos, como un santuario y otras construcciones. En resumen, es un recinto colosal y conforma una ciudad en sí misma. De hecho, Evans era bastante consciente de que el palacio no era un edificio aislado. Distinguía tres sectores: el palacio, propiamente dicho; un sector de edificaciones a su alrededor, que consideraba viviendas de aristócratas o personas al servicio del palacio; y un sector más externo, que comprendía la zona del poblado con los terrenos agrícolas y las necrópolis.

Debemos tener claro que Cnosos no es sólo un palacio, en el sentido actual de la palabra, por más que repitamos el término acuñado por Evans. En realidad, Cnosos se asemeja más a un núcleo urbano formado por áreas de vivienda, zonas destinadas a uso religioso, almacenes, necrópolis, talleres, campos, etc. En este conjunto urbano, encontramos un edificio que Evans con sus medios sólo pudo denominar como palacio, idea reforzada por el hallazgo de la sala de trono. El hallazgo de baños y letrinas, le acabaron de convencer de que se trataba de una residencia real. El hecho de que hoy día sigamos denominando al conjunto como «palacio» es indicativo del peso de la obra de Evans sobre el estudio de esta civilización. 
Reconstrucción del palacio de Cnosos
La disposición caótica de los edificios está articulada en torno a un patio central, donde es posible que se celebraran espectáculos. Desde este patio central y hacia el oeste se accedía al recinto más conocido del yacimiento, el salón del trono, una habitación pequeña de indudable importancia. Un banco corrido adosado a lo largo de las paredes de la habitación sólo es interrumpido en la entrada y al llegar a un trono de alto respaldo, fabricado en alabastro. En las paredes, la decoración pictórica recalca la trascendencia de la habitación. 


Plano del palacio de Cnosos, subido por artehistoriacom a https://www.youtube.com

Debido a la forma de construir de los minoicos, añadiendo habitaciones sin una planificación previa, estas formaban corredores que no guardan una disposición rectilínea, sino que siguen un recorrido tortuoso. Esta característica es compartida por la disposición de las habitaciones en varios pisos, unidos por escaleras y pozos de luz, cuyas intrincadas ruinas serán percibidas por los griegos clásicos (cuya mente racionalista da lugar a un plano urbano regular, el plano hipodámico) como un lugar de horror, en el cual el minotauro daba rienda suelta a su instinto animal. 

El diseño de estas construcciones estaba en consonancia con la belleza de las pinturas murales que allí se descubrieron. Las paredes del palacio aparecen llenas de pinturas al fresco con diferentes motivos. La figura humana aparece representada normalmente de perfil, con el ojo de frente, en una postura que recuerda claramente a las formas artísticas egipcias. Algunos autores no dudan en destacar este paralelismo y en lanzar la hipótesis de que el arte cretense surgiera a imitación del egipcio.


A favor de esta hipótesis está el hecho de que, desde los primeros momentos de la excavación, se encontraron pruebas de intensos contactos comerciales con las mayores potencias de su tiempo como Egipto, Fenicia y Mesopotamia, en virtud de la gran cantidad de objetos encontrados en los distintos yacimientos cretenses pertenecientes a dichas culturas y de sus contrapartidas en estas regiones; algunos de los cuales, los arqueólogos no habían sabido interpretar hasta el descubrimiento de Evans. 

Ejemplos de cerámica minoica, por Janmad (1), Robert Valette (2) y Weyergraf (3)
Fuente: Wikimedia Commons (1), (2), (3) / CC-BY-SA 3.0
Modificación: Se han unido en una única imagen 
Sin embargo, Evans no sólo descubrió en Cnosos un palacio enterrado bajo el suelo sino que en el yacimiento se encontraron miles de objetos varios como estatuillas, vasijas y muy variados elementos ornamentales lo que permitió rescatar de las entrañas del olvido las huellas de una civilización que debió ser una potencia en su tiempo. 

Tras un paréntesis durante la Primera Guerra Mundial, los trabajos de Evans se reanudaron y, entre 1921 y 1936, en un mundo previo a la que sería la mayor crisis bélica de la historia de la humanidad y cinco años antes de su muerte en 1941, el inglés publicará «The Palace of Minos of Knossos» («El palacio de Minos en Cnosos»), una obra monumental sobre sus exploraciones. La mayoría de sus hallazgos arqueológicos se conservan en el Museo de Heraklion. 

 LA POLÉMICA RECONSTRUCCIÓN  

La consolidación del yacimiento se empezó a realizar prácticamente desde el primer momento, puesto que Evans no podía prever que los edificios minoicos no aguantarían el peso de 5.000 años de historia una vez que los restos salieron a la superficie y fueron otra vez expuestos al clima. Por ello, el equipo de Evans tuvo que hacer frente tareas propias de restauradores y conservadores. Al principio, se limitó a apuntalar diversas zonas apoyándose en los conocimientos de sus propios operarios pero pronto surgió la idea de llevar a cabo una futura reconstrucción de tan rico yacimiento.

Evans empezó las tareas de reconstrucción del palacio después de la Primera Guerra Mundial, ya había excavado toda la colina y las áreas anexas, y sólo quedaban algunos sectores, donde se centraron los trabajos de 1923 a 1926. Asimismo, en el momento de restaurar concentraron los esfuerzos en el edificio central, de tal manera que la visión que tenemos es parcial, ya que sólo se fija en una de las estructuras existentes. No se planificó ni tampoco se consideró necesario prever una actuación a largo plazo. 

Reconstrucción en 3D del pasadizo norte del palacio de Cnosos, 
subido por MrCustardCustard a https://www.youtube.com

Por otro lado, a medida que el volumen de frescos fue aumentando, Evans se vio obligado a contratar personal acostumbrado a trabajar con pintura al fresco y a dedicar un grupo especial de trabajadores a montarlos. Su influencia sobre la reconstrucción fue decisiva y supone la respuesta a la concepción que Evans tenía sobre el mundo minoico 

El alcance de la restauración de Evans tuvo consecuencias a largo plazo. En ese sentido, podemos señalar tres fases de intervenciones realizadas por Evans en el yacimiento (posteriormente se han llevado a cabo otras): 


  1. La primera fase (1901 – 1906), es cuando se cubre por primera vez la Sala del Trono y cuando se introduce en el uso del hormigón.
  2. La segunda fase (1907 – 1919) cuando se procede a consolidar y cubrir las zonas principales del palacio para protegerlo de la erosión y los elementos.
  3. La tercera fase (1923 – 1939) es la más decisiva, porque es cuando Evans diseña el aspecto que él concibe que debe tener el palacio y pone en práctica la idea de «reconstituir» el edificio utilizando materiales resistentes y rápidos: hierro y hormigón. 
Imagen interior del palacio, por O. Mustafin
Fuente: Wikimedia Commons / CC0 1.0

La reconstrucción de Cnosos no se puede analizar separada de su concepción histórica de los minoicos, porque ambas se apoyan mutuamente. Evans siempre se justificó con el paradigma de que objetivo principal su trabajo era que los que lo vieran pudiesen hacerse una idea de cómo sería la vida en el palacio en su momento de máximo esplendor. Para Evans, él restituía lo que se había perdido. Usaba un concepto moderno en lo que a la presentación de los restos arqueológicos al público se refiere. Buscaba la forma más didáctica y visual de explicar al neófito los rasgos característicos de una civilización. Ahora bien, si esta forma de pensar parece acertada, la forma utilizada no lo es tanto, ya que no se adecuaba a los medios usados originalmente ni a la realidad científica. 

En líneas generales, sustituyó columnas de ladrillos por otras de piedra, pilares de la fachada por unos nuevos de hormigón, las paredes fueron acabadas con cemento, en los techos puso vigas de hierro, para que aguantaran los dos pisos añadidos, etc. En los interiores, reprodujo los frescos encontrados, completándolos con grandes dosis imaginativas. Remató el balcón con réplicas de columnas minoicas en piedra y cemento sobre la base original. Utilizó los rellanos de la escalera como galería pictórica, poniendo réplicas en forma de cuadro de frescos encontrados en otros lugares diferentes del palacio. En algunos casos, la base era muy escasa para llevar a cabo la reconstrucción. En otros, simplemente era inexistente. En lo referente a la decoración de los muros, los ejemplos de la actuación de Evans son múltiples. Hay que tener en cuenta que la mayoría de frescos habían caído al suelo y estaban muy mezclados. 

Reconstrucción en 3D del interior del palacio de Cnosos,
subido por Dragan Maric a https://www.youtube.com

Las críticas más duras eran de sus propios colegas que, aunque no tenían más remedio que reconocer que la imagen del palacio era poderosa, ponían en duda la autenticidad de dicha imagen. La reconstrucción no se completó y quedó en un estado de ruina, quizás de forma deliberada. 

Visto a día de hoy, el legado de Evans es difuso. Por un lado, descubrió y supo dar forma y sentido a una masa informe de materiales diversos, pasadizos y piezas sueltas -la evolución y estratigrafía histórica del palacio son correctas-. Además, supo plasmar de forma visual y teórica ideas sobre la civilización minoica; y por supuesto, salvó los restos encontrados. Sin él, no existirían los minoicos, y eso está fuera de toda duda. Sin embargo, por otro lado, actuó sobre los restos como si fueran de su propiedad (de hecho, lo eran legalmente). Sería inconcebible que hoy en día alguien actuara como lo hizo él, aunque hemos de recordar que esto era conforme a la costumbre de la época y no hizo nada que no hubieran hecho otros (como el propio Schliemann). 

Escalera interior del palacio, por Steve Jurvetson (2012)
Fuente: Flickr /  CC-BY 2.0


 EL PESO DE LA LABOR DE EVANS   

La sombra de Evans es muy alargada y ha influido poderosamente sobre los especialistas minoicos. Pocos han osado poner en duda las afirmaciones de Evans y muchos de los que lo han hecho no han podido ofrecer mejores hipótesis de las del inglés. Por otro lado, su obra no se redujo tan sólo a descubrimientos casuales. Su labor científica fue más allá. Fue un logro de Evans clasificar los datos que sobre la civilización minoica habían recopilado anteriores estudiosos. El arqueólogo logró sistematizar una cronología válida para toda la edad del bronce en el Mar Egeo con una base tripartita, que si bien es algo rígida, tiene una validez didáctica innegable. Para ello, dividió la cultura egea en tres zonas de influencia: la minoica (cretense), la heládica (micénica) y la cicládica (para las islas del Egeo)

Pero el enigma que obsesionaba a Evans estaba relacionado con objetos mucho más diminutos que los suntuosos hallazgos palaciales cretenses. Entre los muchos objetos encontrados destacaban miles de tablillas de arcilla con dos tipos de escrituras diferentes a las que bautizó como Lineal A y Lineal B, y que no pudo descifrar. De hecho, la primera aún permanece así, aunque la segunda (Lineal B) fue no descifrada hasta 1956 por un ingeniero inglés, Michael Ventris y hace referencia a un primitivo dialecto griego del que se han encontrado restos no sólo en Creta sino también en la Grecia continental. Por ello, ha sido objeto de varias hipótesis como una superioridad política cretense sobre el continente o que la lengua griega clásica deriva del mismo. 

Galería de palacio, por Paradasos (2010)
Fuente: Flickr / CC-BY-NC 2.0

Los estudios de Evans sobre la civilización minoica sacaron a la luz una sociedad sofisticada, centralizada alrededor de unos palacios monumentales carentes de defensas, lo que podría ser una muestra del carácter pacífico del pueblo minoico, en opinión de Evans. Cnosos, debió ser la capital de un potente imperio basado en una talasocracia (dominio del mar), una civilización refinada y próspera basada en el comercio, cuyo declive comenzó tras una serie de hechos aún no suficientemente esclarecidos pero que en opinión de la mayoría de los expertos debieron de estar relacionados con la explosión del volcán de Santorini (en el Egeo). 

En reconocimiento a sus destacadas investigaciones arqueológicas, Evans recibió el título honorífico de caballero del Imperio Británico en 1911. Su trabajo sentó las bases imprescindibles para el estudio de la Creta minoica. Desde entonces, tanto los estudios sobre la civilización micénica y cicládica, como los de la cretense han avanzado notablemente tomando como base sus estudios de la primera mitad del siglo XX.  



"La Atlántida: El misterio de los minoicos,"
subido por ZHANHUDoc a https://www.youtube.com