viernes, 13 de julio de 2012

Ideología y partidos políticos en la España contemporánea. - Parte 6

En los artículos referentes a este epígrafe se intentará realizar un análisis dirigido al surgimiento y evolución de los partidos políticos en España hasta la configuración actual de los mismos. En este artículo veremos como la muerte de Fernando VII marcará la polarización de las ideas políticas de la España del momento y cómo surgen los nuevos partidos políticos al abrigo de un nuevo marco histórico. Esta época está marcada por la génesis del nuevo liberalismo que gozará del apoyo de la Corona, por el enfrentamiento carlista y por la inseguridad generada por las regencias.
 LOS PARTIDOS ISABELINOS: LA UNIÓN LIBERAL 

El fracaso de la revolución de 1.854 había puesto al descubierto la inviabilidad de una solución puramente progresista. La formación de la Unión Liberal fue el resultado de la deserción de miembros de una y otra opción política. Esta formación surge a partir de 1.856, después del Bienio Progresista, cuando el general O’Donnell, que había participado en el gobierno de los progresistas a pesar de no comulgar con muchas de sus ideas, utiliza los aparatos del poder para formar otro partido que lo ayude a gobernar. La nueva fuerza política estaba inspirada por el propio general O’Donnell y el civil José de Posada Herrera.

Leopoldo O'Donnell y Joris, por Antonio Pirala (1889)
Fuente: Wikimedia Commons 

O'Donnell, de ascendencia irlandesa, se había distinguido en la primera Guerra Carlista, pero conspiró contra Espartero y tuvo que emigrar. En 1854, dirigió con otros generales la Vicalvarada, cuyo triunfo dio paso a un gobierno progresista en el que fue Ministro de Guerra y luego Presidente del Gobierno, puesto que volvería a ocupar con el nuevo partido, la Unión Liberal. 

El nuevo partido de O'Donnell se convertirá en el más importante de esta etapa isabelina. Estará compuesto por el ala izquierda del partido moderado (con políticos como Cánovas o Ríos Rosas) y por el ala derecha del progresista (como de Posada Herrera o Santa Cruz). De esta forma, se formó como el centro parlamentario. Por otro lado, se constituirá como un partido de notables, por lo que representará a las élites y, a pesar de que gobierna desde 1.858 hasta 1.863, no tendrá nunca el apoyo popular.

El primer objetivo del nuevo partido será el de hallar el difícil equilibrio entre libertad y orden, además de conciliar los diversos intereses que se habían ido enfrentando sistemáticamente en forma de poder y oposición aunque carecía de un programa propio. De hecho, O’Donnell consideraba los dogmas políticos como trabas insalvables para la buena marcha del gobierno. Por su parte, de Posada Herrera condenaba a moderados y progresistas porque cada uno trataba de imponer su propia Constitución, su propio sistema de Administración y hasta sus propios funcionarios. Creía que había que partir de las instituciones existentes para consolidarlas y hacerlas eficaces. Su eclecticismo y pragmatismo les llevaban a acoger a todos aquellos que aceptaran la dinastía y la Constitución y no fuesen contrarios en lo esencial al proyecto.

Los unionistas formaban una mayoría unida en tanto persistiese la autoridad de O’Donnell y la capacidad  de maniobra de Posada Herrera. Sin embargo, en la larga vida del gobierno de la Unión Liberal fue dejando en el trayecto a algunos de los elementos más valiosos que contribuyeron a llevarla al poder que, disconformes con ciertas decisiones caprichosas del jefe del gabinete y por incompatibilidades personales, fueron retirándole su apoyo. Estas deserciones y el desgaste del poder forzaron la dimisión de O’Donnell en 1.863.


 EL PARTIDO DEMÓCRATA

El nacimiento del partido demócrata está directamente relacionado con los actos revolucionarios de 1.848 que tuvieron una enorme influencia el devenir histórico y en la política europea. No obstante, la historiografía más reciente coincide en afirmar que los sucesos que tuvieron lugar en nuestro país no pueden encuadrarse dentro del ciclo de las revoluciones de 1.848 en el resto de Europa, aunque no deba descartarse una relación con ellas. 

La revolución de 1.848 en España se redujo, a una intentona revolucionaria abortada con rapidez por Narváez, apoyado por la policía y el ejército. La revuelta tuvo una trama conspiratoria para tratar de restablecer un gobierno progresista. Los acontecimientos desarrollados en Madrid, un mes después de la revolución en Francia que acabó con la monarquía de Luís Felipe de Orleans, fueron promovidos por el ala radical del progresismo cuyos componentes no tardarían en integrarse en el nuevo partido demócrata. Podríamos decir que el partido demócrata constituirá la extrema izquierda de la época. Formalmente nace en 1.849 y en él podremos distinguir tres tendencias:

Los progresistas disidentes entre cuyos elementos destacaban Fernando Garrido, Sixto Cámara o José María Orense.

Fernando Garrido, por Antonio Macipe Samper
Fuente: Wikimedia Commons

Los viejos republicanos que ya habían aparecido en el Trienio Liberal y que aparecen en la década de 1.840 más organizados y con una idea más clara de cuáles eran sus intereses, proponiendo como referentes dos modelos de república, basados en la de Estados Unidos o en la de Suiza, respectivamente.

También se encontraban aquí, los socialistas utópicos, que incluyen a los primeros fourieristas españoles. Éstos nacen al calor de la Revolución Industrial. En la época se creía que el ideal socialista propuesto por estos era inalcanzable, de ahí el despectivo apelativo de “utópico” por contraposición al socialismo científico, propuesto por Marx y Engels. Estas ideas son traídas a España por Abreu, que fue diputado de las Cortes y que a la vuelta de Fernando VII tuvo que exilarse a Francia, donde conoce a Fourier tras la muerte de Fernando VII. De hecho, organizarán falansterios (edificios en que, según el sistema de Fourier, habitaba cada una de las falanges en que se dividía la sociedad) donde se ponen en práctica estas ideas fourieristas.

La base social del partido es parecida a la que tenía el partido progresista en aquel entonces, e incluye a miembros de la alta burguesía, altos periodistas y clases populares.

De esta forma, el mapa político de la época se configura de la siguiente forma:



 EL FINAL DE MONARQUÍA ISABELINA

La situación política generada por el cambio de gobierno surgido con la Unión Liberal durante la última etapa entrará en crisis debido a una serie de factores como:

1. El deterioro de la situación económica, debido tanto a una crisis internacional como a otra de subsistencia provocada, sobre todo por el atraso de la agricultura española.
2. La desaparición de muchos líderes políticos que durante años habían sostenido el sistema imperante como Espartero o Narváez, con lo que la reina perderá los principales apoyos que habían garantizado su decisiva intervención en la política durante décadas.
3. La práctica del retraimiento electoral por parte de los progresistas.
4. El creciente desprestigio de la reina tras sus últimos escarceos amorosos.

La caída de O’Donnell en 1.863 dio paso de nuevo al gobierno de los moderados, que se alternaron en el poder con los unionistas hasta 1.868. Esta danza continua de gobiernos representaba un intento de crear un sistema bipartidista, alentado por la reina madre María Cristina, no podía prosperar por las persistencia de facciones irreconciliables y por los cabildeos palaciegos, que seguían ejerciendo una sustancial influencia en la vida política.

En el Pacto de Ostende (1.866), firmado entre otros por Prim, Sagasta, Pierrad y Ruiz Zorrilla, progresistas y demócratas se muestran de acuerdo en derrocar la monarquía y acuerdan la caída del régimen. La consigna era “destruir todo lo existente en las esferas de poder”, de forma que los días 17 y 18 de septiembre, la flota de la Bahía de Cádiz inicia un pronunciamiento que triunfaría en su propósito de destronar a la dinastía de los Borbón. 

Reinado de Isabel II
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Crisis y hundimiento del reinado de Isabel II
subido por antoniodosmartin a https://www.youtube.com

Esquema sobre el régimen liberal isabelino en la época: