jueves, 10 de julio de 2014

La Paz Armada: la Europa posterior a Bismarck

En el último cuarto del siglo XIX, desde el fin de la guerra Franco-Prusiana y hasta el inicio de la Primera Guerra Mundial, la política en la Europa capitalista e imperialista se caracterizará por un aumento en la tensión de las relaciones internacionales. La industria bélica se desarrollará debido a los continuos conflictos nacionalistas e imperialistas. Ya sea en defensa propia o por ambición, las naciones se lanzan a una carrera armamentística, sabedoras de que el conflicto estaba próximo. Todo ello derivaría en complejos entramados diplomáticos en los que se establecerían alianzas por las que las naciones estarían en conflicto aunque no estuvieran en guerra.
Si vis pacem, para bellum
(Si quieres la paz, prepara la guerra)

Enlaces relacionados:
Imperialismo y colonialismo.
La unificación alemana y los Balcanes y la Cuestión de Oriente.
- La Paz Armada: los Sistemas Bismarckianos.


 LA EUROPA POSTERIOR A BISMARCK

En el último cuarto del siglo XIX la política internacional europea estuvo arbitrada por el “canciller de hierro”, Otto von Bismarck. El canciller alemán diseñó un entramado de alianzas que aseguraba el statu quo europeo, lo que aseguraba a Alemania la existencia del marco perfecto para su expansión política y económica. Sin embargo, el mantenimiento de este sistema generaba un intenso desgaste por la continua tensión que provocaba en los estados los continuos conflictos y la gran cantidad de capital destinado a la carrera armamentística y al fomento del ejército.

Tras la dimisión y retirada de Bismarck en 1890, por desavenencias con el nuevo emperador Guillermo II, su sistema resultaba demasiado complicado para que sus sucesores lo manejasen. Aunque se mantuvo la Triple Alianza (Alemania, Austria-Hungría e Italia), sin embargo, el acuerdo ruso-alemán (Pacto de Contraseguridad) no fue renovado. Los franceses, en presencia de la Triple Alianza, no tardaron en aprovechar la oportunidad para formar su propia alianza con Rusia, la Alianza Franco-Rusa, firmada en 1894.

El Káiser Guillermo II durante unas maniobras militares (1909)
Fuente: Wikimedia Commons

Así pues, en 1894 el continente estaba dividido en dos campos opuestos, el germano-austriaco-italiano contra el franco-ruso. Mucho dependía de lo que hicieran los ingleses, que seguían con su aislamiento, desdeñando cualquier tipo de alianza. Las relaciones inglesas con Francia y Rusia eran malísimas. Sin embargo, esta situación iba a cambiar debido a un hecho: la competición naval entre Alemania y Gran Bretaña. El poderío marítimo británico, durante dos siglos había sido totalmente triunfal. Pero el programa naval alemán, enpido ascenso, se convirtió en motivo de preocupación para los ingleses. Los alemanes insistían en que ellos necesitaban una marina de guerra para proteger sus colonias y para la seguridad de su comercio exterior. Los ingleses sostenían, con igual decisión que Inglaterra, una isla industrial densamente poblada, debía tener a toda costa el control del mar.

La carrera naval condujo a ambos bandos a enormes y crecientes gastos. En los ingleses esto producía una sensación de profunda inseguridad, arrojándoles cada vez más en brazos de Francia y Rusia. En 1904, los gobiernos inglés y francés acordaron olvidar los problemas pasados. Los franceses reconocieron la ocupación británica de Egipto y los ingleses reconocieron la penetración francesa en Marruecos. También aclararon unas pocas diferencias coloniales menores y estuvieron de acuerdo en apoyarse mutuamente. No había una alianza específica; ningún bando decía lo que haría en caso de guerra; no era más que un estrecho entendimiento, una entente cordiale.

Los franceses trataron de reconciliar a su nuevo amigo con su aliado, Rusia. En 1907, Inglaterra y Rusia resolvieron sus diferencias en un convenio anglo-ruso. Había surgido la Triple Entente, formada por Francia, Inglaterra y Rusia.

La formación de alianzas durante la Paz Armada a comienzos del siglo XX

Los alemanes, que ya se sentían cercados por la alianza de Francia y Rusia, veían con preocupación la entrada de Inglaterra en el campo franco-ruso. La Triple Entente se consolidó cuando el gobierno alemán decidió someterla a prueba, saber hasta qué punto era realmente fuerte, o hasta dónde estaban dispuestos a llegar los ingleses en su apoyo a Francia.


 LAS CRISIS MARROQUÍES 

Los franceses habían penetrado en Marruecos. En marzo de 1905, Guillermo II desembarcó de un buque de guerra alemán en Tánger, donde pronunció un alarmante discurso en favor de la independencia marroquí. Lo que Alemania intentaba con esto no era mantener a Francia fuera de Marruecos, ni siquiera reservar Marruecos para la propia Alemania, sino romper el reciente entendimiento entre Francia e Inglaterra. Los alemanes demandaron y obtuvieron una conferencia internacional en Algeciras, pero la conferencia, que se reunió en 1906, apoyó las pretensiones francesas en Marruecos. Así pues, el gobierno alemán había creado un incidente y había sido desairado. Los ingleses apoyaban a los franceses cada vez con más fuerza.

Bando municipal que anunciaba la clausura de la Conferencia, por Falconaumanni
Fuente: Wikimedia Commons / CC BY-SA 3.0 

En 1911, se produjo una segunda crisis en Marruecos. Un barco de guerra alemán arribó a Agadir «para proteger los intereses alemanes». Los alemanes prometían no causar más trastornos en Marruecos, a cambio de que se les entregase el Congo Francés. La crisis pasó, obteniendo los alemanes unas insignificantes concesiones en África.


 LAS CRISIS BALCÁNICAS 

Mientras tanto, una serie de crisis sacudían los Balcanes. Allí, a comienzos del siglo XX, la situación era muy confusa. El Imperio Turco, en un avanzado estado de disolución, conservaba todavía una franja de territorio desde Constantinopla hacia el oeste, hasta el Adriático. Al sur de aquella franja, se encontraba una Grecia independiente. Al norte, a orillas del mar Negro, se encontraban una Bulgaria autónoma y una Rumania independiente. En el centro y al oeste de la península, al norte del cinturón turco, estaba el pequeño reino independiente de Serbia, sin salida al mar, colindante con Bosnia-Herzegovina y que pertenecía legalmente a Turquía, pero que había sido ocupado y administrado por Austria desde 1878. Dentro del Imperio Austro-Húngaro, lindando con Bosnia por el norte, estaban Croacia y Eslovenia.

Situación de los Balcanes a finales del siglo XIX y principios del XX 

Serbios, bosnios, croatas y eslovenos hablaban todos básicamente el mismo lenguaje. Con el incremento del nacionalismo, aquellos pueblos llegaron a tomar conciencia de que eran un solo pueblo por lo que tomaron la denominación de eslavos del sur o yugoslavos, con el deseo de formar un estado independiente propio. Esto significaba que un elemento de la población austro-húngara, es decir, croatas y eslovenos, querían abandonar el imperio y unirse a Serbia, que se convirtió en el centro de la agitación de los eslavos del sur.

Esta situación empeoró cuando en 1908, el Imperio Austro-Húngaro  aprovechando la revolución de los “Jóvenes Turcos”, se anexionó Bosnia-Herzegovina, territorio que administraba desde la Conferencia de Berlín de 1878. Esto era visto como una infracción del Tratado, lo que pone en marcha la red de pactos y alianzas. Rusia moviliza sus tropas mientras que Alemania apoya a Austria. Se llega al borde de la guerra, pero Francia no apoya a Rusia y Alemania presiona para impedir el conflicto. La primera crisis no tardó en desvanecerse, los rusos volvieron atrás; la influencia austríaca en los Balcanes parecía estar en auge; el nacionalismo de los eslavos del sur se vio frustrado y Rusia tuvo que retirarse humillada. El conflicto bosnio dañó irremediablemente las relaciones del Imperio austro-húngaro con Rusia y Serbia, de cara al futuro.

En 1911, Italia declaró la guerra a Turquía, conquistando Libia y las islas del Dodecaneso. Con los turcos así entorpecidos, Bulgaria, Serbia y Grecia unieron sus fuerzas para su propia guerra contra Turquía, esperando anexionarse ciertos territorios balcánicos a los que creían tener derecho. Turquía no tardó en ser derrotada, pero los búlgaros reclamaron más territorios de los que los serbios querían cederles, de modo que la guerra balcánica de 1912 se vio seguida en 1913 por otra, en la que Serbia, Grecia, Rumania y Turquía derrotaron a Bulgaria.

Postal de propaganda de los emperadores: Guillermo II (Alemania), Francisco José I
(Austria-Hungría), Mehmed V (Imperio Otomano) y Fernando I (Bulgaria), 

por Publ. Photochemie Berlin No. 3603 
Fuente: Wikimedia Commons





También Albania era motivo de discordia. Los serbios ocuparon parte de Albania en las dos guerras balcánicas, pero los griegos también reclamaron una parte. Austria estaba decidida a impedir a los serbios el acceso al mar, que ellos querían obtener mediante la anexión del territorio albanés. Un acuerdo de las grandes potencias para mantener la paz (Tratado de Bucarest) dio origen a un reino de Albania independiente. Esto confirmó la política austríaca, mantuvo a Serbia apartada del mar y suscitó fuertes protestas en Serbia y Rusia. El expansionismo serbio de nuevo se vio frustrado.

La tercera crisis balcánica resulser la fatal. Y fue fatal porque antes se habían producido las otras dos, que dejaron sentimientos de exasperación en Serbia y de humillación en Rusia. El día 28 de junio de 1914, Gavrilo Princip, un joven revolucionario bosnio miembro de la sociedad secreta serbia “Unión o Muerte”, generalmente conocida como la “Mano negra, que actuaba con el consentimiento de algunos funcionarios serbios, asesinó al heredero del Imperio Austro-Húngaro, el archiduque Francisco Fernando, y a su esposa en las calles de Sarajevo, capital de Bosnia.

Francisco Fernando, archiduque de Austria, por Carl Pietzner
Fuente: Wikimedia Commons

El gobierno austro-húngaro vio en el atentado una prueba del peligro que para el imperio representaba el nacionalismo yugoslavo y trató de aprovechar el grave incidente para hundir a Serbia. El gobierno austríaco, tras consultar con el alemán, envió un drástico ultimátum a Serbia exigiendo, entre otras cosas, que se permitiese a funcionarios austríacos colaborar en la investigación y castigo de los autores del asesinato.

Los serbios contaban con el apoyo ruso, incluso hasta el extremo de la guerra, considerando que Rusia no podría ceder de nuevo en una crisis balcánica sin perder su influencia en los Balcanes definitivamente. Los rusos, a su vez, contaban con el apoyo de Francia. Los serbios rechazaron el ultimátum como una intromisión en la soberanía serbia, y Austria, en consecuencia, declaró la guerra a Serbia. Rusia se disponía a defender a Serbia y, por lo tanto, a luchar contra Austria. Contando con que ésta sería ayudada por Alemania, Rusia movilizó su ejército hacia la frontera alemana, a la vez que hacia la austríaca. El gobierno alemán exigió que terminase la movilización rusa en su frontera, y, al no recibir respuesta, declaró la guerra a Rusia el día 1 de agosto. Convencida de que Francia entraría en la guerra al lado de Rusia, Alemania declaró la guerra también a Francia el día 3 de agosto, Inglaterra entraba en la guerra el día 4. Comenzaba así la Primera Guerra Mundial.