El modo de vida de la población europea sufrió su cambio más rápido y profundo bajo el impacto de la "Doble Revolución" (la industrial y la "política", iniciada en E.E.U.U. y Francia). Tras esta "Doble Revolución", Europa pasa de tener una sociedad anclada en características y valores casi medievales (Antiguo Régimen) a otra más moderna (Nuevo Régimen). Pero para que la denominada revolución industrial llegara a producirse, ésta tuvo que cimentarse sobre importantes cambios en la esfera demográfica y agrícola. El primer país en llevar a cabo dichos cambios fue la Inglaterra del siglo XVIII.
Enlaces relacionados:
- El Antiguo Régimen.
- La Revolución Industrial.
- Las consecuencias de la Revolución Industrial.
El resultado de estos cambios es muy variado, por un lado la producción agraria aumentó cuantitativa y cualitativamente permitiendo alimentar a la creciente población. Por otro, el aumento de producción permitió que a su vez aumentaran los ingresos por la venta de estos productos. Debido a la concentración de las propiedades agrícolas, un escaso número de propietarios aumentó notablemente sus beneficios, con lo que se generaba un excedente económico que permitía la inversión en otros sectores.
Por ello, ¿influyó
la revolución agrícola en la industrialización? Parece que sí. Phyllis Deane ("La Primera Revolución Industrial". 1965) señala que la revolución agrícola contribuyó a la efectividad de la primera
revolución industrial principalmente de tres formas:
- El Antiguo Régimen.
- La Revolución Industrial.
- Las consecuencias de la Revolución Industrial.
LA
REVOLUCIÓN DEMOGRÁFICA
En
el último tercio del siglo XVIII y principios del XIX se produce una auténtica
explosión demográfica. Centrándonos sólo en Europa, se pasa de 187 millones de
habitantes en 1800 a 401 millones en 1900, lo que suponía el 25% de la
población mundial. Rusia pasa de 40 a 100 millones; Inglaterra, de 16 a 41;
Alemania, de 23 a 56; Italia, de 18 a 32.
No
se conocen con certeza las causas de este desarrollo y la naturaleza y el ritmo
de descenso de las tasas de mortalidad. Muchos historiadores han querido
establecer una relación entre este fenómeno y una mejora en la calidad y
cantidad de la alimentación, debida a una mayor producción agrícola, pero lo
cierto es que no se dispone de una explicación clara.
Uno
de los problemas que ya se planteaba a fines del siglo XVIII consistía en cómo
alimentar a esta población creciente, recurriéndose a la roturación de nuevas tierras,
a la aplicación de nuevos métodos de cultivo y a la ampliación de estos. Pero
lo cierto era que la producción agraria, aunque mejoró, aún no era suficiente
para alimentar a la creciente población. Esto explica la postura adoptada por
el inglés Thomas Robert Malthus en su "Ensayo sobre el principio de la
población" de 1798, donde exponía su preocupación por el problema. Malthus
afirmaba que la capacidad de crecimiento de la población es infinitamente mayor
que la capacidad de la tierra para producir alimentos para el hombre. La población,
si no encuentra obstáculos, aumenta en progresión geométrica, mientras que los
alimentos aumentan en progresión aritmética. Esto le lleva a decir que la
dificultad de la subsistencia ejerce sobre la fuerza de crecimiento de la
población una fuerte y constante presión restrictiva. Esta dificultad afectará
cruelmente a un amplio sector de la humanidad.
Thomas Malthus (1766-1834) Fuente: Wikimedia Commons |
Se
han dado otras explicaciones del crecimiento demográfico, como el retroceso de
las enfermedades epidémicas, lo cual es cierto en el caso de la peste y la
viruela, pero también es cierto que otras enfermedades como el cólera, el tifus
y la difteria pervivían aún con virulencia a fines del s. XIX.
No
hay duda de que la medicina avanzó también, pues ya en el s. XVIII, Jenner
había descubierto la vacuna de la viruela, y a fines del XIX, científicos como Louis Pasteur, Robert Koch, etc. habían descubierto los bacilos y dado el primer paso para la generación de los antídotos, vacunas y sueros del
tifus, el cólera, la rabia, la difteria, el tétanos y la tuberculosis; también
es cierto que Joseph Lister había introducido la utilización de antisépticos en
cirugía, que se empezaron a emplear anestésicos en las intervenciones quirúrgicas,
que ya se conocían los analgésicos y que los hospitales proliferaban como
lugares de curación. Pero la extensión, aplicación y asimilación de estos
adelantos era muy lenta y desigual.
Un
fenómeno demográfico a tener en cuenta fue el crecimiento urbano. Este fue muy
lento a lo largo del siglo XVIII y durante la primera mitad del XIX, pero a
partir de 1870 se produjo una aceleración en el éxodo rural y en el desarrollo
de las ciudades. La industria, concentrada en las ciudades, reclama una mano de
obra abundante; los artesanos rurales no pueden resistir la competencia de las
fábricas y se constituyen en los primeros emigrantes. Más tarde, la revolución
agrícola permite, al introducir máquinas en el trabajo de la tierra, reducir el
número de los campesinos, cuyos excedentes pasan a engrosar las masas de
obreros industriales urbanos.
La fundición del hierro en bloques, por Herman Heyenbrock (1890 aprox.) Fuente: Wikimedia Commons |
Como
en un principio nadie había previsto el desarrollo urbano ni la afluencia de
emigrantes, las ciudades fueron creciendo en medio del desorden. Los obreros se
hacinaban en inmundas casas de vecindad y en sótanos de viejos barrios, o en
chabolas del extrarradio. Los barrios residenciales, los centros
administrativos y políticos apenas tenían que ver con los barrios fabriles y
obreros, siendo en estos últimos donde se cebaban la enfermedad y la muerte. No
obstante, desde la segunda mitad del siglo XIX, el empleo masivo del ladrillo y
piedra en la construcción, las primeras leyes que regulaban la construcción de
edificios, el suministro de agua potable, la eliminación de las aguas
residuales, la limpieza de las calles y el empleo de tuberías de hierro, junto
a los avances de la medicina ya señalados, incidieron claramente en el
retroceso de la mortalidad.
Over London by rail, por Gustave Doré (1870 aprox.) Fuente: Wikimedia Commons |
Otro
fenómeno acompañó al crecimiento demográfico: la emigración. Se ha calculado
que entre 1800 y 1930 abandonaron Europa unos 40 millones de habitantes. El
proceso fue lento hasta las crisis económicas y políticas de 1846-48, momento
en que se acentuó, aunque no alcanzó gran intensidad hasta el último cuarto del
siglo XIX, y se convirtió en algo espectacular entre 1900 y 1914.
Los
principales países, en cuanto a número de emigrantes, fueron Inglaterra (17 millones),
Italia (9 millones) y Alemania (6 millones), prefiriéndose como destino países
independientes, a la cabeza de los cuales se situaron E.E.U.U., Canadá, Argentina
y Brasil. En general, las grandes oleadas de salida coincidieron con los ciclos
económicos depresivos, especialmente con la crisis agrícola de 1847 o la gran
depresión que tuvo su origen en torno a 1870, pero a veces intervenían
circunstancias excepcionales, como el descubrimiento de oro en California o las
facilidades proporcionadas por los gobiernos de los países receptores, como es
el caso de E.E.U.U., que desde 1850 brindaron a los inmigrantes amplias posibilidades
respaldadas por la legislación.
Claves del aumento de población en la época |
LA
REVOLUCIÓN AGRÍCOLA
Como
en tiempos anteriores, también a lo largo del siglo XIX la agricultura conservaba
un papel esencial en la economía europea. En 1860, todavía ocupaba a algo más
del 60% de su población activa, constituía una de las partidas fundamentales
del comercio nacional e internacional y sus períodos de crisis influían
considerablemente no sólo en los demás sectores económicos, sino también en la
vida política.
Aunque
con ritmo mucho más lento que en la industria o el comercio, también en el terreno
agrario se produjeron transformaciones que se inician ya a principios del XVIII
y que se irían asentando, de forma desigual, a lo largo del XIX. Los
principales cambios en la agricultura se producen en primer lugar en Inglaterra
a partir de 1750 y se refieren a dos aspectos:
2. Cambios
en las técnicas y en los cultivos. Entre las innovaciones técnicas más
importantes que tienen lugar en Inglaterra a mediados del siglo XVIII destacan:
1. Cambios
en la estructura agraria. Las enclosures (cercamientos de las propiedades
agrícolas) son un proceso que se intensifica en Inglaterra e partir de 1760,
estimulado por la subida del precio del trigo, provocado por el crecimiento
demográfico (mayor demanda de pan) y a las circunstancias internacionales
(guerras napoleónicas). Se llevó a cabo mediante concesiones (Enclosures Acts o
Actas de Cercados) que obtenían del Parlamento los grandes propietarios, hasta
que, en 1801, la General Enclosure Act fijó por ley el cercamiento de las
propiedades. Este fenómeno transformó la estructura del campo, inglés en un
doble aspecto:
- El
sistema de campos abiertos (openfield) fue sustituido por el de campos vallados
(enclosure).
- Se
produjo una concentración de la propiedad a costa de los terrenos comunales y
de los pequeños propietarios, que, incapaces de costear los gastos de cercado y
arruinados, se vieron obligados a abandonar sus tierras y emigrar a la ciudad,
mientras los grandes propietarios ensanchaban sus propiedades, tecnificaban el
trabajo y conseguían aumentar los rendimientos.
Implicaciones del cercamiento de propiedades en la Revolución Agrícola inglesa |
- La
eliminación del barbecho mediante el abonado y la rotación cuatrienal de
cultivos (trigo, nabos, cebada y trébol) que hacían que la tierra siempre
estuviera ocupada y evitaba su agotamiento. Es el llamado sistema Norfolk.
- Asociación
de agricultura y ganadería gracias a la introducción de plantas forrajeras
(remolacha y alfalfa) en el sistema de rotación.
- Aparición
de nuevo utillaje agrario, como el arado de hierro, la hoz y la sustitución
del buey por el caballo de tiro.
- Progresos
en la irrigación, el drenaje y el abonado de la tierra.
- Cierta
especialización comercial favorecida por la nueva maquinaria y las plantas
nuevas (patata, maíz…).
- Mayor
peso del ganado, que comenzó a estabularse y especializarse, y que dada su
rentabilidad, sobre todo la del ganado lanar, impulsó la ampliación de las
praderas artificiales.
Arado tirado por caballos, por Ralf Roletschek (2006) Fuente: Wikimedia Commons / CC-BY-SA 3.0 |
Paso de la rotación trienal que obligaba a la tierra a descansar (barbecho) al sistema Norfolk cuyo ciclo de cuatro años no interrumpía la producción |
- Alimentando
a la creciente población y, sobre todo, a la población de los centros industriales.
- Aumentando
el poder de compra de los campesinos para la adquisición de los productos de la
industria.
- Suministrando
una parte importante del capital necesario para financiar la industrialización.
Por
estas razones, las llamadas por muchos, revoluciones demográfica y agrícola crearon
los cimientos adecuados para la construcción de la denominada revolución
industrial, que en poco tiempo daría lugar a importantes cambios en nuestra
sociedad, hasta el punto de que el proceso de industrialización divide tan
nítidamente la realidad actual que podemos hacer, a grandes rasgos, un símil
entre países desarrollados – países industrializados.
Cambios en la situación agrícola y demográfica en la Inglaterra del siglo XVIII |