Desde los inicios de la edad del bronce en el Egeo, hacia 2.800 a. c. hasta la denominada Edad Oscura (hacia 1.200 aproximadamente), se desarrollan en la región unas culturas con entidad propia, que tienen su origen en la evolución de las comunidades neolíticas -como la cultura minoica- y que conocen la aportación de elementos culturales nuevos de la mano de poblaciones de origen indoeuropeo -como la micénica-. En la isla de Creta se desarrolla la cultura minoica, aquí se han descubierto varios sistemas de escritura que se han conformado como uno de los enigmas más apasionantes y difíciles de resolver de la antigüedad. En esta entrada hablaremos de los dos sistemas más antiguos de la isla: la escritura jeroglífica y el Lineal A, ya existentes en la primera mitad del II milenio a. c.
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LOS SISTEMAS DE ESCRITURA
La Edad del Bronce en el Mediterráneo marca una época de ruptura con la
antigüedad prehistórica. En el mar Egeo, constituye la época de las grandes
epopeyas que llevan a cabo los héroes homéricos (recogidas en la Ilíada y la Odisea), en la que surgen las primeras civilizaciones urbanas de la
zona y en la que aparecen las primeras señales de la existencia de sistemas de
escritura, cuyos vestigios han llegado hasta nosotros.
Entrada norte al palacio de Cnosos (Creta), por Jebulon (2015) Fuente: Wikimedia Commons / CC0 1.0 |
Sin embargo, estos sistemas de escritura tan antiguos aún no han sido
completamente descifrados por lo que las fuentes para el estudio de la época
siguen siendo fundamentalmente arqueológicas. Para un arqueólogo, la
importancia de la existencia de la escritura para la sociedad que estudia, más
allá de la información que la misma puede aportar, reside en que constituye un
claro indicador del avance logrado por dicha sociedad. La presencia de ésta,
aunque sea fragmentada, permite plantear y responder preguntas que, de otro
modo, sólo quedarían en meras hipótesis y teorías. A la vista del alto grado de
desarrollo de la sociedad minoica, tal como se puede apreciar en la complejidad
y grado de factura de sus monumentos, no se podría explicar que éstos no
conocieran la escritura. El entramado político y social de la talasocracia
cretense difícilmente se podía llevar sin ningún sistema de contabilidad y sin una
compleja administración.
Y, como no podía ser de otro modo, sir Arthur Evans, el descubridor de
Cnosos, encontró miles de documentos escritos en Creta. La abundancia de las
inscripciones encontradas en Cnosos, Hagia Triada y el resto de yacimientos de
la isla permitió distinguir varias formas de escritura en la isla y que podían representar
o no un mismo idioma ya que no coinciden en el tiempo.
- Escritura jeroglífica: hace su aparición en el Minoico antiguo (2800-2000 a. c. aproximadamente).
- Escritura Lineal A: surge durante el Minoico medio (2000-1600 a. c.).
- Escritura Lineal B: que podría haber aparecido en la isla también en esa época pero que su gran desarrollo parece ser algo posterior, en el Minoico reciente (1600-1200 a. c.)
Sir Arthur Evans |
LA ESCRITURA JEROGLÍFICA
La escritura más antigua que conocemos en Creta fue erróneamente llamada "jeroglífica" por Evans ya que no es de tipo pictográfico. Aunque continúa
llamándose así por tradición, lo cierto es que no se trata de una escritura
jeroglífica sino de un silabario (un sistema de signos que representan sílabas). El nombre describe una escritura que nació sin duda en Creta en la
segunda mitad del tercer milenio antes de nuestra era, pero cuyos principales
testimonios se remontan por el momento sólo hasta el siglo XVIII a. c.
Jeroglíficos cretenses. Fuente: Sanchez, J. R. A., Aja, J. R. (2009, June 12). Retrieved April 17, 2015, from OCW Universidad de Cantabria Web site. / CC-BY-NC-SA 4.0 |
El material jeroglífico encontrado
hasta el momento es muy escaso lo que hace imposible su desciframiento a no ser
que aparezcan nuevos hallazgos. Sin embargo, sí que se pueden vislumbrar
algunas posibilidades, hipótesis y teorías. El sistema más cercano a éste, a
simple vista, puede ser el egipcio, que presumimos que es más antiguo, a la luz
de los hallazgos encontrados. De hecho, el sistema fue bautizado así por su
parecido formal con el jeroglífico egipcio (usa dibujos de objetos reconocibles),
aunque no se puede afirmar que los signos fueran aprendidos de ellos, a pesar
de los vínculos comerciales que sí sabemos que ambas culturas mantenían entre
sí. En un sistema pictográfico,
el pictograma (el dibujo de un objeto) es la unidad de la escritura. Este tipo
de sistemas no pretenden dibujar sonidos (como hacemos en los alfabetos
actuales) sino ideas a través de objetos tangibles. Por ejemplo, un hombre con un arco y un búfalo puede darnos la idea de la caza. Hoy día, sabemos que ésta, no es una característica del jeroglífico cretense; de ahí que su nombre no sea muy apropiado
Tablilla jerogífica, por Roberto Lérida Lafarga Fuente: Proyecto Clío / Clio History and history teaching / CC-BY-NC-ND 3.0 |
Entre
los 96 signos de la escritura jeroglífica cretense que se llegaron a usar, predominan los
relacionados con las diversas partes del cuerpo humano; así como objetos,
animales, barcos y artículos marinos. Sin embargo, hay que tener en cuenta que
una veintena de estos signos se atestiguan sólo una sola vez y es posible que
algunos de ellos sean signos «fantasmas» o formas mal identificadas de otros
signos ya conocidos. En conclusión, de unos 350 documentos, podemos contar con unos 30 signos
distintos en total, lo que incluye silabogramas, logogramas (signos que
representan palabras que a su vez designan cosas), cifras, unidades de
medida, fracciones y signos de puntuación. Otra complicación añadida a los signos sin identificar son las variaciones que encontramos de esos mismos signos de unos documentos a otros. Para Evans esto no era achacable a la actividad de los distintos escribas sino el indicador de una evolución de la propia escritura. Así distingue entre dos clases de signos pictográficos: la clase A y la clase B (denominación que no debe confundirse con los sistemas lineales A y B). La clase A, de la que sólo se han encontrado inscripciones sobre tablillas, sería así sustituida por la más cómoda y menos elaborada clase B, de la que ha aparecido una tipología de objetos más amplia (etiquetas, medallones y tablillas) realizados en arcilla, piedra o esteatita.
La mayor
parte de los objetos que recogen inscripciones realizadas con este sistema de
escritura se deben a sellos y, en menor medida, en tablillas de arcilla. La
escasez de dichos objetos se debe a que sólo se han encontrado escritura
jeroglífica en Cnosos y Mallia.
Mención aparte merece la aparición del llamado "Disco de Festos",
una tablilla de arcilla de forma circular, de unos 15 centímetros de diámetro. Descubierto
en 1908 por el arqueólogo italiano Luigi Perner en dicho palacio, el disco se encuentra escrito
por ambas caras y cada una de ellas presenta signos pictográficos. Estos signos
no se hallan escritos sino impresos mediante sellos que seguían un curso en
espiral. La lectura (a juzgar por las criaturas vivientes) parece iniciarse en
la periferia y continuar hacia dentro. De los 241 signos (118 en una cara y 123
en otra) se identifican 45 signos diferentes que probablemente son silábicos,
aunque algunos también pueden ser logogramas (como se ha señalado, un signo que representa una
palabra). El texto de la inscripción contiene, probablemente, 61 palabras (31 en la cara A y 30 en la cara B). Hasta el momento, todos los intentos de descifrarlo o de descubrir su
propósito han sido en vano. El disco se ha convertido en uno de los caballos de
batalla de la civilización cretense por parte de los investigadores, que han
mostrado múltiples hipótesis (incluido un origen no minoico).
Disco de Festos - Reverso y anverso (Caras B y A) |
Transcripción Disco de Festos - Reverso y anverso (Caras B y A)
El disco de Festos,
subido por dodero2008 a https://www.youtube.com
Como
se ha comentado, es tan escaso el
material que se conserva del llamado jeroglífico cretense y su contenido es tan
breve y recurrente que es prácticamente imposible descifrarlo de momento. Se
desconoce, por tanto, la lengua que se esconde detrás de esta escritura, aunque
los expertos parecen estar de acuerdo en que tal escritura no recogía ninguna
forma de lengua griega sino, tal vez, otra lengua mediterránea.
Parece ser que el jeroglífico cretense coexistió con el lineal A. Este
último tiene unos diez signos que también aparecen en el primero con un
parecido razonable. Por ello y otras razones se sospecha que puedan estar
emparentados de alguna forma, pero la mayoría de los estudiosos coinciden en
pensar que se trata de distintos sistemas ideados para diferentes lenguas
habladas en el mismo lugar.
EL ENIGMA DEL LINEAL A
El caso de la escritura lineal es netamente distinto al del sistema
jeroglífico. El primer descubrimiento arqueológico de estos hallazgos fue
realizado por sir Arthur Evans a comienzos del siglo XX y, desde un principio, se
pensó que sería posible su desciframiento debido al gran número de materiales
encontrados (Evans defendía que el Lineal A derivaba del jeroglífico). Se
distinguieron dos variantes denominadas por el arqueólogo inglés como Lineal A
y Lineal B.
Es generalmente admitido, como se ha comentado, que la escritura
jeroglífica se empezó a usar en Creta, al menos, desde comienzos del II milenio
y que fue evolucionando o simplemente dando paso a otro sistema con el que
estuvo conviviendo, el llamado Lineal A. Éste, fuera o no el resultado de dicha
evolución, empieza a encontrarse hacia mediados del siglo XVIII a. c. y terminará
por sustituir al primero. Sin embargo, los documentos que la isla ha
proporcionado con este tipo de escritura no son muy abundantes. Más del 90% de
los textos son documentos administrativos, escritos todos ellos en arcilla sin
cocer, que se reparten por el formato en cuatro categorías: tablillas, precintos,
nódulos y rodelas. El resto está escrito sobre soportes de barro cocido, de
piedra, revoques murales y objetos de metal. El gran yacimiento de este sistema
de escritura lo ha constituido Hagia Triada donde se han encontrado más
del 70% de todo el corpus en lineal
A.
Tablilla en lineal A, por Roberto Lérida Lafarga Fuente: Proyecto Clío / Clio History and history teaching / CC-BY-NC-ND 3.0 |
La adopción de dos sistemas de escritura coetáneos en el tiempo (el jeroglífico y el lineal A) obedece a razones que nos son completamente desconocidas, a pesar de las múltiples hipótesis planteadas. Es posible que se trate de dos creaciones independientes, que tuvieron una gran influencia mutua, o que fueran dos vástagos de una escritura anterior perdida, de la que no nos ha llegado ningún rastro. En el caso de que derivaran una de la otra, ¿cuál habría sido la primigenia? Los especialistas siguen discutiendo sobre ello, pero, sin un número suficiente de documentos, nada puede demostrarse.
Sea como fuere, la aparición de una nueva escritura en la primera mitad del
II milenio a. c., el llamado lineal A, muestra un sistema plenamente silábico
con algo menos de un centenar de signos, de los que sólo 20 son logogramas.
Esta segunda fase se caracteriza por la reducción a trazos simples de algunos de los
pictogramas de la fase anterior. Su dirección es de izquierda a derecha y
sólo se han encontrado restos en la zona minoica y no fuera de ella. La mayoría de
objetos en que están escritas las inscripciones son tablillas de arcilla blanda
que se secaban al sol antes de archivarlas. Los incendios que asolaron los
palacios cocieron estas tablillas que, de otra forma, difícilmente hubieran
llegado a nosotros. El contenido de tales tablillas es muy breve y parecen ser de
carácter administrativo: listas de productos, ofrendas, donaciones...
Tablilla jerogífica, por Roberto Lérida Lafarga Fuente: Proyecto Clío / Clio History and history teaching / CC-BY-NC-ND 3.0 |
El
origen de las escrituras más antiguas siempre aparece envuelto en un cierto
halo de oscuro misterio debido a la falta de documentación y éste caso no es
distinto. Sabemos con seguridad que los cretenses del tercer milenio inventaron
una o dos escrituras originales, probablemente inspirándose en la escritura
egipcia o mesopotámica, pero sin copiar dichos sistemas, ni en sus estructuras,
ni en sus signos. De hecho, en Creta se elaboraron dos sistemas mucho más
económicos que los anteriores en cualquiera de las variantes de la época. Los
sistemas cretenses contaban con menos de cien signos y eran silabarios constituidos por sílabas simples
(consonante + vocal o vocal sola).
Parece perderse allá el 1450, si bien la fecha de sustitución de esta fase
por el Lineal B es difícil de delimitar, ya que sólo se ha hallado el lineal A
en un palacio del Minoico Reciente. Aunque permanece, al igual que el
jeroglífico, también aún sin descifrar; parece ser que tampoco refleja
la lengua griega.