En los artículos referentes a este epígrafe se intentará realizar un análisis dirigido al surgimiento y evolución de los partidos políticos en España hasta la configuración actual de los mismos. En este artículo veremos que el nuevo sistema político configurado a través de la monarquía borbónica no satisface a todos. La gran multitud de los no representados por este modelo encontrarán su acomodo en la génesis de los nuevos partidos, algunos de los cuales siguen vigentes en la actualidad. Llevará a cabo una lucha social, obrera o nacionalista en una época marcada por el falseamiento electoral, la corrupción y el cacicazgo.
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- La Restauración Borbónica.
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LA ESPAÑA DE FIN DE
SIGLO: LA CRISIS DEL BIPARTIDISMO
La
causa principal que suele alegarse para el fracaso del sistema del bipartidismo
turnista es la incapacidad de integrar a los descontentos, cuya unión provoca
el alza de estos partidos. En el surgimiento de estos partidos nacionalistas se
suelen ver tres causas comunes:
1. El ambiente europeo marcado por el
surgimiento de movimientos nacionalistas románticos de tipo integrador (casos
de Alemania e Italia) y disgregador (caso de Austria- Hungría).
2. El fracaso del proyecto de un nacionalismo
español por parte del estado durante el siglo XIX, que entre otras cosas no fue
capaz de enseñar una cultura común.
3. Los cambios económicos como la aparición
de los burgueses en el poder, que demandan una cultura propia.
La base social de estos movimientos es
eminentemente urbana e intelectual, lo que no impide su fuerte vinculación con
el mundo rural, donde, en general, se conservan mejor los rasgos lingüísticos,
históricos y folclóricos que se tratan de recuperar o conservar. En todo caso,
es esa base social, su arraigo y relación concreta con la realidad
socioeconómica, lo que explicaría el relativo éxito o fracaso de estos regionalismos.
Jura de la Constitución por S.M. la Reina Regente Doña Mª Cristina, por Francisco Jover y Joaquín Sorolla (1897) Fuente: http://www.senado.es |
En el caso catalán, el más estudiado
junto con el vasco, sólo la incorporación de la burguesía al catalanismo
después del 98 convertirá un movimiento minoritario y eminentemente cultural en
un movimiento político. En el caso vasco, el divorcio inicial de importantes
sectores industriales y urbanos respecto del primer nacionalismo se compensa
con la progresiva integración de algunos sectores liberales. En el caso
gallego, la ausencia o debilidad de una base social urbana explicaría el
fracaso político de un regionalismo con una personalidad lingüística y cultural tan
definidas.
Los componentes ideológicos que
configuran esos regionalismos son bastante heterogéneos. En casi todos ellos
aparece una paradójica combinación, más o menos integrada, de contenidos del
liberalismo y del tradicionalismo, sin olvidar el poso federal del Sexenio.
Junto a Prat de la Riba y Almirall, aparece el catalanismo católico de Torras i Bages. En Galicia, el regionalismo
liberal de Murguía frente al tradicionalista de Brañas. En Vizcaya, el núcleo fundacional aranista (foralista e
integrista), se integrará pronto un grupo más amplio y urbano.
El grado de maduración alcanzado por el
catalanismo, el nacionalismo vasco, el galleguismo, el valencianismo y otros
regionalismos en la última década del siglo XIX es diverso, pero prácticamente
en todos hay signos y manifestaciones de una conciencia regionalista renovada:
- El
catalanismo, a la cabeza, consolidada la recuperación histórica y lingüística,
aunque todavía minoritariamente, y sin el apoyo de la burguesía, avanza en la
conciencia a través de campañas y movilizaciones específicas.
- El
nacionalismo vasco está aún muy en germen, muy vinculado a la lucha foral. En
1893, a partir de un conflicto por la renovación del concierto económico de
1878, aprovechará la ocasión para expresarse públicamente.
- El
regionalismo gallego, sobre la base de su propia recuperación lingüística (con
autores como Rosalía de Castro) e histórica (con Manuel Murguía, entre otros). Su
rexurdimento, da a la luz en el
período 1886-1889 publicaciones representativas de los idearios presentes en el
movimiento.
El nuevo monarca intentó en principio mantener
el turnismo como una pieza fundamental del sistema político de la monarquía.
Iniciado el reinado favoreció la existencia de un primer tumo conservador
abierto en diciembre de 1902 hasta junio de 1905. Le siguió la etapa liberal
(1905-1907) y después, de nuevo hubo gobiernos conservadores (1907 y 1909) y
los correspondientes liberales (1909 y 1913). Ahora bien estos turnos disfrazan
en parte la realidad de un gran número de gobiernos, con unos promedios de
pocos meses. La inestabilidad fue producto de
la situación de los grandes grupos dinásticos abocados a la necesaria
renovación de líderes y programas y a la imposibilidad de acoger en el régimen
a los grupos políticos extradinásticos, es
decir, regionalismos y nacionalismos republicanos, y al
movimiento obrero (PSOE) sin poner en peligro el dominio de la oligarquía y a la misma monarquía. A este problema de incapacidad para la evolución se unirá la falta de respuestas al problema territorial que plantean los regionalismos, al problema social, empeorado por la extensión del movimiento sindical anarquista
(CNT) y socialista (UGT), y finalmente, al nuevo problema colonial en
Marruecos.
Viñeta de la revista "La Flaca" satirizando el sistema caciquil, por Tomás Padró (1869-76) Fuente: Wikimedia Commons |
EL NACIONALISMO
CATALÁN
Podemos
decir que arranca a partir de la década de los 80 del siglo XIX fuertemente
vinculado a tres factores:
- Las transformaciones socioeconómicas
del territorio catalán sufridas desde finales del siglo XVIII, que lo
convierten en el foco industrializador más importante del territorio español.
- La reinaxença,
un movimiento cultural surgido a mediados del siglo XIX que exalta las
tradiciones de la cultura catalana.
- El fracaso del sistema canovista para
Cataluña, en especial tras la Crisis del 98 y la pérdida de las colonias,
que puso en cuestión los lazos que ligaban los intereses económicos de la
burguesía textil catalana a la política de Madrid.
El
nacionalismo catalán va tener dos manifestaciones fundamentales:
1. El federalismo de Valentín Almirall,
que fue el primer teórico del catalanismo político y que va a poner en marcha
los primeros intentos de identificación nacional.
2. El tradicionalismo de Torras i Bages.
Almirall, que fundará el periódico Diari Catalá y será uno de los
fundadores del partido Lliga de Catalunya
y de los autores de las Bases de Manresa
en 1.892 que se convertirían en la
primera doctrina teórico – ideológica del nacionalismo catalán. El partido
tenía un corte conservador y antiliberal, entre sus proyectos estaba el voto
corporativo (universal y no individual).
La
corriente tradicionalista era aún más conservadora, y estaba basada en dos
pilares: la tradición histórica catalana y la religión católica.
Ambas
corrientes políticas serán minoritarias hasta el 98 porque hasta entonces sólo
recogen a sectores muy conservadores. Tras este hito, todo el sector de la
burguesía catalana va a plantearse la posibilidad de disponer de su propia
fuerza política e intentar pedir por medio de la presión en el parlamento
reformas que modernizaran la vida política española.
A
principios del siglo XX, aparece Prat de la Riba quien funda el mayor partido
nacionalista catalán hasta la segunda república, la Lliga Regionalista cuya popularidad será tal que llegará a borrar
en el mundo urbano catalán a los partidos del turno. En el primer tercio del
siglo XX, sólo tendrán como rivales a los republicanos de Lerroux.
Enric Prat de la Riba Fuente: Wikimedia Commons |
EL NACIONALISMO VASCO
El
nacionalismo vasco se verá vinculado en su nacimiento a dos tipos fundamentales
de factores:
1. De tipo político: dentro de esta
esfera podemos destacar factores como los hechos acontecidos en 1.876, el fin
de la Tercera Guerra Carlista con la derrota definitiva del carlismo y la
abolición de los fueros. La reivindicación de la reimplantación de éstos será
uno de los motivos que inciden en la aparición de este nacionalismo, sobre todo
cuando Cánovas exige a estas provincias una homogeneización económica,
política, militar y cultural con el resto de España.
2. De tipo económico: la Revolución
Industrial en el País Vasco se asentó en la industria siderúrgica como base
para transformar una sociedad que va a romper con el orden tradicional. El
hecho de que la alta burguesía fuera valedora del sistema canovista y la
llegada de inmigrantes afines al socialismo (ateo y defensor de valores que no
tienen nada que ver con el catolicismo ni con el sistema foralista) provoca un
aumento de la aversión a estos foráneos.
En
este contexto, aparece la figura de Sabino Arana, fundador del Euzko AlderdiJeltzalea - Partido Nacionalista Vasco (EAJ-PNV) y
primer gran teórico del nacionalismo vasco. Sus ideas políticas son
consideradas por muchos xenófobas y racistas (aunque sus defensores se apoyan
en el contexto histórico del momento para explicarlas) y se concentraban en
cuatro principios clave:
- Defensa
de la lengua vasca: el euskera. En este aspecto, las ideas políticas entraron a
formar parte de los intereses a los que la lengua vasca debía responder,
por lo que llevó a cabo un intervencionismo en la configuración del euskera actual.
- Integrismo
religioso a través de un catolicismo a ultranza.
- El
fuerismo como doctrina política.
- Defensa
de los valores culturales vascos.
Sabino Arana (1890) Fuente: Wikimedia Commons |
El vínculo entre estas ideas y el carlismo es muy evidente en una época en la que la postura carlista había sido nuevamente derrotada. Por otro lado, el aranismo también se define por unos caracteres negativos que lo separan de las ideas carlistas tanto como de todas las demás ideas políticas de la España de la época como, por ejemplo:
1. Su
antiespañolismo: defiende una posición separatista, y por
tanto contraria al carlismo y a todas las posturas no independistas o,
simplemente, no nacionalistas. Además, el elemento étnico tendrá un gran peso
en su discurso populista.
2. Su
antiliberalismo: desea y apoya al sistema tradicional al
tiempo que se muestra contario a un sistema liberal corrupto por el caciquismo,
lo que servirá de aliciente para recibir el apoyo de las clases medias y del
campesinado vasco.
3. Su
antisocialismo: Arana, a pesar de manifestarse
anticapitalista no se acerca en ningún punto a las posturas socialistas.
Considera que los intereses del capitalismo están representados por los
liberales que tienen en sus manos al estado español, lo que no coincide con las
más abiertas posturas socialistas. Por otro lado, el socialismo es claramente
anticlerical y un peligro para las posturas nacionalistas vascas. Además, el
PSOE representaba los intereses de muchos obreros que emigran para trabajar en
la siderurgia vizcaína. Esto se traduce en un rechazo a todos los emigrantes
(llamados maketos de forma
despectiva) que eran considerados un auténtico mal para los "vascos de bien".
Todos
estos preceptos políticos se plasman en sus obras políticas y poéticas pero
sobre todo en su libro “Vizcaya por su
independencia” y sus ideas se propagarán rápidamente gracias a la labor de
la prensa en general y a los diversos folletos, panfletos y periódicos fundados
por él mismo. El radicalismo del nacionalismo vasco comenzará a suavizarse con
la entrada del nuevo siglo, debido fundamentalmente a dos causas:
1. La
incorporación al PNV de la sociedad Euskalerria,
vinculada al naviero Ramón de la Sota (lo que significó un acercamiento a la
burguesía vasca)
2. La
elección de Arana como diputado por la provincia de Vizcaya, lo que le obligó a
moderar su lenguaje.
Desde
ese momento, en el nacionalismo conviven dos tendencias ideológicas, una más
pragmática, moderada y autonomista (también llamada estatuaria) y sin
ambiciones de separarse de España; y otra más radical que propugna un
permanente antiespañolismo llevado hasta posiciones independistas.
REPUBLICANISMO
Los
republicanos llegan a esta época de la Restauración en las peores condiciones,
porque arrastran el fracaso de la Primera República y se encuentran divididos
en multitud de grupos. Son años en los que llegan a practicar el retraimiento
electoral, y no tanto para protestar contra el sistema como por impotencia ante
la maquinaria caciquil. En líneas generales, podemos decir que eran pocos, en
relación con otras posturas, y pobres en estructuras organizativas.
A
lo largo de todo el período, poco a poco irán perdiendo posiciones por vivir en
un anquilosamiento ideológico. Será a partir de 1900 cuando se produzca el
ansiado relevo generacional, gracias a la llegada de una nueva oleada de
políticos jóvenes como Lerroux, Blasco Ibáñez o Romero Mendoza. Los aciertos de
esta nueva generación republicana serán fundamentalmente dos:
1. Crear,
como alternativa a los monárquicos, partidos con un importante número de
afiliados, captando obreros y creando las llamadas “Casas del Pueblo”, imitando
a las prácticas socialistas.
2. Apoyar
la movilización permanente de sus seguidores utilizando la propaganda y el
proselitismo político.
Alejandro Lerroux por Agence de presse Meurisse Fuente: Bibliothèque nationale de France |
Estos esfuerzos conducen en 1903 a la fundación de un nuevo partido, la Unión Republicana, que bajo la dirección de Salmerón y Lerroux, agrupó a la mayor parte de las tendencias republicanas españolas. Su éxito dependía en gran parte del mundo urbano que centraba los mayores intereses y objetivos del partido. Su programa electoral se caracteriza por un cierto anticlericalismo (apoyan la creación de cementerios civiles, la eliminación de los crucifijos en las escuelas o la instauración del matrimonio civil como el único válido) y por un sentido regeneracionista.
Se
presentó en España como un intento de afianzar estructuras políticas modernas,
sin embargo, no logrará un éxito total ni terminará derribando la monarquía y finalmente
en su derrotero político acabará dividiéndose en dos tendencias:
1. Moderada: se
plantea la integración en el sistema y terminará formando el Partido
Reformista y que formará el ala izquierda de la monarquía Alfonsina.
2. Radical: en
1906 Lerroux funda el Partido Republicano Radical que busca el
restablecimiento de la República.
SOCIALISMO
El
punto de partida del socialismo español podemos encontrarlo a partir de la
ruptura surgida en el seno de la Asociación Internacional de Trabajadores o
Primera Internacional entre los marxistas (que eran mayoría) y los anarquistas
de Mijaíl Bakunin, que acabó con la escisión de estos en 1872 debido a sus
diferencias ideológicas y programáticas. A consecuencia de este hecho, en los
países más industrializados los movimientos obreros pasan a estar controlados,
mayoritariamente, por agrupaciones marxistas.
El
caso de España es contrario a estos, ya que aquí será la mayoría anarquista la
que expulse a los colectivos socialistas de la mayor parte de las asociaciones
obreras. El sector marxista estará aglutinado en torno a dos asociaciones: la Asociación
General del Arte de Imprimir y la Nueva Federación Madrileña.
Esta
última asociación editará el periódico La
Emancipación que se convertirá en el primer periódico obrero de España. En
1874 la declaración de ilegalidad de las asociaciones obreras va a obligar a
estos grupos a actuar en la clandestinidad. En este contexto, en 1879 Pablo Iglesias en un núcleo formado por 25 personas fundó el Partido Socialista Obrero
Español o PSOE. La ilegalidad del partido terminaría en 1881 cuando el gobierno
de Sagasta permite la acción pública de las asociaciones obreras y consiente
los derechos de reunión y asociación, reprimidos por el gobierno conservador
anterior.
En
1886 el PSOE decide crear El Socialista,
su periódico oficial, publicación que para los socialistas rápidamente se
convierte en imprescindible por dos razones: se convierte en el defensor de la
ideología y en el único vehículo de unión entre todos los asociados. En 1888 se
produce la fundación del sindicato de la UGT (Unión General de Trabajadores).
Este hecho se correspondía con la doctrina de la socialdemocracia europea del
momento: la lucha obrera en el campo político-institucional, gracias a la labor
del partido, y en el campo socio-económico, gracias al sindicato. Pablo
Iglesias se configurará como el líder en ambas esferas hasta su muerte en 1925.
A pesar de estos avances, el crecimiento del partido durante el siglo XIX es muy lento debido a sus problemas para captar afiliados y a ser víctima de los manejos caciquiles y del falseamiento sistemático de las elecciones. El escaso éxito de los candidatos socialistas en las elecciones a pesar del aumento de los votos muestra una debilidad que ha dado lugar a varias interpretaciones:
Pablo Iglesias Posse Fuente: Wikimedia Commons |
A pesar de estos avances, el crecimiento del partido durante el siglo XIX es muy lento debido a sus problemas para captar afiliados y a ser víctima de los manejos caciquiles y del falseamiento sistemático de las elecciones. El escaso éxito de los candidatos socialistas en las elecciones a pesar del aumento de los votos muestra una debilidad que ha dado lugar a varias interpretaciones:
1. El
factor humano: quienes se acogen a esta interpretación
suelen basarse en el hecho de que los trabajadores españoles estaban más
vinculados al anarquismo en un primer momento, especialmente tras la llegada de
Giuseppe Fanelli.
2. La
idiosincrasia española: los que apoyan esta idea son de la
opinión de que la clave estaba en que el anarquismo era la idea que mejor
casaba con los españoles.
3. La
tendencia economicista: estos autores opinan que la clave
estaba en el poco desarrollo industrial del país.
Por
otro lado, José Mesa recoge una tradición socialista mecanicista basado en la
concepción del momento de que todos los demás partidos eran considerados
burgueses y, por tanto, no se pactaba con ellos. Esta situación les llevó a un
aislamiento político. De hecho, sólo cuando se rompe este sistema y se alían
con los republicanos en 1909, conseguirán diputados en las Cortes y Pablo
Iglesias se convertirá en el primer diputado socialista.
Si bien inicialmente el PSOE se muestra muy
preocupado por el trabajador industrial y débil con relación al trabajador
rural, aunque, tuviera un papel importante tanto en el auge como en la crisis
de las primeras organizaciones agrarias, a partir de 1910 empiezan a
afiliarse campesinos a la UGT y, en menor medida, al partido. Esto lleva a
plantear la necesidad de un programa agrario. Según Paloma Biglino, el problema era redactar el programa
agrario manteniendo los presupuestos ideológicos básicos del Partido Socialista
(como la lucha de clases o la colectivización) y, al mismo tiempo, adoptar
medidas que podían estar en clara contradicción con los mismos (como la
protección a trabajadores agrícolas no asalariados). Por ello, en el
seno del partido se ponen sobre la mesa tres planteamientos:
1. Los
que abogan por la necesidad de un programa agrario específico (distinto para el
resto de los trabajadores).
2. Los
que defienden la creación de un programa agrario extenso (que también incluiría
a los pequeños propietarios).
3. Los
que exigen un programa agrario concreto (sólo para aquellos trabajadores
agrarios no propietarios). Esta opción es la que se impone pero en un texto con
características algo ambiguas.
Esquema sobre los partidos fuera del sistema de turnos y sus bases sociales |
Como el resto de partidos obreros, el PSOE se vio
seriamente afectado por la llamada crisis de las Internacionales. El triunfo de
la Revolución Rusa de 1917 y
la creación de la Internacional Comunista (separada de la
unitaria Internacional Socialista) provocó la ruptura del
partido entre los partidarios de adherirse al Komintern (que finalmente se agruparían en el Partido Comunista de España, en 1921) y los
sectores más moderados, mayoritarios, que permanecieron en la Segunda Internacional.
Esquema sobre el período y la oposición al sistema |
La crisis de la Restauración (1902-1923),
subido por maraldi40 a https://www.youtube.com